Donald Trump quiere cancelar el pedido del nuevo Air Force One porque es caro
El presidente electo califica de absurdo el coste de Boeing para renovar el avión presidencial
Donald Trump recurre de nuevo a Twitter para cargar contra una empresa y, de paso, arremeter contra lo que considera un derroche de fondos públicos en Washington. La elegida esta vez es la aeroespacial Boeing, una de las mayores contratistas del Pentágono. Y para su ataque utiliza el multimillonario contrato para renovar el avión Air Force One, símbolo del poder del presidente de Estados Unidos. La compañía responde tendiendo la mano, afirmando que su objetivo es limitar los costes pero sin que eso afecte a las capacidades de un avión único.
Trump habla directamente de “cancelar” el pedido, porque el coste está disparado. Da una cifra concreta para justificar su posición: 4.000 millones de dólares (3.726 millones de euros). El equipo del presidente electo no explica de dónde saca la cantidad. Boeing, cuando anunció el pedido, cifró el valor inicial del contrato en 1.650 millones (1.536 millones de euros) para el desarrollo de dos aviones. Fue un balón de oxígeno para el icónico Jumbo.
El nuevo Air Force One utiliza como base el modelo B747-8 de Boeing, la última versión del cuatrimotor, que utiliza la tecnología del B787 Dreamliner. Trump dice que el coste es “absurdo”. “Queremos que Boeing gane mucho dinero, pero no tanto”, afirmó después ante la prensa que monta guardia a la puerta de su rascacielos en Manhattan. Los títulos de Boeing, la mayor empresa exportadora de EE UU, caían más de un 1% en la apertura de Wall Street.
El programa B747 pasa por un momento delicado. El consejero delegado de Boeing, Dennis Muilenburg, llegó a admitir en julio que la demanda para este modelo es tan baja que podría llevarle a cancelar la producción. El Jumbo es uno de los aviones más reconocidos de la historia de la aviación y hasta no hace mucho fue el modelo preferido para las compañías que cubrían rutas intercontinentales. El Air Force One es una versión militar.
El nuevo avión presidencial está ahora en fase de desarrollo. La cifra que da Boeing para el contrato se refiere al dinero presupuestado hasta 2019. Es un proyecto que llevará tiempo completar y el coste inicial podría duplicarse has alos 3.200 millones. De hecho, no se espera que entre en servicio hasta 2022 como pronto. El cambio, por tanto, se producirá en el momento en el que los actuales Air Force One lleguen al final del ciclo de vida habitual de un B747-200.
Boeing respondió tendiendo la mano a la negociación. En una nota de prensa muy breve explica que este avión "militar" es de gran complejidad y debe cumplir unos requisitos "únicos" para servir al comandante en jefe de EE UU. En esta fase de desarrollo están tratando de determinar cuales serán las necesidades del futuro Air Force One. El objetivo, afirma, es dar el mejor avión al presidente, "al mejor valor para el contribuyente".
Un Boeing para el presidente desde Roosevelt
Los aviones de Boeing llevan sirviendo al presidente de Estados Unidos por el mundo desde Franklin Delano Roosevelt. Donald Trump también utiliza para viajar un modelo del constructor aeroespacial estadounidense. Se trata de una versión de lujo de un B757, con grifos de oro, ensamblado hace un cuarto de siglo. Aunque es el primer presidente que llega a la Casa Blanca con su propio avión, el Servicio Secreto no le dejará utilizarlo.
El Air Force One es más que un avión para transportar al presidente: es un Despacho Oval volante y cuenta con la última tecnología de comunicación disponible y sistema de defensa. George Bush lo utilizó como refugio durante los atentados del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas y el Pentágono. El sobrecoste llevó al actual presidente, Barack Obama, a cancelar el contrato para los nuevos helicópteros presidenciales Marine One, que volvió a licitarse en mayo de 2014.
La Air Force ya se comprometió en enero pasado, cuando se anunció el contrato a Boeing, que se haría lo posible para mantener bajos los costes. Pero también dejó claro que la sustitución de los B747-200 es necesaria porque los componentes se quedaron "obsoletos" y eso complica las operaciones de mantenimiento de los Air Force One que están actualmente en servicio.
Muilenburg fue de los primeros ejecutivos que felicitó a Trump tras su victoria electoral el pasado 8 de noviembre y se comprometió a trabajar con el presidente electo para impulsar la economía de Estados Unidos y la global. Boeing subió un 5% en Bolsa desde las elecciones, impulsada por los planes que tiene el republicano en el ámbito de la economía y de la defensa.
Un conglomerado japonés se compromete con Trump a invertir 50.000 millones de dólares
Horas después de amenazar a Boeing por el sobrecoste del contrato del futuro Air Force One, el presidente electo mantuvo un encuentro en la Trump Tower con el emprendedor japonés Masayoshi Son, fundador y consejero delegado del operador de telecomunicaciones Softbank. Al término de la reunión, ambos comparecieron ante los medios para anunciar una inversión de 50.000 millones de dólares.
Softbank es el dueño de la compañía de telefonía celular Sprint y del fabricante de semiconductores ARM Holdings, que suministra componentes a Apple. El conglomerado está creando un fondo de inversión global con el respaldo de Arabia Saudí, dotado de 100.000 millones. La mitad, por tanto, irá a Estados Unidos. Trump explicó que la infusión de capital permitirá crear 50.000 empleos en el país.
“Masa dice que esta inversión no sería posible si no hubiéramos ganado las elecciones”, afirmó Donald Trump, utilizando de nuevo su cuenta en Twitter. La Administración de Barack Obama bloqueó en el pasado el intento de Sprint para fusionarse con T-Mobile USA por cuestiones de competencia. La unión del tercer y el cuarto operador les habría puesto a la altura de Verizon y de AT&T.
Las acciones de Sprint se apreciaron más de un 6% tras el anuncio. Masayoshi Son, que controla a través de Softbank el 83% del capital de la sociedad, asegura que el plan económico de Donald Trump potenciará el crecimiento de EE UU. Citó en concreto su propuesta para reducir la regulación que pesa sobre las empresas. “Es fenomenal. Estados Unidos volverá a ser grande otra vez”, declaró.
Son explicó que el objetivo de este fondo global es invertir en empresas emergentes en el sector tecnológico. Precisamente el equipo de transición de Trump tiene previsto celebrar la semana próxima una conferencia con ejecutivos de Silicon Valley. La industria tecnológica se opuso a su candidatura casi al completo, con la excepción de Peter Thiel, de los primeros inversores en Facebook.
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