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Los cruceros echan el ancla en China

Las grandes compañías del mundo redoblan la apuesta por el mercado del gigante asiático

Mucho antes de que empezara la llamada 'semana dorada' en China, ocho días de vacaciones con motivo del Día Nacional, ya no quedaban plazas para irse de viaje en crucero. Las fechas son ya complicadas de por sí al tratarse prácticamente del único periodo del año en que los chinos pueden hacer turismo, pero Zhang Xuejie, gerente de la agencia Servicios de Viajes Internacionales de Pekín, asegura que esta opción "simplemente está de moda". "Este año hay nuevos barcos y más plazas, pero aún así tenemos decenas de clientes que se han quedado sin espacio".

Un crucero atracado en el puerto de Shanghái, en agosto de 2013.
Un crucero atracado en el puerto de Shanghái, en agosto de 2013. ALY SONG (REUTERS)

El número de pasajeros chinos en cruceros crece a una tasa anual de doble dígito. Si en 2012 apenas superaban los 200.000, a cierre del año pasado fueron 1,1 millones. Según el Instituto Internacional Naviero de Shanghái, la industria ha entrado en una fase de "rápido desarrollo" en el país que se traducirá en alrededor de 4,5 millones de pasajeros anuales para 2020. Como está pasando en muchos otros ámbitos, el tirón de la creciente clase media china está en camino de convertir al país en el primer mercado mundial del sector.

"El futuro es muy prometedor porque existe un espacio enorme para crecer. El índice de penetración en el mercado chino es solamente del 0,09% en comparación con, por ejemplo, el 3,6% de Estados Unidos. Además, y a diferencia de otros países, es la gente de mediana edad (25-45 años) la que tiene una mayor capacidad de consumo y está dispuesta a irse de crucero", explica Ye Xinliang, profesor de la Universidad de Ciencias de la Ingeniería de Shanghái.

La mayoría de grandes compañías de cruceros del mundo tienen presencia en China desde hace años, pero la convicción de que el país es la gallina de los huevos de oro ha traído un frenesí de planes de expansión basados en el despliegue de nuevos barcos, cada cual más grande, lujoso o extravagante. Los tradicionales y populares cruceros por el río Yangtsé, operados por empresas locales, se han quedado pequeños en comparación con los que surcan los mares del sur y este del país.

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Carnival Cruise Line, que fue la primera empresa del sector que aterrizó en China en 2006, tiene ya seis barcos de sus enseñas Costa y Princess y planea traer más de las marcas AIDA y Carnival. Royal Caribbean acaba de estrenar su quinto y espectacular navío, con una capacidad para más de 4.100 pasajeros, con base en China. MSC traerá una nueva embarcación en 2018 (ya cuenta con una) y Norwegian, el único de los grandes grupos que no tenía presencia en el gigante asiático, acaba de presentar un buque "especialmente diseñado" para el pasajero chino.

"En la actualidad no hay nada similar en el mercado. Introducimos nuevos estándares en innovación y servicio al cliente en el que pronto se convertirá en el segundo mayor mercado de cruceros del mundo", explica por correo electrónico David Herrera, director ejecutivo de la compañía en China. El barco Norwegian Joy, que zarpará desde Shanghái a partir de junio de 2017, pondrá especial énfasis en los clientes vip y contará con camarotes interconectados para las familias que viajen juntas.

Uno de los grandes retos de la industria es, de hecho, adaptar los barcos al gusto del cliente chino. Los navíos que actualmente operan en el país cuentan con leves modificaciones en su oferta gastronómica o incorporan más personal local, pero siguen los patrones de Occidente. "Debería haber menos espacio para tomar el sol, ampliar la superficie del duty free y del casino (en China las apuestas están prohibidas, salvo contadas excepciones) y hasta habilitar espacios para jugar al mahjong (un juego de mesa muy popular en el país) o cabinas de karaoke", cita Zhang como principales demandas de sus clientes.

Para este cometido, Carnival se ha asociado con la empresa de construcción naval china CSSC con el objetivo de fabricar los que se convertirán en los dos primeros barcos de crucero hechos íntegramente en el país. Los navíos se construirán en las instalaciones del conglomerado chino en Shanghái y estarán listos para el año 2022.

A pesar de las nuevas perspectivas, el mercado chino también tiene sus limitaciones. Las rutas actuales viajan desde Shanghái o Tianjin solamente hasta Corea del Sur y Japón y tienen una duración media de entre cuatro y cinco días, algo menos que los viajes en Occidente. "La poca variedad de destinos hace difícil que los clientes repitan la experiencia", asegura el profesor Ye, quien augura que el factor geográfico, junto a la numerosa y jugosa oferta de nuevas marcas y barcos, hará cada vez más difícil fidelizar al cliente chino.

Las compañías confían en que habrá espacio y clientes para todas: "hemos optado por esperar para entrar [en China] de una manera planificada. Mientras que el mercado de cruceros del Caribe tardó décadas en desarrollarse tal como lo conocemos hoy, creemos que China tiene la capacidad de moverse mucho más rápido. La demanda y el potencial de crecimiento están ahí y estamos seguros de que ahora es el momento idóneo", resume Herrera.

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