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Titania tiene sueños estelares

La compañía emergente pisa el acelerador para estar entre las líderes europeas en ensayos aeroespaciales

Jesús A. Cañas
Operarias de Titania realizan el apilamiento de material compuesto.
Operarias de Titania realizan el apilamiento de material compuesto. Paco Puentes

De recoger sus primeros encargos en una caja a tener una cartera internacional de 100 clientes que les hacen facturar 2,7 millones de euros. De ser unos noveles alumnos de la Universidad de Cádiz a empresarios de una de una de las pymes más tecnológicas y prometedoras de la Bahía de Cádiz. Hace poco más de una década que Titania inició su andadura como empresa especializada en ensayos de materiales y procesos aeronáuticos. Fernando Serrano, el responsable de Desarrollo de Negocio de la compañía, narra ese ascenso duro que todo emprendedor debe afrontar: “Hemos llegado hasta aquí siendo 47 trabajadores, con una media de 33 años. En el futuro, seremos cada vez más importantes”.

El paso del tiempo ha ido confirmando sus expectativas. Titania surgió en 2006 como una spin off universitaria, después de que la multinacional Airbus depositara su confianza en la institución académica para realizar ensayos de materiales aeroespaciales. Durante estos años, la empresa, con sede en El Puerto de Santa María, no ha dejado de crecer de forma “sostenida y constante”, como reconoce el responsable. En 2015 ganó un 30% más, alcanzó una facturación de 2,4 millones de euros y se ganó un hueco en el panorama europeo de ensayos destructivos (realizados para conocer las propiedades de los elementos), donde cuenta con más del 35% de la cuota del mercado español. Un año después, las cuentas crecieron otro 6%, con un 12% de ingresos procedentes de clientes internacionales. Para finales de 2017, en Titania prevén que superarán con creces ese porcentaje.

Con este avance, Titania ya empieza a sonar como una empresa relevante en su mercado. “Con la diferencia de que nosotros somos una pyme, mientras que el resto son multinacionales”, explica Serrano. Los encargos de Airbus (que hoy siguen representando el 20% de la facturación) ayudaron a que pasasen de ensayos en unos materiales específicos a ir “caracterizando la totalidad de los materiales que soportan la estructura de un avión”. Metales, materiales compuestos, elementos de unión, sellantes o pinturas forman parte de las comprobaciones habituales que realiza la compañía. Y esta versatilidad llega también a los tipos de ensayos: mecánica, microscopia, corrosión y climáticos, tecnologías de superficie y unión, físico-químico, análisis térmico y no destructivos. “Esta diversidad es poco común en empresas del sector”, añade el responsable de Desarrollo de Negocio.

Poco a poco, la compañía fue consiguiendo las certificaciones y aprobaciones de las principales constructoras aeronáuticas del mundo. “La barrera de entrada a estas aprobaciones es muy exigente”, reconoce Serrano. Airbus, por ejemplo, maneja un listado de ensayos aprobados en cada uno de los centros que los realiza en cada país. “En esa lista, Titania aparece entre las 10 empresas con más aprobaciones del mundo”, explica Serrano. Pero en la empresa gaditana querían más, como añade su directivo: “Hace cinco años, además implantamos los ensayos de los procesos industriales a escala laboratorio dentro de la estructura de la empresa”.

Un gran salto

El salto hizo que Titania fuese capaz de analizar la calidad y la optimización de los procesos industriales de las empresas para las que trabaja. Dio respuesta así a la necesidad de compañías como Airbus, con trabajo asegurado para los próximos 10 años, que necesitan mejorar la madurez y rapidez de su producción. Hoy la empresa gaditana divide el trabajo de sus laboratorios entre ensayos de materiales, de validación de procesos de clientes (es el caso de la aplicación de pinturas y sellantes o la producción de piezas) y la certificación de primeras piezas que fabrican estos clientes.

Para ello, la compañía cuenta con una planta piloto de tratamientos superficiales que permite desarrollar proyectos a escala preindustrial con procesos químicos y electroquímicos. Igualmente, a finales de 2016 inauguró un centro de I+D de fabricación de composites para los diferentes proyectos de investigación. Esta apuesta por la innovación coincide con el interés de las compañías aeroespaciales, que se encuentran en pleno desarrollo de nuevos materiales. Es el caso de la transición del metal a materiales compuestos (plásticos reforzados con fibra) para construir sus aviones o el uso de tecnologías menos contaminantes. De hecho, Titania y la UCA participan en el proyecto europeo Sealant, de la plataforma Clean Sky 2, que trata de sustituir el cromo (dañino para la salud y que origina daños medioambientales) por nuevos tratamientos superficiales sostenibles.

Con todas estas líneas de trabajo, sus 47 empleados realizan 10.000 informes con 70.000 muestras. Tal volumen de información llevó a Titania a convertirse en una empresa 4.0 libre de papel hace ya tres años. El sistema de diseño y desarrollo propio les permite trabajar en red de forma coordinada y ágil. Con él se automatizan los cálculos y la emisión de informes a partir de los datos volcados. “Además, podemos visualizar toda la actividad de la empresa y analizar cómo se desarrolla el cumplimiento de los tiempos de entrega”, añade Serrano.

El personal es la pieza clave para estos emprendedores. Dirigidos por los químicos Javier Botana y Miguel Ángel Rodríguez, fundadores de la empresa, el 50% de la plantilla cuenta con estudios superiores, la mayoría de ingeniería. La mayor parte de ellos ronda la treintena y nadie rebasa los 50 años. “Somos una empresa joven, muy dinámica y en crecimiento”, confiesa Serrano. La firma recibió el premio Great Place to Work en 2014, cuando fue nombrada una de las 20 mejores pymes españolas para trabajar. Entre la formación, la juventud y el buen clima, en Titania saben que deben cuidar al personal como el capital más valioso para su futuro. Si lo consiguen, Serrano vaticina lo que ocurrirá: “En los próximos 10 años este personal tendrá un conocimiento muy potente. Seremos una referencia internacional”.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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