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Una gran vuelta a las mermeladas

La empresa granadina La Pauleña innova y vende a países como EE UU o Alemania

Antonio J. Mora

Para desayunar, Francisco Javier Álvarez prefiere la mermelada de papaya y naranja. "Me gustan mucho las de frutas exóticas. Esta está deliciosa", asegura. Su mujer Inés Marchant se decanta por la de manzana, nueces y canela. "La saqué de la receta de un bizcocho", confiesa. Y para sus hijos, de nueve y seis años, la más rica es la de plátano y miel. Estos singulares sabores son solo tres de la veintena que ofrece la empresa granadina La Pauleña, puesta en marcha en julio de 2012 por este matrimonio. "Mi mujer llevaba varios años parada y mi empleo en la construcción era intermitente, así que decidimos dar el salto", explica Álvarez. Cuatro años después, la empresa ya exporta a países como EE UU, Francia o Alemania y espera superar los 50.000 euros de facturación este año.

Cocción de la fruta para elaborar mermelada en la planta de La Pauleña en El Padul (Granada)
Cocción de la fruta para elaborar mermelada en la planta de La Pauleña en El Padul (Granada)M. Zarza

Francisco e Inés estaban predestinados a conocerse. Él ya tuvo la idea de montar una fábrica de conservas para el proyecto final del ciclo de administrativo que cursó a finales de los noventa, pero un compañero le copió la idea. Por su parte, Inés había aprendido desde pequeña a fabricar confituras. "Mi familia es del Valle de Lecrín, una zona rica en cítricos. La fruta que no vendían, mi abuela y mi madre las usaban para hacer mermeladas", recuerda la empresaria. "Quién me iba a decir que ahora me ganaría la vida con esto", agrega. "Teníamos claro que queríamos hacer mermeladas diferentes, de sabores distintos a los tradicionales, mermeladas gourmet, esa iba a ser nuestra seña de identidad", explica Álvarez. Al igual que en la casa de la familia de Marchant, el 80% de los productos que utiliza este matrimonio proviene de la provincia de Granada. "Me gusta experimentar, ir probando nuevas combinaciones de sabores", apunta la emprendedora.

En este afán por ofrecer otro tipo de productos, La Pauleña optó por fabricar confituras aptas para diabéticos. "Las elaboramos con stevia. Nos costó más de un año y medio encontrar la fórmula para hacerlas, no es nada sencillo. Ya tenemos de pera y vainilla, de manzana y canela; y de naranja, esta última ha sido todo un logro. Ahora estamos investigando para poder fabricar otros dos sabores", apunta Álvarez, quien destaca el crecimiento en las ventas de esta variedad.

Menos calorías

Perfil y proyecto

Perfil. Tras cursar un ciclo formativo de administrativo, Francisco Javier Álvarez se dedicó a la construcción hasta 2012. Por su parte, Inés Marchant estuvo trabajando en un taller de restauración de dorados y de pasos de Semana Santa.

Proyecto. Los objetivos principales de La Pauleña son aumentar el número de puntos de ventas y potenciar su internacionalización. Asimismo, la empresa ya trabaja para ampliar su catálogo de mermeladas.

"Las más demandas son las tradicionales, pero cada vez hay más gente que compra la de stevia porque tiene cero calorías", señala el empresario. El año pasado la empresa facturó cerca de 30.000 euros y prevé llegar a los 55.000 al final de este ejercicio. "A día de hoy ya hemos fabricado lo mismo que en todo el año pasado, pero preferimos ser prudentes", explica Álvarez. Ese crecimiento se materializará este año en unos casi 30.000 botes. "En un día podemos fabricar unos mil tarros. Cualquier industria haría esa cantidad en siete u ocho minutos, pero nuestro producto es 100% artesanal", señala Álvarez, quien apunta que "con la Thermomix no sale igual".

Estas mermeladas no solo están entrando en los hogares, también se están colando en las cocinas de los restaurantes. "Trabajamos con muchos gastrobares de la zona. Mermeladas como la de cebolla confitada les viene muy bien. Incluso, hay cocineros que nos piden que les hagamos sabores concretos", apunta Álvarez antes de sacar su faceta como chef: "La mermelada de limón, hierbabuena y ron se puede utilizar con el pescado. La untamos y lo metemos al horno para gratinarlo. Nos quedaría como si fuera caramelo", explica el dueño de La Pauleña, ubicada en un vivero de empresas impulsado por el municipio de El Padul. "Los Ayuntamientos deberían apostar por iniciativas como esta", señala. Para poner en marcha su proyecto, la pareja invirtió todos sus ahorros y pidió un crédito de 30.000 euros.

Junto al desarrollo de su página web para potenciar las ventas online, la empresa trabaja con distribuidores que acercan el producto hasta Granada, la costa oriental de Málaga, Cádiz y, puntualmente, Madrid y Alicante. Ahora, también han comenzado a trabajar en Barcelona. Asimismo, exportan a EE UU, Alemania, Francia, Polonia, Bélgica y Emiratos Árabes. "Al principio lo hacíamos de la mano de otra empresa, pero ya hemos empezado a salir solos", señala Álvarez.

De la vega al tarro

La producción hortofrutícola en la provincia de Granada alcanzó los 242,2 millones de euros el año pasado, lo que representa un 13,6% más que en 2014. Estas cifras vienen a confirmar, como señala Cooperativas Agroalimentarias de Granada, el crecimiento progresivo que el sector ha experimentado en la última década gracias, entre otros factores, a la aceptable producción de tomate cherry y pepino. "Asimismo, hay que resaltar la rentabilidad de las hortícolas de verano y el espárrago verde en la vega granadina. En este último cultivo las cooperativas están realizando una gran labor de asociacionismo que está mejorando su distribución", defiende Pedro Ruiz, representante de frutas y hortalizas del colectivo, que agrupa 90 entidades.

El sector hortofrutícola cuenta en la provincia de Granada con más de 5.000 agricultores asociados y genera unos 3.000 empleos directos. Con una gran variedad de hortalizas, cultivadas bajo abrigo y al aire libre, frutas de hueso y subtropicales, las cooperativas exportan el 85% de su producción, principalmente, a países europeos como Alemania, Inglaterra, Francia o Polonia. "Una de las grandes fortalezas del sector es la capacidad para producir frutas y hortalizas durante todo el año en distintas zonas", apunta Ruiz, quien refleja la preocupación del sector por la competencia de terceros países y el veto ruso.

Los buenos datos cosechados en este sector, junto a la buena campaña de comercialización del aceite de oliva y al crecimiento del 27% en la producción de almendra, ha ayudado a que las cooperativas agroalimentarias de Granada hayan facturado más de 547 millones de euros en 2015, un 24% más que el año anterior.

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Sobre la firma

Antonio J. Mora
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue redactor en la delegación en Andalucía durante más de seis años y, actualmente, es portadista web. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de periodismo de EL PAÍS, también trabajó en Diario Sur e Infolocalia. En 2009, ganó el premio nacional Alma de Periodista.

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