La fábrica de los aromas
La catalana Eurofragance avanza en el mercado de fragancias para perfumerías
Pese a tener una gran multinacional de la perfumería como es Puig, España no cuenta con muchos productores de fragancias para el mercado global. A gran escala, el sector está básicamente en manos de cinco grandes compañías: dos suizas, una alemana, una estadounidense y una japonesa. Entre todas, controlan el 65% del mercado. Pero la existencia de este oligopolio no fue un obstáculo para que en 1990 Santiago Sabatés, un licenciado en periodismo con 25 años, tentara a la suerte y creara un fabricante de fragancias para la perfumería: Eurofragance.
“Empezamos con muy poco capital, de modo humilde. Con solo cinco trabajadores y el apoyo de nuestro padre, que era director comercial en Lucta, la mayor firma española de aromas y fragancias”, cuenta Nuria Sabatés, responsable de imagen y comunicación de la firma y hermana del fundador. Santiago y Nuria estaban destinados al negocio: “Crecimos jugando a hacer perfumes en casa”, relata ella. Pero, mientras el padre se contentaba con su puesto en Lucta, Santiago quería tener su empresa. “Todo fue posible porque se juntó la experiencia de uno con la ambición del otro”, añade Nuria.
Veinticinco años después, el experimento se consolida. El año pasado Eurofragance facturó 54 millones de euros, el 90% fuera de España. Con 202 empleados en sus plantas, centros creativos y delegaciones en el mundo, la empresa catalana con sede en San Cugat produce 1.000 nuevas fragancias al año y 2.000 toneladas de producto final (esencias básicas), destinadas a sus clientes: los fabricantes de perfumes (73% de la producción), cuidado personal (19%) e higiene del hogar (8%). En la sede de la compañía, controlada al 100% por la familia Sabatés después de recomprar el 25% que tenía el Banco Sabadell, recuerdan que, desde su fundación, la empresa ha crecido a un ritmo del 10% anual.
Su progresión estos años ha sido frenética. Pasó de 17,7 millones de euros de ventas en 2007 a 53,7 millones en 2014, el triple en siete años. “No hemos adquirido una sola empresa en estos años”, explica la ejecutiva. Todo lo contrario, en 2013 vendieron su división de aromas para la alimentación a la británica European Fragance & Flavours con el objetivo de centrarse en fine fragances para la perfumería.
A pesar de ser mediana, Eurofragance funciona con la cultura de una multinacional. Se mueve por el mundo con soltura y distribuye su actividad y plantilla por dos plantas de producción (España y México), tres centros creativos (México, Dubái y Singapur) y varias filiales en Turquía, Filipinas y Polonia. Cuenta con una plantilla procedente de 15 nacionalidades, lo que obliga “a utilizar el inglés como idioma habitual”, dice Nuria Sabatés.
Lo mismo se podría decir de su cúpula ejecutiva. De sus 12 principales directivos, 5 son extranjeros. “No tenemos reparos”, dice la ejecutiva, “en buscar los mejores profesionales en todo el mundo”. Sabatés ha logrado fichar para su compañía a ejecutivos de algunas de las cinco grandes empresas de fragancias del mundo. Antoine de Riedmatten, nuevo director global de ventas, ostentó cargos de primera línea en Firmenich. Y Henry van den Heuvel, nuevo director creativo global, trabajó también en Firmenich y Takasago. Eurofragance tiene un plan de expansión muy fuerte y “eso motiva mucho”, dice Sabatés. Otro factor de atracción es Barcelona, “una ciudad muy atractiva para los profesionales de todo el mundo debido a su clima, ubicación y calidad de vida”, dicen desde la empresa.
Eurofragance nunca se conformó con operar solo en España. Tres años después de la fundación empezaba a exportar. Su primer destino fueron los mercados del norte de África y Oriente Próximo. “Nos interesó”, prosigue la ejecutiva, “porque es una zona del mundo con una cultura en la que se vive el perfume”. Esta área sigue siendo muy importante para Eurofragance, el 50% de las ventas se hacen allí. La firma quiere ahora ganar mercado en América y Asia, donde vende solo el 8%, y para apuntalar esa estrategia es la planta de producción que pusieron en marcha en 2011 en México. La idea es producir ahí una tonelada diaria de esencias en 2017 y dos toneladas en 2018. “Vamos a utilizar esa planta”, dice Sabatés, “para trabajar en México y entrar en Colombia, Perú, Costa Rica o Venezuela”. Además, la apertura de los centros de innovación y creación de fragancias inaugurados en los últimos meses tiene como objetivo captar las tendencias locales y adaptarse a ellas.
“Pese a que hay perfumes que gustan en todo el mundo”, apunta Nuria, “lo más normal es que en cada sitio las preferencias sean diferentes debido al clima o a la herencia cultural. En el mundo árabe gustan los perfumes a partir de la rosa y otras flores, y en Latinoamérica los de notas más frutales”. Además de perfumistas, estos centros tienen captadores de tendencias, en un departamento de sensorial marketing, que se dedican a captar por dónde van las preferencias del público.
Doble juego
Eurofragance es una empresa tanto de concepción de fragancias como de su producción. “Diseñamos fragancias en colaboración con los clientes, siguiendo sus pautas, que luego producimos y distribuimos en bidones”. Estas esencias originales, las que dan el olor, son compuestos de materias primas químicas y naturales y cuya fórmula es secreta (no la conoce el cliente) y suponen entre el 10% y el 25% del producto final que llega al consumidor. El resto, básicamente, es alcohol. La clave del éxito es que algunas tengan la aceptación necesaria “para que el cliente quiera seguir vendiéndolas, con lo que lo fidelizamos”, explica Nuria.
La existencia de una empresa como esta en España es una rareza. La mayor parte se dedica a los aromas para la alimentación. Pero esto no ha sido siempre así. “España”, cuenta Sabatés, “tuvo en el pasado una gran tradición perfumista con empresas como Gal, fundada en 1903, Parera (con Varón Dandy), Mirurgya o La Toja, creada en 1907”.
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