Convertir tu casa en un búnker energético
El proyecto europeo GrowSmarter rehabilita las viviendas para hacerlas más eficientes y contribuir a construir ciudades más sostenibles y reducir la huella medioambiental
En los lugares con humedad, el cemento o el hormigón están expuestos a un deterioro progresivo a causa de un fenómeno natural, la carbonatación. El material se hincha, se debilita, se rompe y se desprende. Entonces, las varillas del encofrado se quedan al aire, se oxidan... Y toca rehabilitar. Ese es el momento que un edificio antiguo debe aprovechar para convertirse, ahora ya por ley, en un inmueble eficiente, nuevas placas en las fachadas que aumentan hasta en 5 ºC la temperatura de bienestar de las viviendas.
Es lo que está ocurriendo en el barrio de Canyelles, en Barcelona, donde desde hace casi dos años varios edificios han entrado en un programa de rehabilitación de fachadas del que iban a hacerse cargo la Generalitat (en un 60%), el Patronato Municipal de la Vivienda de Barcelona (en un 25%) y los propietarios (en un 15%), y que se iba a aprovechar para mejorar el aislamiento térmico. Fue entonces cuando llegó GrowSmarter, un proyecto con financiación europea —dentro del programa de innovación e investigación Horizonte 2020— y 38 partners de todo el continente, entre ellos Gas Natural Fenosa que, en Barcelona y junto al Ayuntamiento, lo ha puesto en marcha para crear ciudades más inteligentes y sostenibles que respondan a las necesidades de los ciudadanos y reduzcan la huella medioambiental.
Barcelona es, junto a Estocolmo y Colonia, una de las tres “ciudades faro”, como las ha denominado la iniciativa. En ellas se desarrollarán las 12 soluciones que proponen desde GrowSmarter durante los próximos cinco años. Impulsan las tecnologías dirigidas a facilitar barrios eficientes con rehabilitación energética de los edificios y la integración de renovables y de almacenamiento energético.
Barrios de bajo consumo energético
El desarrollo de estos barrios es la primera de las tres áreas de acción en las que se enfoca el proyecto GrowSmarter, que lo define así:
“El principal desafío de Distritos sostenibles y medio ambiente construido es reducir el uso de energía, el impacto ambiental y la huella de carbono. En la actualidad, los edificios ya construidos desempeñan un papel importante en el consumo de energía (el 40% de la demanda final de energía de la UE). Esto aumenta la necesidad de soluciones asequibles y sostenibles para una adaptación a gran escala. El punto de partida de las actuaciones es el edificio en sí mismo enfocado a la combinación inteligente y las soluciones de ajuste tanto para los edificios que ya existen, como para los nuevos”.
César Gutiérrez es el presidente de la comunidad de vecinos de uno de los edificios de la barcelonesa calle de Miguel Hernández y será uno de los que se beneficien del ahorro de hasta el 60% que conllevarán las mejoras. “En nuestro edificio estábamos dispuestos a participar y a hacer los cambios”, apunta Gutiérrez al otro lado del teléfono antes de pasar a explicar esas modificaciones y las pruebas previas que hicieron para ver cuánto y por dónde se colaba el aire en la vivienda. “Cambiaron las ventanas, y colocaron otras con rotura de puente térmico (un sistema para evitar que la cara interior y exterior de la doble ventana tengan contacto introduciendo un mal conductor), esto absorbe la humedad y el frío y hace que se convierta en un espacio más calórico en invierno y más fresco en verano”. Algo a lo que ayudan también las persianas orientables.
“Nos ha quedado bastante hermético”, asegura Gutiérrez. Tanto, que hay ocasiones en las que le parece que en su piso se ha hecho un “vacío”. “Y tengo que abrir ventanas al mínimo calor, por ejemplo con los vapores de la secadora, porque se crea condensación en las ventanas”. Por 828 euros, que es lo que ha tenido que aportar al proyecto, el piso de Gutiérrez se ha convertido en una especie de búnker térmico que controla directamente a través de su móvil o de su tableta.
