Brufau asegura que es falso que el coche eléctrico no emita CO2
El presidente de Repsol pide que la OPEP "desaparezca como cartel"
El presidente de Repsol, Antonio Brufau, afirmó esta mañana, en la junta de accionistas de la empresa, que el coche eléctrico no es tan limpio como lo pintan y que si emite CO2 porque la electricidad que consume si produce emisiones. Asimismo pidió que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) “desaparezca como cartel” y el sector se rija por la oferta y la demanda. Brufau nucleó su mensaje en el cambio climático y en defender el petróleo frente a la generación de electricidad, que, según los datos que esgrimió, supone el 30% de las emisiones de CO2 frente al 16% del transporte. El grupo, que perdió el año pasado 1.227 millones por las latas provisiones de 2.957 millones, repartió un dividendo de 0,80 céntimos por acción.
“Es rigurosamente falso que el coche eléctrico no emita CO2, cuando se está subvencionando el coche eléctrico no se reducen las emisiones de CO2”, enfatizó Brufau ante un auditorio perplejo por una aseveración tan contundente. Se basó, para mantener esa teoría, en que gran parte de la electricidad que alimenta estos vehículos son producidos por carbón. Y puso como ejemplo Alemania, donde el 42% de la electricidad se produce con carbón. En consecuencia, la existencia de coches eléctricos en Alemania supone una emisión de casi el mismo CO2 (45%) que un vehículo tradicional que funcione con combustible.
En ese sentido, destacó que de las emisiones globales de origen antropológico la energía supone el 68% de las emisiones de CO2. La mayor parte de esas emisiones proceden del sector eléctrico, por encima del transporte, de manera que la generación de electricidad es responsable del 30% del total de emisiones, mientras el transporte se queda en el 16%. Y eso se debe, a juicio del ejecutivo de Mollerussa, a la presencia del carbón en la electricidad. Afirmación que el presidente de Repsol, que tiene el 30% de la eléctrica-gasista Gas Natural Fenosa, aprovechó para defender el gas natural como generador de electricidad: “Si se sustituyese el parque de carbón por ciclo combinado, las emisiones se reducirías la tercera parte”.
Al contrario de lo que pasa con la electricidad, casi el 40% del consumo mundial de petróleo no emite CO2, según Brufau. La explicación es que el petróleo se dedica como materia prima en la industria para la fabricación de muchos productos de la vida diaria.
Ante eso, Brufau resaltó que “si no hacemos nada, las emisiones no se incrementará, pero tampoco se reducirían de forma importante”. “Si queremos que no aumente la temperatura en más de dos grados [como se concluyó en la cumbre de París], en 2050 deberíamos haber bajado las emisiones un 50%, es decir, a 450 partículas por millón, que es como en 1975”, recalcó. Eso significa que solo puede crecer en energía un 0,4% anual hasta 2035.
En esas perspectivas, todas las fuentes de energía serán necesarias en el futuro, pero un papel creciente del gas y una paulatina reducción del petróleo, aunque entre ambas aportarán más del 50% de la demanda final. El 50% de la contribución de la eficiencia energética para alcanzar escenarios compatibles con el acuerdo de París.
Ante eso, Repsol se declara comprometida con esos objetivos energéticos y medioambientales del siglo XXI. Hay cuatro retos que no se pueden abandonar, según Brufau: seguridad de suministro, la energía debe ser competitiva, sostenibilidad del planeta y accesibilidad y universalidad (todo el mundo tiene derecho a tener energía).
El presidente de la petrolera, que no hizo ninguna mención a la situación política del país ni al proceso electoral, comenzó su discurso subrayando la volatilidad de los precios que ha caracterizado el sector en los últimos años, con una caída prolongada de los precios del crudo y del gas por dos causas: la crisis mundial y la sobreproducción porque la OPEP ha dejado de actuar como un cartel. No obstante, observa una paulatina recuperación en 2016, gracias a una evolución favorable del tipo de cambio por la fortaleza del dólar y un panorama también a favor para el downstream.
Para Brufau “lo mejor es que la OPEP desaparezca como cartel y que en el sector se juegue a la oferta y la demanda y no esté sometido a lo que dicen unos señores”. Según el presidente de Repsol ese es uno de los paradigmas que han cambiado en el sector. Además del cambio que ha experimentado la organización de productores de petróleo que durante años ha dominado el mercado, según Brufau el horizonte de escasez es más lejano, las grandes fluctuaciones en el precio del crudo ya no son tantas y ha cambiado la geopolítica tanto en el flujo de transporte como en el dinero.
En ese entorno mundial se espera que continuará creciendo la demanda de energía en todos los escenarios. En 2015 se produjo un desajuste de casi dos millones de barriles diarios entre oferta y demanda (96,5 millones de oferta por 94,7 de demanda), quedando la producción OPEP determinada por los incrementos en Irak y Arabia Saudí. Para 2016 se espera la estabilización de la oferta y el crecimiento de la demanda, dejando la diferencia en 600.000 barriles más de oferta. También se prevé una recuperación de los precios desde finales de este año.
La junta aprobó las cuentas del ejercicio, en las que la empresa perdió 1.227 millones tras realizar unas fuertes provisiones de 2.628 millones. El resultado neto ajustado, antes de provisiones, se situó en 1.860 millones. El dividendo del año asciende a 80 céntimos, 20 menos que el año anterior. Para la empresa, 2015 marca la transformación del grupo, centrada en el cierre de la compra de Talismán y la puesta en marcha de un plan estratégico hasta 2020 en los que prevé el ahorro de 2.100 millones (de los que ya ha realizado la mitad en 2016) y una producción anual de 700.000 barriles diarios.
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