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El crecimiento de India dispara las energías renovables

La inversión en este tipo de energía ha aumentado un 22% por el crecimiento del país

Un trabajador camina en la planta solar Naini de Allahabad, en el norte de India.
Un trabajador camina en la planta solar Naini de Allahabad, en el norte de India. REUTERS

India está sedienta de energía. Su PIB crece más del 7% al año y sus 1.200 millones de habitantes serán 250 millones más en 2018, cuando se convertirá en el país más poblado. El estilo de vida de la clase media y alta demandan cada vez más energía, y el Gobierno ha apostado por multiplicar la producción desde fuentes renovables en detrimento del carbón. En 2015, la inversión en este tipo de energía aumentó en un 22% con respecto a 2014 y llegó a 10.000 millones.

India es un país de contrastes: con un crecimiento vigoroso, todavía hay un 22% de pobres (unos 300 millones de personas) que están esperando tener electricidad en casa. La capacidad instalada, de 288 gigavatios, necesita crecer en un 7,3% anual durante los próximos 20 años para atender a la población y a la industria. Por ahora el 72% de su producción se realiza en centrales térmicas poco eficientes y muy contaminantes, alimentadas sobre todo a base de carbón local. Pero en esta carrera frenética por la generación de energía, el Gobierno está apostando por cambiar el modelo de producción energética para darle un mayor protagonismo a las renovables. Como prometió el primer ministro, Narendra Modi, antes de la cumbre de París, la meta está en llegar a generar el 40% de la energía con combustibles no fósiles para 2032.

Esta apuesta se debe a varias razones: “Una de las más importantes es cuidar nuestra seguridad energética. Somos conscientes de que el carbón no durará para siempre. Otra es el cambio climático y la contaminación. Además, los precios de las energías renovables son cada vez más competitivos, así que son muy buena opción”, explica un funcionario de la Corporación de Energía Solar de India (SECI, por sus siglas en inglés), una compañía gubernamental que diseña la implementación de los planes en este sector.

La apuesta solar es muy ambiciosa: el año pasado sus objetivos se quintuplicaron, lo que les ayudará a pasar de 20 gigavatios a 100 en 2022. Por hacer la comparación, la capacidad total instalada en España se encuentra en torno a los 106 gigavatios. India quiere generar 175 de energía limpia para 2022: además de los 100 de energía solar, otros 60 procederán de la eólica, 10 de biomasa y cinco de pequeñas proyectos hidroeléctricos.

Esta política la ha hecho destacar en el último informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente sobre inversiones en energías renovables. En 2015, por primera vez, las inversiones en ese campo de los países en desarrollo (156.000 millones de dólares, un 19% más que en 2014) sobrepasaron a las de países desarrollados (130.000 millones de dólares, un 8% menos que en 2014). Aunque India está muy lejos de los 102.000 millones que destina China, aumentó en un 22% con respecto a 2014, llegando a 10.000 millones.

Solo buenas intenciones

Que un país como India esté apostando por la energía limpia es una muy buena señal, pero hay que verlo perspectiva: todavía falta un gran camino por recorrer. La mayoría de las fuentes de energía instaladas y por instalar son de combustibles fósiles, apunta el director de la Iniciativa Financiera de la UNEP, Eric Usher. Asegura que es una buena intención política, pero falta ver la implementación, que ciertamente es más factible con los precios cada vez más bajos de la energía solar. “Es muy importante que los Gobiernos tengan políticas que tomen en cuenta los beneficios para el medio ambiente. Un buen ejemplo es China, donde la contaminación del carbón empezó a figurar en sus costes y empezaron a cerrar estas plantas”, dice.

Una de las razones indias para revisar sus objetivos de generación de energía solar y quintuplicarlos es que el coste por unidad se está abaratando a pasos veloces. El SECI prevé que en uno o dos años la energía solar llegue a ser más barata que fuentes contaminantes como el carbón. Aunque todavía depende si el carbón es importado o no (India compra fuera el 18%, pero su combustible local es muy competitivo), en enero pasado se llegó a un coste mínimo histórico en una licitación del Gobierno del Estado de Rajastán en el que en se estableció un precio de 4,34 rupias por kilovatio-hora, es decir, 5,78 céntimos de euro. Este es uno de los costes más bajos en todo el mundo y los expertos apuntan a la gran innovación que hay en el país asiático. Esta tendencia que seguirá, según KPMG, hasta llegar a 4,78 céntimos de euro en kilovatio-hora en 2025.

Oportunidades para las firmas españolas

Tras el cambio de política de las energías renovables en España, con un fuerte descenso de las primas, India significa una oportunidad. “Es un país que está haciendo una apuesta, así que hay que estar. Las empresas tienen que venir, pero sabiendo a lo que vienen: India es compleja, no es un país, son varios”, explica el consejero jefe de la Oficina Económica y Comercial de España en India, Carlos Jiménez Aguirre. Dice que es opuesto a la Unión Europea: en el país asiático hay una unidad política y monetaria, pero no es una unidad de mercado. Por ahora hay distintos esquemas fiscales e incluso aranceles entre distintos Estados.

Produciendo energía eólica en India están ya Gamesa y Acciona Windpower. En solar está Abengoa y otras firmas medianas y pequeñas, ya que hay distintas licitaciones por Estados. Según la información de la Oficina Económica y Comercial, los Estados más idóneos para energía solar son, en este orden, Rajasthan, Gujarat y Madhya Pradesh. Para energía eólica serían Tamil Nadu, Gujarat, Maharashtra, Rajasthan y Karnataka.

“Es lógico que India y China estén aprovechando la oportunidad que tienen en apostar por las renovables: necesitan dar una solución inmediata a su enorme demanda por el crecimiento demográfico y económico”, explica el consejero. El primer aeropuerto que se mantiene completamente con esta energía está en el sur del país, en Cochin, Kerala. Sus 46.000 paneles producen lo suficiente para que sea autónomo. Aseguran que la instalación está ahorrando 300.000 toneladas en emisiones de carbono, lo equivalente a plantar tres millones de árboles.

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