Jornaleros y universitarios españoles para la vendimia francesa
Unos 15.000 españoles viajarán para trabajar en la campaña de este año en el país vecino
A comienzos de septiembre, José Antonio Narváez, de 31 años, irá a vendimiar a Francia por decimotercera vez. La primera campaña la hizo justo cuando cumplió la mayoría de edad y desde entonces solo ha faltado en una ocasión. “Me fui con mi tío, que es el encargado de llevar a la cuadrilla en la que voy”, explica, y cumple así con uno de los patrones habituales entre quienes a finales de agostos y comienzos de septiembre se van a recoger uvas al país vecino: ir con familiares. “De los 16 que vamos en el grupo, 11 somos tíos o primos”, ahonda este jornalero de Alcalá del Valle (Cádiz) que el resto del año participa en otras campañas agrícolas, “recogida de la aceituna o del espárrago verde, muy típico en el pueblo”.
Narváez y sus 15 compañeros de viaje se suman a los 15.000 españoles que, tanto UGT como CC OO, calculan que irán este año a Francia para participar en la tradicional vendimia. Este dato está muy alejado de los 96.000 que participaron en 1972, aunque por encima de los 10.000 de 1992, el año del mínimo, según las cifras del primer sindicato.
UGT añade otro dato: en torno al 10% de los que van a Francia a recoger uva son universitarios. "Antes este colectivo era anecdótico, pero desde hace unos tres años hemos detectado su crecimiento". Esta afirmación está en consonancia con los números de CC OO que señalan que entre quienes demandan este trabajo por primera vez hay un 20% de jóvenes menores de 30 años que tienen formación universitaria y conocimiento de idiomas.
La vendimia comenzará a finales de agosto y por eso ambas centrales han puesto en marcha una campaña de información a los trabajadores interesados. CC OO la presentó la semana pasada; UGT, que incluso va a desplazar sindicalistas al país vecino que contarán con la ayuda de sus colegas franceses, lo hizo este miércoles.
En el colectivo de vendimiadores también quiere estar Celia Estévez. Fue una vez y quiere repetir. Ya ha contactado con el jefe de la cuadrilla con el que trabajó hace ocho años. “Él maneja el tema en el pueblo y me dijo que va a ver si me consigue algo”, explica. Pero aún no la ha vuelto a llamar. Estévez tiene 28 años, vive en Motril (Granada) y está en el paro. “Este año, solo trabajé 20 días en enero como vendedora de frutas y dos semanas en mayo en tareas de limpieza”, precisa.
A Celia le preocupa que no la llamen, pero descarta la idea de ir sin un contrato. “¡Es una locura lanzarse a la aventura!”, opina. Coincide con lo que defienden tanto UGT como CC OO. “No se desplacen sin contrato cerrado en origen y no se fíen si no hay un transporte organizado”, ha pedido Pedro Hojas, secretario general de la federación de industria y agroalimentación de UGT. El sindicalista también proclama que “no es conveniente ir con contratos de ETT”. ¿Por qué? Tienen menos derechos, entre ellos, prestaciones sociales y la cotización a la Seguridad Social francesa. Si se firma con una ETT española se paga la cuota en España y, por tanto, no se genera derecho a la pensión futura.
El principal atractivo del sector es el salario. José Antonio Narváez espera ganar 1.700 euros. Celia ingresó “1.570 euros en tres semanas” trabajando como recolectora seis días a la semana, desde las 4.45 a las 12.15 de la mañana. El salario mínimo de este año es de 9,67 por hora para jornadas de hasta 35 horas semanales, un 0,62% más que el de la campaña pasada.
Esta es una de las diferencias entre trabajar en vendimia en España: el salario por hora es casi un 50% superior, 6,5 euros contra 9,67 euros, lo mínimo que cobran los cortadores de racimos. Pero ese mínimo, como explica Hojas, de UGT, varía según las zonas y la tarea. Los 9,67 euros por hora son el mínimo que cobra un cortador en la región de Burdeos, donde un porteador gana 9,8 euros y un conductor 10,21; pero en Macon, cerca de Lyon, el trabajo de cortador se paga a 9,91 euros y el de porteador a 10,21.
Límites legales
CC OO advierte, sin embargo, que la mayoría de los españoles cobran más que el límite legal y hacen jornadas más largas. “Trabajan a destajo. Deciden hacer más horas para traer de la campaña entre 1.500 y 2.000 euros”, explica Javier Velasco, de la federación de Industria de CC OO. Esas jornadas más largas se traducen en horas extra que se pagan entre un 25% y un 50% más que las ordinarias.
Según los cálculos de este sindicato, el 90% de los vendimiadores que viajan todos los años es hombre y tiene entre 30 y 45 años, estudios primarios completos y experiencia en trabajos agrícolas. La recolección se realiza en grupos de entre ocho y 20 trabajadores.
Andalucía es la Comunidad Autónoma que más fuerza de trabajo envía a los viñedos franceses: 11.000, el 75% de los vendimiadores. En este dato coinciden ambos sindicatos. Hay discrepancias en la Comunidad Valenciana, entre 2.000 y 1.150, y Castilla-La Mancha, entre 1.100 y 500, según las fuentes, que vuelven a coincidir en Murcia, con 650 vendimiadores.
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