Bruselas advierte del riesgo político en España y reclama nuevos ajustes
La Comisión Europea cree que España incumplirá el objetivo de déficit en 2016 por los elevados gastos públicos
Bruselas entró en campaña un par de semanas antes de las elecciones con un informe en el que advertía de que España está obligada a acometer una nueva ronda de recortes y reformas. Y sigue adentrándose en las procelosas aguas de la política española: en sus previsiones de invierno, la Comisión Europea deja claro que el mayor riesgo para la economía es “la incertidumbre que rodea la formación de Gobierno”. Bruselas revisó este jueves al alza —por cuarta vez en un año— el crecimiento del PIB. Pero dejó el enésimo aviso por el lado fiscal: “Sea cual sea el nuevo Gobierno”, dijo el comisario Pierre Moscovici, “debe hacer ajustes en 2016”.
España crecerá más de lo que Bruselas preveía hace solo tres meses: el 2,8% este año y el 2,5% el próximo —tal y como avanzó este jueves EL PAÍS—, varios cuerpos por encima de la media europea. A pesar de esa potente recuperación, tiene un par de problemas graves. Uno: enormes vulnerabilidades, que van del récord de Europa de paro (más del 20%) a la abultada deuda pública, privada y exterior, un equipaje peligroso si se abre un nuevo capítulo de la Gran Crisis. Y dos: un lío a la vista en Bruselas por su falta de rigor fiscal. España ha sido incapaz de cumplir los objetivos de déficit público en la última legislatura. Ni un solo año. El agujero cerró 2015 en el 4,8% del PIB, seis décimas (algo más de 6.000 millones de euros) por encima de lo previsto, aunque esos datos son provisionales. Y se irá al 3,6% en 2016, ocho décimas o casi 9.000 millones más de lo pactado. Siempre según los vaticinios de la Comisión, el déficit no estará por debajo del umbral del 3% del PIB hasta 2017: con un año de retraso, que le puede costar a España una crisis política en Bruselas.
"La espera política será también la espera para los agentes económicos y eso es un riesgo", ha señalado Pierre Moscovici
“El próximo Gobierno debe presentar un presupuesto actualizado: debe tomar medidas para cumplir las reglas”, explicó tajante Moscovici. Bruselas ya no confía en que el Gobierno del PP vaya a cumplir su promesa de dejar el déficit cerca del objetivo, como insiste en decir el ministro Luis de Guindos. La Comisión tampoco contempla, al menos ahora, una nueva ampliación de los plazos para España: la última se concedió en plena doble recesión, y el brazo ejecutivo de la UE entiende que con crecimientos del 3% —y con una muy discutible bajada de impuestos antes de las elecciones—, España no merece más flexibilidad para cumplir el déficit. El PSOE intentará renegociar ese asunto si gobierna; Bruselas no lo ve claro, menos aún si los socialistas anulan la reforma laboral.
Con las reglas en la mano, el próximo Ejecutivo debe llevar a Bruselas un paquete de ajustes de casi 9.000 millones. Si hay algo de manga ancha, el recorte podría ser de menor cuantía, pero acompañado de un paquete de reformas consistente. De lo contrario, España se expone a incumplir el Pacto de Estabilidad. Si Bruselas resuelve que el Gobierno no ha tomado acciones efectivas para reducir el agujero fiscal, podría proponer sanciones. Es poco probable que haya multas, pero se da por seguro que el equipo de Juncker le sacará los colores a España y a algún otro país: Francia, Italia y Portugal tienen serio riesgo de incumplir, aunque con agujeros fiscales menos prominentes.
“Las medidas que eran necesarias en noviembre [tras la controvertida opinión de Bruselas sobre el presupuesto español, un sainete protagonizado por Moscovici que le granjeó duras críticas] siguen siendo necesarias. Y deberá tomarlas el nuevo Gobierno, sea del color que sea”, dijo el comisario socialista francés.
La batería de avisos y advertencias no queda ahí. Por segunda vez en dos semanas, Bruselas asegura que el principal riesgo para la economía “se deriva de la incertidumbre que rodea la formación de un nuevo Gobierno”. La Comisión ya dijo que si esa incertidumbre se prolonga puede tener efectos sobre los mercados. Bruselas, en fin, sigue en guardia. El próximo Gobierno, si es que llega, tendrá trabajo: un lustro después del inicio de la crisis del euro, el déficit roza el 5%, la deuda supera el 100% y Bruselas quiere otra dosis de tijera. La recesión queda ya lejos, pero queda crisis para rato.
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