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Las grúas emergen y los precios suben: el optimismo vuelve al ‘ladrillo’

El salón inmobiliario Barcelona Meeting Point bulle y confirma la recuperación del sector, que ve riesgos en la inestabilidad política de la UE

Lluís Pellicer
Uno de los expositores de Barcelona Meeting Point,
Uno de los expositores de Barcelona Meeting Point,Albert Garcia

Ya no ocupa tres pabellones del recinto de Fira de Barcelona. Ni las inmobiliarias que acuden a él tiran la casa por la ventana y regalan los muebles, cheques regalo para gastar en grandes superficies o plazas de garaje. Esos tiempos, los del boom, quedaron muy atrás. Pero tras un parón que destrozó todos los mantras que repetía el sector –el principal, que los precios de las casas nunca bajan—, este miércoles en el arranque del salón inmobiliario Barcelona Meeting Point (BMP) las empresas se atrevían a hablar abiertamente de “recuperación”. Las grúas vuelven a las ciudades y sus áreas metropolitanas, los precios y las compraventas de pisos suben y los inversores internacionales se pelean por inmuebles en Barcelona y Madrid. Solo los interrogantes que ha planteado la situación política y económica en varios países de la Unión Europea parecen suponer una amenaza para un sector que espera ver cómo las propiedades se revalorizarán un 14,5% en tres años.

“Hace 24 meses renació el interés por España, sobre todo después del cambio en el régimen de las socimi. Hay ilusión por España, que se ha convertido en un mercado muy interesante”, resumió Allan Saunderson, fundador de Property Investor Europe. Los datos avalan la tesis de la recuperación, que empezó en Madrid y Barcelona, se extendió a sus áreas metropolitanas y a las grandes ciudades. Los visados para nuevas viviendas crecieron el año pasado el 42,5%, las compraventas lo hicieron el 11,5% y los precios subieron el 3,6%. La inversión en el sector, según el Banco de España, también se incrementó el 2,4%. “El reto ahora es que la mancha de aceite se extienda por todo el territorio y que los incrementos no se refieran solo al conjunto de la comunidad autónoma, sino que lleguen al nivel municipal”, sostuvo el consejero delegado de Anticipa Real Estate, Eduard Mendiluce.

El catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, Josep Oliver, argumentó que esa expansión tiene que ver con la recuperación de la economía española y la mejora del mercado laboral. “Tiene unas bases internas, que son las profundas reformas estructurales realizadas, y otra exterior, que pasa por la actividad del Banco Central Europeo. Con la excepción de Francia e Italia, vemos cómo en Europa se produce una importante recuperación de los precios de la vivienda”, señala. Según un estudio elaborado por el profesor, las ventas de casas aumentarán progresivamente hasta las 480.000 unidades en 2018 y los precios se incrementarán en un 14,5%. El lastre sigue siendo el stock de pisos sin vender, que se sitúa en alrededor de 675.000 viviendas, según el catedrático. Y además, hay otros 200.000 que se consideran invendibles.

A pesar de esos incrementos, el sector está a años luz de los años previos al descalabro. “Sin externalidades, el ciclo en España está su infancia, un 65% por debajo de lo que fue el pico”, aseguró el presidente de Merlin Properties, Ismael Clemente. Ese recorrido da alas a los inversores internacionales, que han regresado a España. Primero lo hicieron los llamados fondos buitres, pero hoy buscan oportunidades sobre todo inversores institucionales o fondos de pensiones. Andrea Corsale, vicepresidente de Round Hill Capital, admitió que su firma llegó “algo tarde” en España, pero tras haber adquirido edificios de viviendas se propone ir a otros activos. También John Carrafiell, fundador de GreenOak y exjefe de la división inmobiliaria de Morgan Stanley, dijo ser un “firme convencido” de España. “En los últimos meses hemos invertido más de 1.000 millones de euros en el sector inmobiliario español”, aseguró.

"Optimismo si, pero moderado"

El sector aún tiene en mente, sin embargo, la larga resaca de la fiesta de la década pasada. “Optimismo sí, pero moderado, racional. La cosa funciona”, aseguraba en el expositor en BMP de su compañía el consejero delegado de Corp, Fernando Cirera. Por ello, algunas voces en el salón alertaban sobre el calentamiento que observan en algunos mercados, en especial el de la vivienda en alquiler en Barcelona por la proliferación de los apartamentos turísticos. “Hay una presión de la demanda sobre los centros históricos que vamos a ver cómo se va extendiendo a otras zonas, tanto por la demanda turística como por la tendencia de los jóvenes a vivir de alquiler”, sostuvo Josep Oliver.

La inversión sigue llegando, y hasta el mes de septiembre llovieron 6.400 millones de euros en edificios comerciales (oficinas, tiendas y hoteles) en Madrid y Barcelona, según la consultora CBRE. Ese tipo de edificios llevan una velocidad distinta al mercado residencial. El año pasado captaron una cifra récord, lo cual en parte explica el descenso del 16% de los nueve primeros meses de este año. Sin embargo, todos los segmentos temen otro riesgo, esta vez, externo. “He estado con inversores norteamericanos, asiáticos o canadienses y la opinión sobre España está dividida”, advirtió Carrafiell, quien señaló que esos recelos vienen provocados por la situación política en el conjunto de la Unión Europea. Su lupa, dijo, está en la falta de un gobierno en España, el Brexit, el referéndum de Italia o las elecciones francesas y alemanas del año que viene. “Para muchos ni España ni Europa son un mercado central”, lamentó.

Coincidió en la “preocupación” por la situación política en Europa la directora general de Hispania, Cristina García Peri, que recordó que el “dinero es bastante cobarde” y rehúye escenarios inciertos. “Todo el mundo teme algo: Italia, el Brexit, China… En España tenemos nuestros propios desastres, que han sido la incapacidad de formar gobierno y tensiones nacionalistas internas”, añadió Clemente, quien consideró que, aun así, cuando haya un ejecutivo España será “interesante” para el capital foráneo. Las tensiones internas, sin embargo aún no han desaparecido, y supusieron que BMP se quedara sin representación institucional de la Generalitat. Tampoco acudió nadie del Gobierno, aunque en este caso por problemas de tráfico aéreo.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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