La naviera surcoreana Hanjin, que tuvo en vilo a los puertos españoles, cae en la bancarrota
Un tribunal del país dicta la liquidación de la empresa, en problemas desde que se declaró en suspensión de pagos el año pasado
La justicia surcoreana terminó este viernes con la naviera surcoreana Hanjin, uno de los emblemas del desarrollo del potente sector exportador del país durante cuarenta años pero víctima, en sus últimos, de una mala gestión que supuso el mayor toque de atención de la historia reciente al sector del comercio marítimo mundial. Los jueces han ordenado la liquidación de la que fue la primera naviera del país asiático y la séptima del mundo después de determinar que es más probable que los acreedores recuperen su dinero con su disolución que con una profunda reestructuración.
Hanjin estaba bajo tutela judicial desde septiembre del año pasado, cuando la compañía se declaró en suspensión de pagos. Acorralada por una deuda enorme que se contrajo para financiar un plan de expansión demasiado ambicioso, cuatro años consecutivos de cuantiosas pérdidas y unas perspectivas sombrías, la naviera vio como su principal acreedor (el Banco de Desarrollo de Corea del Sur, de titularidad pública) la cerraba el grifo de la financiación.
De un día para otro la compañía se quedó sin fondos para hacer frente a sus gastos corrientes, lo que dejó la imagen de decenas de barcos fondeados en aguas internacionales por todo el mundo. Varios de esos barcos tenían que cargar y descargar en España y estuvieron parados cerca de Barcelona y Valencia. Mercancías por valor de unos 13.000 millones de euros se quedaron en los buques durante semanas, lo que provocó un desbarajuste en la cadena global de suministros. Con su desaparición, Hanjin certifica la mayor quiebra de la historia del sector.
"Haremos todos los esfuerzos posibles para que las deudas sean pagadas a través de procedimientos justos de liquidación", dijo el juez, que ha nombrado un administrador para gestionar la bancarrota. La deuda de la naviera alcanzaba los 5.000 millones de euros cuando se acogió a la suspensión de pagos.
En un principio cabía la posibilidad de que un inversor decidiera rescatar a la naviera, pero rápidamente se vio que nadie apostaba por una compañía tan endeudada y en un sector con un enorme exceso de capacidad. Pese a ser su primera naviera, tampoco el gobierno surcoreano parecía interesado en darle una enésima oportunidad porque, por un lado, había otras empresas del sector con relativamente mejor salud financiera que podían hacerse con sus activos y, por otro, el número de trabajadores que perderían su trabajo eran poco más de un millar, muchos de ellos extranjeros.
En el último medio año, Hanjin ya se ha desprendido de algunos de sus activos más rentables. La también naviera MSC se hizo a principios de mes con TTI, una operadora de terminales de contenedores en varios puertos de la costa este de Estados Unidos. La empresa suiza pagó 73 millones de euros por el negocio y perdonó 54 millones más que Hanjin debía a TTI. Otra naviera del país asiático, Korea Line Corp, le compró a finales del año pasado por 30 millones su ruta entre Asia y Estados Unidos. También se anunció la venta de sus activos en Europa, entre ellos los que posee en los puertos españoles de Valencia y Algeciras. Y el nuevo administrador pondrá a la venta una docena de sus buques para tratar de conseguir más liquidez y pagar así a los acreedores.
Según los analistas, la desaparición de Hanjin beneficiará al resto de grandes compañías del sector, en dificultades por el exceso de capacidad y la caída de los precios del transporte marítimo en los últimos años. Algunas navieras como Maersk y Orient Overseas Container Line han visto un repunte en los volúmenes de transporte en los últimos meses, en parte provocado por el vacío que ha dejado Hanjin.
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