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Reportaje:

Los españoles eligen Francia

12.000 jornaleros de Andalucía viajan al país vecino mientras los empresarios de la región reclaman trabajadores extranjeros

Ginés Donaire

Óscar Heredia Fernández tiene 30 años y desde que tenía 15 emigra cada año a la vendimia francesa. Este año partirá hacia Aviñón, en el sur del país, junto a su esposa y varios familiares más. Son algunos de los 1.500 vecinos de Deifontes (Granada) -más de la mitad de su población activa- que preparan sus maletas para trabajar en la campaña de la uva francesa. Ingresarán algo menos de 2.000 euros por mes trabajado. Óscar y su mujer, que estarán en Francia 40 días, confían en ganar algo más de 5.000 euros entre los dos. "Claro que compensa, aquí tengo trabajo esporádico en la construcción, pero no está igual pagado y, además, en Francia nos pagan la vivienda", señala Óscar, apenado porque tendrá que dejar en el pueblo a su hija de 15 meses.

Las provincias de Granada y Jaén concentran la mayoría de los 12.000 temporeros andaluces (el 70% de todo el contingente nacional) que participan en la vendimia francesa. En el caso de Óscar y su familia a un ritmo de 10 horas al día de lunes a sábado y media jornada el domingo. Las notables diferencias económicas en la agricultura entre Francia y España dan lugar a una paradoja: al mismo tiempo que miles de andaluces emigran temporalmente, miles de inmigrantes llegan cada año a Andalucía -una comunidad donde hay más de 218.000 perceptores del subsidio agrario- para participar en otras campañas agrícolas, como es el caso de la aceituna o la fresa.

"Algo falla en el mercado de trabajo cuando los jornaleros andaluces aún se plantean emigrar a la vendimia francesa", reflexiona Manuel Delgado, de la Federación Agroalimentaria de Comisiones Obreras. Al mismo tiempo que 1.100 jornaleros cordobeses se preparan para desplazarse a la vendimia francesa, los empresarios de Córdoba han reclamado 5.400 trabajadores extranjeros, contratados en origen, para la campaña de la aceituna de mesa.

¿Qué está fallando? Los sindicatos apuntan hacia las diferencias salariales entre un país y otro, pero también al mejor trato que reciben los temporeros en Francia. "En España no se les valora, incluso se abusa de ellos, mientras que en Francia sí los valoran con sueldos y alojamientos dignos", señala Delgado, que añade que la media de los convenios del campo en España es de 5,5 euros por hora, cuando en Francia superan los 8 euros.

En el caso de la vendimia, el salario es de 8,44 euros a la hora, o lo que es lo mismo: 59,08 euros por una jornada de siete horas. Si se tiene en cuenta que el perfil de los temporeros andaluces es el de familias con varios miembros, los ingresos son sustanciales.

En todo caso, el salario está muy lejos de los 42 euros del jornal de la campaña de la aceituna en la provincia de Jaén, y más aún de los 33 euros al día que pagan en la campaña de la fresa de Huelva. Estas dos provincias reciben cada año el mayor número de trabajadores inmigrantes para recoger sus cosechas, unos 10.000 en la campaña olivarera de Jaén y más de 30.000 en la fresa de Huelva.

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"Tenemos que denunciar la actitud de los empresarios andaluces, que demandan la contratación en origen de extranjeros habiendo trabajadores autóctonos. Lo que deben es mejorar los convenios colectivos y ofrecer unos alojamientos dignos, como hacen en Francia", señala Antonio Coca, de CC. OO en Andalucía.

Pedro Marcos, responsable de la Federación Agroalimentaria andaluza de UGT, considera que es preciso priorizar a la población activa desocupada en las provincias agrícolas. En Andalucía hay más de 218.000 perceptores del subsidio agrario y más de 33.000 que cobran la renta agraria.

El propio consejero de Empleo del Gobierno andaluz, Antonio Fernández, admitió recientemente los "desajustes" del mercado laboral agrícola, que achacó a las aspiraciones de los trabajadores agrícolas para optar a otro tipo de empleos, lo que fuerza a los empresarios a importar mano de obra foránea.

Dos realidades muy dispares

Las diferencias entre las campañas agrícolas francesas y españolas no están exclusivamente en el tema salarial. Hay un factor que sonroja aún más a los sindicatos y a otras organizaciones sociales: los alojamientos. En la campaña de la aceituna de Jaén es habitual desde hace años encontrar inmigrantes durmiendo en las calles por falta de alojamientos o por el colapso de los albergues que financian la Junta de Andalucía y los ayuntamientos, pero no los empresarios. En Huelva eran miles los inmigrantes que esperaban una oportunidad en los asentamientos chabolistas de Moguer o de Lepe. En todo caso, esas escenas parecen haberse atenuado un tanto tras la entrada en vigor de la última regularización de inmigrantes.

En Francia, sin embargo, todo son alabanzas de las organizaciones sindicales, e incluso desde la propia Administración. Manuel León, delegado de Empleo en Jaén -provincia que, junto a Granada, aporta el mayor contingente de vendimiadores andaluces- pide a los empresarios una reflexión y que se fijen en el modelo de sus colegas franceses. "Ofrecen a los jornaleros andaluces unas condiciones laborales excelentes y buen trato", señala.

Desde los sindicatos existe también la certeza de que muchos empresarios rechazan la contratación en origen de los trabajadores extranjeros porque aún siguen apoyándose en inmigrantes indocumentados, a los que pagan por debajo del salario establecido y no ofrecen alojamiento alguno. En los últimos años se ha observado también un cambio de tendencia en la contratación por parte de los empresarios, que prefieren antes a los inmigrantes subsaharianos que a los de origen marroquí porque estos últimos se muestran más reivindicativos en sus derechos laborales.

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