La casa rural reconquista al cliente
Los alojamientos ilegales son la mayor amenaza del sector tras superar la crisis
Los propietarios de alojamientos rurales vuelven a tomar aire tras ver cómo el negocio cayó una media del 50% en los primeros años de la crisis. "Desde 2013 se están registrando incrementos en el número de visitantes del 10% anual", dice Jesús Marco, presidente de la Asociación Española de Turismo Rural, Asetur. Las pernoctaciones crecieron un 12,9% en 2015, hasta llegar a los 8,7 millones, según el INE.
Un respiro para los dueños de los 16.532 establecimientos y 158.663 plazas que existen en España. Pero a medias, ya que siguen librando su particular lucha con la oferta ilegal, que no solo les resta ingresos, sino que daña su credibilidad y merma la calidad de los servicios. "La ilegalidad es el problema que más preocupa al sector, en concreto a uno de cada dos propietarios", según el Observatorio del Turismo Rural, una iniciativa de investigación del portal EscapadaRural.com, la Escuela Universitaria de Hotelería y Turismo CETT-UB y Netquest.
"Durante los años de crisis, el turismo rural ilegal alcanzó tasas del 30%, una barbaridad, porque muchos propietarios pusieron sus segundas residencias en alquiler sin estar registrados ni contar con garantías", explica Marco. Propietario de una casa rural en San Martín del Río, en Teruel, Marco cuenta que muchos turistas siguen llamando a su establecimiento preguntando si deben llevar toallas o sábanas. "Y eso es porque antes han estado alojados en una casa ilegal".
La ocupación media anual es del 16% y para que fuera rentable tiene que ser del 35% o 40%
Asetur cree que gracias a la regulación de las viviendas de uso turístico, la oferta ilegal ha bajado: según calcula, actualmente es un 10% de la oferta total. "Antes, los alojamientos no se inscribían en Turismo y se acogían a la Ley de Arrendamientos Urbanos, pero en 2014 la nueva ley excluía a las viviendas turísticas que se alquilan por temporadas y las obligaba a ser reguladas por las comunidades autónomas", recuerda Ana Alonso, directora de comunicación de Escapadarural.com.
El ilegal "es el que te deja las llaves y no quiere saber nada", resume Luis Chico, presidente de Acaltur, la Federación de Turismo Rural de Castilla y León. Chico calcula que la cifra de ilegales puede ser algo más alta. En su comunidad llega al 15% "porque no hay inspecciones por falta de personal", explica. "Debe haber un inspector para toda la comunidad". La suya es la región que, de largo, cuenta con más oferta. Según Chico, son 3.850 alojamientos, más que los 3.323 que estima el INE. También fue el destino preferido en 2015, con 1,4 millones de pernoctaciones, un 4,6% más que en 2014. En cambio, en Asturias la oferta no legal baja hasta un 5%, indica Adriano Berdasco, presidente de la Federación Asturiana de Turismo Rural.
Pero los propietarios de estos negocios, demasiado sujetos a la estacionalidad, libran alguna batalla más. La ocupación media anual se sitúa en torno al 16,56%, llegando al 29,45% los fines de semana, unos márgenes insuficientes para que alguien pueda vivir solo de tener una casa en un entorno rural. Para que el negocio fuera rentable sería necesaria una ocupación de entre el 35% y el 40%. Además, solo el 10,9% de las casas han subido sus precios en el último año.
Complemento de renta
Al sector le salva el hecho de que en estos momentos el turismo rural sigue siendo un complemento de renta para la gran mayoría de propietarios. De hecho, siete de cada 10 compatibiliza su actividad turística con otra fuente de ingresos, según Ana Alonso. "El 80% de los propietarios viene del medio rural y muchos tienen otra ocupación, como el farmacéutico o el médico. Pero lo más importante es que ha permitido una vida laboral a muchas mujeres del campo que nunca han cotizado", apunta Marco. El 20% restante es gestionado por empresas y por particulares que han dejado la ciudad en busca de una nueva forma de ganarse la vida. Y crece el número de jóvenes que, gracias a las nuevas tecnologías, llevan el negocio rural y trabajan a distancia.
El propio Luis Chico, responsable del turismo rural de Castilla y León, abandonó la construcción en Madrid hace ya nueve años para comprar un inmueble en un pueblo de 80 habitantes que ni siquiera conocía: Benafarces, en la provincia de Valladolid, donde gestiona su casa rural.
Siete de cada 10 propietarios cuenta con otra fuente de ingresos
¿La baja ocupación quiere decir que sobran casas rurales? Parece que ser que no; de hecho, en 2015 el número de plazas aumentó en un 12%. Pero "sí falta una oferta complementaria que ofrecer al turista, darle una salida a su estancia, ya sea con excursiones, rutas gastronómicas o actividades culturales", reclama Jesús Marco. Recuerda que Francia tiene unas 25.000 casas y que, por ejemplo, la provincia china de Shandong, con 98 millones de habitantes, el doble que España, cuenta con 260.000 alojamientos de turismo rural. No sobran, y además, "sin los ilegales la ocupación iría mucho mejor", razona Chico.
También iría mejor si los extranjeros apostaran más por el mundo rural y no solo por la playa y el sol. Otro de los handicap a los que se enfrenta el sector es la necesidad de promocionarse en el exterior, "algo que sin el apoyo económico de las administraciones no es viable ni factible, pues los empresarios y las asociaciones no tienen capacidad para hacerle frente", señala Alonso.
De los más de 3,2 millones de visitantes de 2015, tan solo 536.716 fueron extranjeros y el resto nacionales, según el INE. Aunque se van dando pasos a través de campañas y acuerdos de colaboración con otros países. "Con respecto al año pasado la llegada de turistas foráneos se ha incrementado entre un 7% y un 8%", calculan en Asetur.
Estar al día con las nuevas tecnologías es otro talón de Aquiles para el sector. "La gran mayoría de los alojamientos no cuentan con unas buenas coberturas telefónicas y mucho menos con Internet, que se limita a un mega. Además, nuestros clientes demandan el wifi para estar conectados con sus familiares, con el trabajo o para ocio", recalca Luis Chico. Los alojamientos están muy por detrás de las expectativas de los clientes, pues solo un 10% indica cerrar las reservas vía online, según el Observatorio.
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