Salidas socialdemócratas a la crisis
Ahora los socialistas han de acentuar los perfiles propios de su política económica
¿Cuál ha sido la salida socialdemócrata a la Gran Recesión, de cuyo origen se va a cumplir próximamente una década? La dificultad para dar una respuesta nítida a esta cuestión forma parte de la crisis de la ideología socialista en general, y de la del PSOE en particular. Muchos analistas dicen que las políticas económicas de los conservadores y de los socialdemócratas semejan a Tweedledum y a Tweedledee, los gemelos de la Alicia de Lewis Carroll, que eran iguales en su apariencia externa aunque no tanto en su comportamiento.
Buen tema para abordar en la ponencia política del próximo Congreso del PSOE, despejada la incógnita de quién lo liderará. Como también el análisis de si es correcto que el origen de la crisis de representación política que ha hecho que los socialistas españoles pierdan tanta presencia electoral (sobre todo entre los años 2008 y 2011, los más duros de la crisis económica —del 43,8% al 28,8% de sus votantes—, sin Pedro Sánchez en la secretaría general y sin Podemos en el cartel) estaría en el abandono de señas de identidad típicamente socialdemócratas relacionadas con la fiscalidad, el gasto social (por debajo de la media europea), el escaso papel de la inversión pública como estímulo a la demanda, la complicidad a la privatización de buena parte del sector público empresarial, sus coqueteos con el poder empresarial en detrimento de los sindicatos, su renuencia a luchar contra la extraordinaria desigualdad de oportunidades, o el escaso ímpetu en la transición energética y la lucha contra el cambio climático, etcétera.
Todo ello debe ser aclarado si la función del nuevo equipo dirigente del PSOE, como prometieron los tres candidatos durante la campaña, consiste en buena parte en recuperar a los “socialistas mutantes” (en concepto del profesor de Sociología Pau Mari-Klose en Agenda Pública) para que estos inicien el viaje de vuelta a su antigua formación preferida. Una gran parte de los “socialistas mutantes” son los jóvenes. En plena crisis política del PSOE apareció en el Huffington Post una carta firmada por Yaiza Yasta que se titulaba A esa generación que llevó chaquetas de pana y que decía: “Como quien se rebela contra un padre o una madre que envejece, hace algunos años que parte de mi generación reaccionó ante ciertas políticas y contra la ciega lealtad a unas siglas que ya nos parecían un chiste. No obstante crecimos con los valores que ellos (nuestros padres) nos grabaron a fuego: igualdad, justicia, libertad, lucha social… Pero los tiempos cambian y los partidos políticos quedan obsoletos, se transforman, desaparecen o surgen otros nuevos. Y a pesar de que llevamos tiempo discutiendo sobre política con los que llevaron las chaquetas de pana y corrieron delante de los grises, no puedo evitar que me salpique parte de la nostalgia y la tristeza que muchos de nuestros viejos sienten estos días. Sin embargo, lo relevante no son los partidos, lo realmente importante es el legado que esos padres y esas madres socialistas nos dejaron: sus valores”.
Este es el reto del PSOE.
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