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Un tratamiento que sigue al paciente

La barcelonesa Medtep desarrolla una reconocida aplicación que permite más eficiencia a médicos y pacientes

Pablo Pantaleoni, consejero delegado y cofundador de Medtep.
Pablo Pantaleoni, consejero delegado y cofundador de Medtep.bernardo pérez

La falta de adherencia a los tratamientos médicos no solo es una de las principales causas de inefi­ciencia en el sistema sanitario, también empeora la calidad de vida de los pacientes al dificultar la curación. La barcelonesa Medtep ha desarrollado una aplicación que permite al móvil ayudar al paciente a mantenerse en el programa médico, tanto de forma directa como a través de otras aplicaciones. Y aunque un ambicioso plan de expansión internacional está presionando la cuenta de resultados de la compañía, Pablo Pantaleoni — consejero delegado, cofundador y nombrado por la revista Forbes uno de los 30 talentos menores de 30 años de 2016 en el área de salud— espera que la empresa retome la senda de los beneficios en 2018.

Aunque la mayoría de los 31 empleados de la firma trabaja en Barcelona (con oficinas en México y San Francisco), sus dos socios, Pantaleoni y Jacob Suñol, se conocieron en Suiza, en 2008. “Yo estaba haciendo el Erasmus y conocí a Jacob, que estaba trabajando en un laboratorio asociado a Google”, recuerda el consejero delegado en una conversación en el foro IN3, organizado por la Embajada de EE UU en España y Chamberí Valley en colaboración con PRISA (grupo editor de EL PAÍS), Cisco, Google y Coam. “Más tarde, cuando fundé mi primera start-up, él fue muy crítico con lo que estaba haciendo, me sugirió unos cambios y empezamos a trabajar juntos. Luego vendí la start-up y nos fuimos cada uno por nuestro lado”.

Tecnología que cura y cuida

En septiembre del año pasado, un estudio de Deloitte para el Gobierno británico estimó el tamaño del mercado global de salud digital en 2014 en casi 30.000 millones de euros. Para la consultora, en 2018 el mercado valdría más de 61.000 millones, un crecimiento anual compuesto del 18%. Una gigantesca oportunidad de negocio en la que empresas e inversores no quieren quedarse fuera.

Para el estudio de Deloitte, el mayor potencial de negocio está en el área de aplicaciones sanitarias: un crecimiento compuesto del 49% al año. Esto permitirá a estos programas superar en volumen de negocio a los sistemas digitales de salud, que en 2014 eran, con diferencia, el sector más importante dentro de la medicina digital, responsable de un 64% de los ingresos.

Le siguen en importancia los nuevos métodos analíticos y los wearables (equipos de medición portátiles), cuyas tasas de crecimiento previstas rondan el 20% anual.

Por otra parte, la tecnología ya ha ganado cuerpo entre los que realmente le sacan partido: los médicos. En 2014, una encuesta de iDoctus (una aplicación española de consulta médica) entre más de 7.400 facultativos, el 60% aseguraba que usa tres dispositivos (ordenador, tableta y móvil) para llegar a la información y casi el 95% accede por dos de ellos. Tres de cada cuatro encuestados afirmaban que las aplicaciones médicas los ayudan a ahorrar tiempo, y el 88% concluía que incrementan la seguridad en el diagnóstico y en la prescripción. Casi la mitad de los médicos declaraba utilizar aplicaciones médicas delante de los pacientes, y el 45% creía necesario recomendárselas, siempre y cuando cuenten con un aval médico y científico.

Los dos jóvenes no perdieron el contacto. En 2011, el padre de Suñol, médico, tenía un problema. “No sabía el historial del paciente ni lo que hacía entre visitas”, relata Pantaleoni. Jacob diseñó entonces un programa para satisfacer esa necesidad. Fue entonces cuando consultó con su amigo, licenciado en Administración y Dirección de Empresas, para considerar la posibilidad de una start-up que comercializase esa aplicación. “Lo estuvimos analizando durante meses, y en 2011 empezamos a trabajar en ello en serio, dejando nuestros trabajos”. La primera versión del programa apareció a principios de 2012.

En verano de ese año, la visita a RockHealth, una aceleradora de empresas especializada en salud de San Francisco, cambió el rumbo de la compañía. Tras pasar una criba de 600 candidatos, fueron incluidos en un grupo de 20 seleccionados, los únicos no estadounidenses. Allí decidieron orientar su negocio hacia el posdiagnóstico. “Vimos que el negocio con el que veníamos era difícil de escalar”, explica Pantaleoni. “El médico da un tratamiento con componentes médicos, de ejercicio físico o dieta. ¿Cuál es el problema? Que no tiene ni idea de qué hace el paciente entre visitas. Pero al otro lado, el paciente cada vez más se está registrando a apps que miden qué hacen, cuánto corren, dónde…”.

La oportunidad de negocio que ve Medtep es la de conectar una cosa con otra para mejorar las cifras. Dado que la aplicación es gratuita para el consumidor final, los ingresos tienen previsto venir de compañías farmacéuticas (como Boehringer, Grifols y Cellgen) y aseguradoras, como AXA y BNP Paribas. Las posibilidades de ahorro para estas empresas son enormes. Un estudio del Instituto Nacional de la Salud en Estados Unidos calculó los costes adicionales para el sistema sanitario provocados por la falta de adherencia a los tratamientos entre 100.000 y 300.000 millones de dólares. En España, un estudio del Observatorio de la Adherencia al Tratamiento basado en la Comunidad de Madrid estimaba el porcentaje de abandonos en un 57%.

“Tenemos resultados increíbles”, apunta Pantaleoni. “En un estudio sobre la hemofilia, el cumplimiento de los programas ha pasado de menos del 50% a casi el 90%”. Hoy más de 130.000 usuarios utilizan el programa, entre médicos, enfermeros y pacientes. Y los inversores están interesados. En su última ronda de financiación, la compañía obtuvo dos millones de dólares de capital.

¿Y la lista de los jóvenes prometedores de Forbes? “Nos ha supuesto más visibilidad, pero no más facilidades”, reconoce Pantaleoni. “Me propuso el presidente de la aceleradora Startup Health. No me dijo nada, me llegó un correo, pensé que era spam y lo tiré. Insistió, así que mandé mi candidatura. Cuando me llegó un correo diciendo que estaba en la lista, tuve que leerlo tres veces”.

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