La aplicación, de Gas Natural Fenosa, se conecta a un dispositivo en el panel central de la instalación que va registrando el consumo, las horas, el gasto y los kilos de CO2 que se emiten a la atmósfera. “Además, tenemos un termostato que va enlazado a otro aparato que puedes conectar a cualquier punto de la casa (una lámpara, un enchufe, un microondas) para medir el consumo, y la aplicación va creando una gráfica para que veas la evolución. La otra noche, por ejemplo, la calefacción solo arrancó durante 2 horas y 52 minutos a 18 grados”.
Una capacidad de supervisión que también crea conciencia en el usuario, otro de los objetivos del programa: “Proporcionar información sobre el consumo de energía en tiempo real y los niveles de residuos a los inquilinos es una herramienta clave para ayudarles a ver y reducir su propia huella ambiental", explica la filosofía del programa GrowSmarter.
Pasos hacia el futuro
Las iniciativas como GrowSmarter ayudan a frenar las consecuencias de un consumo irresponsable, como la subida de la temperatura media global (se prevé que el año acabe con una media de 1,2ºC por encima de los valores preindustriales), la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera (que en 2015 alcanzó un promedio de 400 partes por millón por primera vez en la historia), un impacto económico en cuanto a pérdidas equivalentes a 520.000 millones de dólares en consumo anual por las catástrofes naturales y el arrastre hacia la pobreza de unos 26 millones de personas al año.
Una situación insostenible a la que contribuyen sobre todo China, con el 29% de las emisiones mundiales, y Estados Unidos, con el 15%. En Europa, sus 28 miembros son responsables del 10% de ese total y, aunque desde hace casi tres décadas ha sido la zona que ha hecho más esfuerzos por reducirlas, el pasado año volvieron a aumentar un 1,4% por un crecimiento en el uso del carbón de las grandes potencias del continente: Alemania (un 0,7%), Italia (5,4%) y Francia (1,4%).
Tras el acuerdo de París, y a finales de 2016, el de Marrakech, parecen algo más viables las medidas que llevan dando vueltas en pasillos y escritorios varias décadas y se han fijado objetivos y calendario. Este pacto contra el cambio climático, que será lo más parecido a una ley mundial en este ámbito, tiene el compromiso de todos los países de tener un reglamento listo para 2018. Pero los esfuerzos colectivos no terminarán de servir sin los individuales, y son también los ciudadanos quienes deben empezar un proceso de reajuste en las rutinas diarias.
Lo que pasa en España
Antonio López-Nava, gerente de la Asociación de Empresas de Eficiencia Energética, apunta a una leve mejoría en su ámbito después del Real Decreto 56/2016 por el que se traspone la directiva europea relativa a la eficiencia energética. "Un aspecto esencial de la estrategia europea para un crecimiento sostenible en el horizonte 2020, y una de las formas más rentables para reforzar la seguridad del abastecimiento energético y para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y de otras sustancias contaminantes", reza la norma que afecta a las auditorías energéticas, la acreditación de los proveedores de servicios y los auditores y la promoción de la eficiencia en el suministro.
Entre otras, López-Nava destaca entre las medidas del decreto el importe económico (el 1,5% de sus ventas) con que las empresas están obligadas a dotar al Fondo Nacional de Eficiencia Energética (FNEE) del que salen los recursos para cumplir con el compromiso de España con los objetivos europeos fijados para 2020.
La obligación para las grandes empresas de realizar auditorías del 85% de su consumo cada cuatro años —para la primera cumplió el plazo el pasado 14 de noviembre— es otro punto a favor para el gerente de la asociación: "Aunque esto no consiga un ahorro per se, sí abre un poco, o mucho, las ventanas a las empresas para que se conciencien y tengan sobre la mesa los proyectos que les pueden procurar esos ahorros". López-Nava cree que, en el momento en el que esas grandes compañías tengan la auditoría realizada, van a empezar a mirar su gasto energético, y eso impulsará al sector mediante proyectos de inversión rentables para controlar ese gasto. "A ellas mismas les interesa, un ahorro energético puede suponer una mayor viabilidad para estar en el mercado y por lo tanto, más competitividad". En cualquier caso, a partir de 2020 (2018 si pertenece a la Administración) todos los edificios deberán ser de consumo casi nulo: "Es decir, que consuman lo que producen por sí mismos. Es complicado, pero la normativa ya está ahí".
