Moody's rebaja la calificación crediticia de China por su abultada deuda
La agencia considera que la fortaleza financiera del gigante asiático "se erosionará" en los próximos años
La agencia de calificación crediticia Moody's decidió este miércoles rebajar un peldaño la calificación de la deuda a largo plazo de China. Lo hizo, según un comunicado, ante las expectativas de que la fortaleza financiera del país se deteriore en los próximos años debido a la peligrosa combinación de una deuda cada vez más abultada y una tasa de crecimiento a la baja. A pesar del recorte, la nota del país sigue en la categoría de grado de inversión, donde se sitúan los emisores de duda más solventes.
La advertencia de Moody's es la enésima que recibe China por el enorme crecimiento de la deuda durante los últimos años. Según datos del Banco de Pagos Internacionales de septiembre de 2016 -los últimos disponibles-, la deuda total del gigante asiático suponía un 255% de su Producto Interior Bruto (PIB). Si bien tanto la pública -la que está en manos del Gobierno- y la de los hogares están en niveles aun bajos en comparación con otras grandes economías (46,1% y 43,2% del PIB, respectivamente), la deuda corporativa se situó en un preocupante 166,2% del PIB.
"Moody's espera que el apalancamiento de toda la economía aumentará aún más en los próximos años (...) La importancia que las autoridades atribuyen al mantenimiento de un crecimiento robusto dará lugar a políticas de estímulo sostenido dados los impedimentos estructurales para lograr las metas de crecimiento actuales. Tales estímulos contribuirán al aumento de la deuda", dice la agencia. Es la primera vez que Moody's rebaja la nota de la deuda soberana china desde 1989, a raíz de la inestabilidad provocada por la masacre de la plaza de Tiananmen.
China, segunda economía mundial y primera potencia comercial, lleva varios años experimentando una ralentización progresiva de su crecimiento económico. Un año después de que el presidente Xi Jinping llegara al poder, las autoridades prometieron reformas estructurales promercado que deberían dar un nuevo impulso a la economía, pero pocas se han llevado a cabo. Entretanto, el último plan quinquenal aprobado establece un crecimiento anual mínimo del 6,5% hasta 2020 que se antoja irrenunciable. Si la economía no lo logra por sí sola, Pekín ayuda con estímulos y su enorme capacidad de intervención a través de las empresas estatales.
De ahí que China haya vivido en una suerte de primavera durante el último año y medio. Pero los efectos del estímulo tienen un límite. "Se espera que el potencial de crecimiento de China disminuya a cerca del 5% en los próximos cinco años", dice Moody's, por la caída de la inversión sobre el total del gasto, la disminución progresiva de la población en edad de trabajar y la continua bajada de la productividad.
Si bien Moody's considera que el compromiso de las autoridades en hacer reformas es "claro", también creen que éstas "no tendrán el impacto suficiente para contener la erosión del crédito asociado a la combinación del aumento del endeudamiento en toda la economía y un crecimiento más lento".
A pesar del recorte, la perspectiva de la deuda china a largo plazo pasa de negativa a estable. Según la agencia, el gigante asiático sigue contando con "ventajas importantes" que favorecen la estabilidad. Entre ellas destaca una economía grande y de rápido crecimiento, el dominio gubernamental sobre el sistema financiero, el control de los flujos de capital transfronterizos, la elevada tasa de ahorro entre los ciudadanos (de cerca del 40%) o los más de 3 billones de dólares en reservas de divisas.
La rebaja de la calificación crediticia de China por parte de Moody's, la primera en varios años tras continuas subidas, no tendrá un gran impacto en el interés que paga el país por su deuda porque la gran mayoría de préstamos y bonos están en manos de actores parcialmente o directamente conectados con el Estado chino. Solamente una ínfima parte pertenece a inversores extranjeros. La noticia, sin embargo, ha provocado que la moneda china, el yuan, cediera un 0,35% de su valor frente al dólar estadounidense.
Los principales mercados del país respondieron al anuncio con bajadas moderadas: Shanghái cedía un 0,7% y Shenzhen un 0,2%. Aunque lo que digan las agencias crediticias extranjeras no es algo que precisamente preocupe a los inversores. China ha criticado varias veces a las tres principales agencias estadounidenses (Moody's, Fitch y Standard & Poor's) por su hegemonía a la hora de decidir qué gobiernos y empresas son dignos de crédito. De hecho, el gigante asiático cuenta con su propia agencia de calificación, Dagong, que otorga a la deuda China prácticamente la máxima nota: AA+. Estados Unidos, en cambio, tiene que conformarse con un A-.
El Gobierno chino ha rechazado la valoración de Moody's. En un comunicado, el Ministerio de Finanzas asegura que la agencia usa "una metodología inapropiada que sobreestima las dificultades a las que se enfrenta la economía china y subestima los esfuerzos del país de profundizar las reformas estructurales".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.