China impone vetos a la compra de casas para tratar de frenar la especulación
Una veintena de ciudades endurecen los requisitos para adquirir vivienda ante la desorbitada subida de precios
Según la tradición china, comprar una casa es algo vital antes de contraer matrimonio para garantizar la estabilidad de la futura familia. Pero en los últimos años, lejos de ejercer solamente esta función, la vivienda se ha convertido en la mayor fuente de especulación en el país. Ante un crecimiento exagerado de los precios en las principales ciudades, las autoridades han decidido tomar medidas para enfriar un mercado inmobiliario que, a pesar de estar experimentando una enorme burbuja, parece que nunca toca techo.
En los últimos dos años, el precio de la vivienda nueva en China se ha incrementado de media un 22%, según datos hasta noviembre del portal inmobiliario Soufun. Por ciudades, en Pekín aumentó un 27% hasta los 5.600 euros por metro cuadrado de media; en Shanghái un 42% hasta los 6.200 euros por metro cuadrado; y en Shenzhen, urbe colindante con Hong Kong, un 78% hasta los 7.400 euros por metro cuadrado. En el centro de estas ciudades los precios son aún más elevados. El sueldo medio en Pekín, por ejemplo, es de unos 1.100 euros al mes.
La plataforma Soufun dejó de calcular su índice a partir de diciembre, coincidiendo con un nuevo acelerón de los precios junto a las quejas de miles de usuarios en redes sociales. Las malas lenguas aseguran que las autoridades así lo ordenaron.
El aumento de la demanda en estas ciudades de primer nivel (el boom también ha afectado sin embargo a otras como Nanjing, Hefei, Xiamen o Hangzhou) se debe en parte a la política monetaria expansiva practicada por el Banco Central chino para estimular el crecimiento de la economía, que ha inundado el mercado de liquidez. Con los tipos de interés en mínimos históricos, un crecimiento del crédito que dobla el de la economía y la rebaja de impuestos a la compraventa de viviendas, los que pueden se han lanzado a comprar casas.
Desde hace unos meses, sin embargo, las autoridades han empezado a enviar señales de querer frenar esta tendencia: "el aumento del precio de la vivienda en las ciudades de primer y segundo nivel ha tenido un impacto negativo en la economía real. Hay que luchar contra las compras especulativas de viviendas y evitar que el crédito fluya excesivamente hacia el sector inmobiliario", dijo este fin de semana He Lifeng, presidente de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, el organismo de planificación económica del Gobierno.
Las ciudades afectadas han empezado a tomar medidas para estabilizar los precios. Shanghái y Shenzhen fueron las primeras de las grandes en actuar, el año pasado, aumentando el porcentaje del que hay que pagar de entrada. La capital china puso en marcha el pasado viernes algunas de las medidas más duras en todo el país: cualquiera que tenga una casa bajo su nombre o se le haya concedido una hipoteca en el pasado (aunque ya esté totalmente amortizada), deberá abonar entre un 60% y un 80% del valor del inmueble como entrada. Tampoco se permitirán las hipotecas con una duración superior a los 25 años.
Decenas de ciudades más han imitado a Pekín y durante este fin de semana han anunciado sus propias regulaciones para controlar los precios: desde incrementar el número de años de residencia mínimos para hacerse con una vivienda hasta directamente prohibir que los inversores de otras partes del país puedan comprar más de una casa. Algunas hasta lo impiden a los divorciados, a sabiendas que muchas parejas chinas deciden pedir la nulidad del matrimonio (solamente sobre el papel) para saltarse las reglas y comprar una segunda vivienda.
"Creo que se trata de las medidas más duras que he visto", asegura Liu Lu, profesor de la Universidad de Economía y Finanzas del Suroeste de China, situada en Chengdu. "Pero estas políticas no tocan el fundamento, que son los tipos de interés. Hasta que no se suban, este frenesí no parará". En 2015, China rebajó el precio del dinero hasta en seis ocasiones y desde entonces se ha mantenido invariable.
Además, mientras las grandes ciudades experimentan subidas meteóricas, otras más pequeñas siguen con una enorme cantidad de pisos que cuesta vender. "El mercado está muy polarizado: mientras unas (ciudades) lo ponen casi imposible, otras hasta dan subsidios para fomentarlo. Esta estratificación es un problema grave. Si no hay medidas más contundentes, los precios seguirán subiendo", explica Liu. Dice un proverbio chino que hay que construir el nido antes de atraer al ave fénix, es decir, tener un hogar preparado si uno quiere encontrar a su media naranja. Pero tal como están las cosas, quizás haya que atraer al fénix de otra manera.
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