Aunque en España se ha traspuesto con retraso la directiva europea, "y aunque no hemos sido todo lo ambiciosos que podríamos haber sido", todo apunta a efectos positivos, según López-Nava. "El sector de la eficiencia energética está creciendo alrededor de un 1000% por año, tiene todavía mucho recorrido y las medidas no acaban con estas últimas normas aprobadas".
Por el momento estos preceptos solo afectan a firmas de gran tamaño: "Para el usuario final es difícil establecer una obligación de ahorro, pero el primer paso para ahorrar es medir. Facturas mucho más comprensibles que reflejen de forma más clara y más real el consumo, saber cuánto y cuándo consumo, también promueve esa concienciación necesaria. Así como la certificación energética de edificios, obligatoria desde 2007".
¿Qué puedes hacer tú?
Lo más eficiente, siempre, es lo que no gasta. Según el último Índice de Eficiencia Energética en el Hogar de la Fundación Gas Natural Fenosa, las viviendas en España tienen un potencial de ahorro del 27,4%, que podría alcanzarse mejorando los hábitos y el equipamiento de los hogares; un potencial que equivale, por ejemplo, al consumo eléctrico de Andalucía durante un año y medio (50.804 GWh), las mismas emisiones que realizan al año 3,5 millones de coches (11,1 millones de toneladas de CO2), o el 0,5% del PIB nacional en 2015 (5.350 millones de euros).
Aquí, media docena de consejos para empezar a contribuir a la eficiencia energética (y para que ahorres).
Cambio de bombillas
Las bombillas incandescentes, las de toda la vida, acabaron siendo prohibidas en 2012 por la Unión Europea. Desde entonces, y de forma paulatina, el cambio se está produciendo, la cuestión es si comprar bombillas LED, fluorescentes o halógenas eficientes. Según los expertos, lo más recomendable para la economía del hogar es sustituir las bombillas incandescentes por LED, e ir cambiando las demás según se vayan estropeando.
La nevera caníbal
La cocina es la habitación de la casa que más gasta: la media de un hogar ronda los 4.000 kilovatios-hora (kWh) al año, y el frigorífico, el horno, la vitrocerámica y el lavavajillas acaparan más del 30% de esta cantidad. Aunque el gran caníbal de la factura es el frigorífico, con un 18% de ese gasto. Algunos trucos como mantenerlo en los niveles adecuados (5 ºC en la nevera y unos -18 ºC en el congelador), esperar a que la comida se enfríe antes de guardarla, no mantener la puerta abierta más del tiempo necesario o no colocarlo cerca de fuentes de calor, son algunas prácticas que ayudan.
Acertar con los utensilios
Mejor olla a presión que cacerola tradicional (se tarda menos y el ahorro puede llegar al 80%); mejor con tapa (ayuda a gastar un 25% menos y se puede aprovechar el calor residual y apagar cinco minutos antes de que la comida esté lista); y mejor que la base de cacerolas, ollas y sartenes sean iguales o algo mayores que la zona de cocción (si es vitrocerámica o inducción).
El mejor fuego
Tengas lo que tengas en casa, has de saber que el gas natural o el butano son la mejor opción a la hora de cocinar y pensando en el ahorro. Es importante que los limpiadores se mantengan limpios, sin ningún residuo, y comprobar que la llama sea completamente azul (si tiene tonos amarillos es que algo está funcionando mal en la combustión).
Platos al agua
A no ser que midas con cuentagotas lo que gastas fregando los platos a mano, el lavavajillas es más eficiente (hasta 30 litros menos al día). Eso sí, hay que llenarlo del todo y usar temperaturas bajas.
Cristal-hueco-cristal
Es, entre las pequeñas reformas, la más eficaz y la más sencilla. La recomendación de los expertos es cambiar las ventanas por aquellas que tengan doble vidrio y marco con rotura de puente térmico, con cristales bajo emisivos que evitan que el calor se pierda, y mejor batientes (u oscilobatientes) que correderas.
Esta noticia, patrocinada por Gas Natural Fenosa, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.
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