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“La industria farmacéutica no sufrirá tanto los efectos del ‘Brexit’”

El máximo directivo del grupo suizo habla de las mejores perspectivas para su empresa en los próximos años

Thiago Ferrer Morini

La farmacéutica suiza Roche, la tercera del mundo y la segunda de Europa en capitalización bursátil, lleva un 2017 cargado de buenas noticias. Esta misma semana, según la agendia Reuters, un estudio de su fármaco alectinib logró mejores resultados en el tratamiento del cáncer de pulmón que el crizotinib de su rival Pfizer. Y las autoridades estadounidenses han aprobado recientemente la utilización de su pertuzumab en fases más tempranas del cáncer de mama. Así, la empresa parece consolidar una nueva generación de medicamentos contra el cáncer que garantice su posición en el mercado de productos quimioterapéuticos, que aportan cuatro de los cinco fármacos más vendidos de la firma y son una parte importante de su facturación, que en 2016 ascendió a 46.402 millones de euros.

Severin Schwan, consejero delegado de Roche.
Severin Schwan, consejero delegado de Roche. Álvaro García

Continuar con este proceso es el principal objetivo de la firma, como explica el consejero delegado de la farmacéutica desde hace casi una década, el austriaco Severin Schwan (Hall in Tirol, 1967). "Nuestra estrategia no ha cambiado: para nosotros se trata de la innovación. De hacer ciencia para transformar aportaciones médicas en nuevos medicamentos", afirma. Pero para no perder comba en el sector, es fundamental complementar la propia investigación —en la que la empresa invirtió en 2016 9.900 millones de francos suizos (9.082 millones de euros)— con la compra de proyectos que añadan valor a su cartera de productos en desarrollo; no solo en el sector de medicamentos, sino también en el de diagnósticos clínicos, uno de los pilares del negocio. "Lo que buscamos son adquisiciones audaces en áreas que complementen lo que ya estamos haciendo como empresa", explica. "Que sumen a nuestra línea de negocio y las tecnologías que tenemos".

¿Implica eso alguna compra en España o en América Latina? El consejero delegado prefiere no arriesgar: "La innovación puede ocurrir en cualquier parte, si hubiese una oportunidad importante, nos interesa, sea donde sea", explica. "Tenemos gente vigilando oportunidades alrededor del mundo", no sin antes elogiar la ciencia farmacéutica española: "Lo realmente especial de España es su cantidad de colaboraciones en I+D de sus universidades y sus hospitales. Ustedes tienen una cantidad de estudios superior al promedio europeo". Eso sí, descarta querer ser parte de una megafusión como la que intentaron sus rivales Pfizer y Allergan en 2015, para abandonar la idea un año después tras un cambio en las reglas fiscales estadounidenses. "Nosotros no vamos detrás de algo así", sentencia. "Esta clase de operaciones te distraen del foco, que tiene que ser la ciencia y la innovación".

Por mucho que la ciencia sea, nominalmente, el foco del sector, este no puede dejar de tener un ojo puesto en la situación política. La salida de Reino Unido de la Unión Europea golpea en la línea de flotación al mercado, pero para Schwan las empresas del sector están preparadas; incluida la suya, con unas importantes instalaciones de investigación en Welwyn Garden City, en Hertfordshire. "Nosotros seguiremos trabajando en Reino Unido", confirma. "Y creo que para las empresas del sector farmacéutico el efecto no será tan grande".

El problema, sigue diciendo Schwan, más que sectorial es económico. "A quien más afecta es a Reino Unido como país", considera. "La Agencia Europea del Medicamento ahora tiene sede en Londres y se ha de mudar. Eso significa que Reino Unido tiene que establecer su propia autoridad regulatoria para la aprobación de nuevas medicinas. Es muy importante que sea una buena autoridad, porque eso es fundamental para la calidad de la I+D en el país". El consejero delegado de Roche, por otro lado, limita las graves consecuencias de la salida de Reino Unido a la propia industria británica. "No creo que el efecto en el resto de la UE sea muy grande. Reino Unido es un contribuyente muy activo al proceso regulatorio, pero el resto de países de la Unión podrán absorber ese esfuerzo sin problemas".

Otro foco de preocupación para la industria está en Estados Unidos, donde se ha convertido en objetivo de los temidos tuits mañaneros del presidente Donald Trump, que en enero acusó al sector de "llevárselo crudo" con el precio de las medicinas —provocando el desplome de las acciones—. Por otro lado, el fiasco de la contrarreforma sanitaria del Partido Republicano ha cargado de incertidumbre al mercado. Para Schwan, la clave está en seguir trabajando. "Aún no está claro cómo se va a desarrollar el sistema sanitario en EE UU", considera. "Pero sí hay una cosa de la que estoy absolutamente seguro: si desarrollamos medicamentos que mejoren realmente la calidad de vida de los ciudadanos, que tengan una vida mejor y más larga, va a haber recompensas para nosotros porque los pacientes, las aseguradoras y los Gobiernos los van a querer".

Acceso para todos

Las crisis del ébola en África en 2013-2014 y del zika en América Latina en 2016 han vuelto a poner en evidencia las deficiencias en el funcionamiento del sector farmacéutico. Organizaciones como Médicos Sin Fronteras han denunciado en repetidas ocasiones las dificultades de los más pobres de acceder a los medicamentos y de que estos estén diseñados para sus necesidades. Schwan niega la insistencia que hacen desde las ONG en reducir el precio de los medicamentos. "Sin duda el precio es importante, pero muy a menudo no se trata del coste de las medicinas, sino de la infraestructura básica", explica. "En muchos países del mundo no hay oncólogos. Eso significa que tenemos que trabajar conjuntamente con médicos, con Gobiernos y con los propios pacientes". El objetivo es que todos puedan utilizar los fármacos, lo cual, considera, está en el propio interés del negocio. "También es nuestra ambición", enfatiza.

Los estudios del pertuzumab y el alectinib han dado mejores esperanzas a la empresa para superar el patent cliff (la pérdida de ingresos que supone la caducidad de ciertas patentes), pero no son las únicas, recuerda Schwan. "Estamos pendientes de los resultados de las investigaciones sobre el atezolizumab, que es un producto de inmunoterapia para el cáncer; sobre el lampalizumab, para ciertas variantes de la degeneración macular de los ojos; y para el final del año esperamos resultados en la investigación del emicizumab, para la hemofilia tipo A". Pero no solo de medicamentos vive el futuro: "Está llegando la transformación digital, a la que el sector llega tarde", afirma Schwan. "Muchos médicos aún siguen utilizando la ficha de papel. Estoy convencido de que, un día, todos esos datos serán acumulados digitalmente, y podremos usarlos".

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Sobre la firma

Thiago Ferrer Morini
(São Paulo, 1981) Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad Complutense de Madrid. En EL PAÍS desde 2012.

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