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El plan de Abengoa reduce al 8% el poder de los Benjumea

El grupo propondrá a los fondos y la banca acreedora entrar en el capital con un 75%

Miguel Ángel Noceda
Felipe Benjumea, expresidente de Abengoa, y Manuel Sánchez Ortega, ex consejero delegado, el 18 de octubre de 2013
Felipe Benjumea, expresidente de Abengoa, y Manuel Sánchez Ortega, ex consejero delegado, el 18 de octubre de 2013

La familia Benjumea y los restantes fundadores de Abengoa verán reducidos sus derechos de voto en el grupo del 30% al entorno del 8%, según el plan de viabilidad que se encuentra en elaboración y que se aprobará este mes. Esta dilución se produce como consecuencia de la entrada en el capital de los fondos de inversión propietarios de bonos y de la banca acreedora mediante la conversión de deuda. Los nuevos accionistas controlarán en torno al 75% del capital, lo que significa que los actuales verán diluida su participación al 25%. 

El plan de viabilidad de Abengoa, que los responsables del grupo tienen previsto someter a aprobación del consejo de administración el día 25 de enero, necesita el apoyo de los acreedores para evitar el concurso de acreedores antes de que el 27 de marzo venza el plazo del preconcurso. Con este plan, la sociedad Inversión Corporativa, que agrupa a las familias fundadoras y otros accionistas tradicionales de Abengoa, se aproxima a la nada. En la actualidad, posee en torno al 53% de las acciones, aunque solo el 30% de los derechos políticos. Estos se quedarían diluidos en una cuarta parte con la ampliación y conversión de deuda que se propone.

El plan de negocio contempla centrar la actividad en construcción e ingeniería, lo que supone proceder a la venta de activos. La desinversión afectaría principalmente inmobiliarias y algunas plantas en construcción, así como otras de actividades consideradas prescindibles como desalinizadoras o algunas solares. De esta forma, el grupo quedaría mermado a las dos tercios de su actual dimensión en el mejor de los casos.

Esa será la propuesta que la entidad presidida por José Domínguez Abascal realizará a sus acreedores y en la que ha puesto toda su confianza después de los apoyos recibidos, sobre todo por los bonistas, y que está basada en las fortalezas del grupo (la tecnología y el producto integrado). El objetivo es mantener lo bueno y evitar los errores del pasado, caracterizado por el excesivo apalancamiento financiero.

La compañía negocia con los fondos un nueva inyección de liquidez por valor de 160 millones de euros

El proyecto manejado precisa una aportación de capital y no desprenderse de Abengoa Yield, la filial estadounidense pensada en principio como principal moneda de cambio para evitar el concurso. No obstante, tendrá que negociar que se levante la pignoración de sus acciones.

Menos liquidez

En paralelo, la empresa negocia con los fondos una nueva inyección de liquidez, adicional a los 113 millones de euros obtenidos con los principales bancos acreedores el pasado diciembre. Las necesidades inmediatas del grupo, que pretende cerrar un acuerdo próximamente para recibir el dinero antes de que acabe enero, se elevan ahora a unos 160 millones. Es decir, la inyección total no llega a los 300 millones y es significativamente inferior a los 450 millones que cifró en diciembre.

Los fondos se han mostrado satisfechos con el modelo en los contactos y los bancos a realizar las quitas necesarias, cuyas cuantías se concretarán en las próximas negociaciones. Abengoa ha hecho la aproximación con los bonistas y que han ido comprando paulatinamente a buen precio (al 15%). Estos fondos, representados por Houlihan Lockey, poseen en torno al 40% del total. Por otro lado, negocia con otros fondos dispuestos a meter dinero fresco. A ellos se unirían los bancos, que además de la quita, capitalizarían parte de la deuda.

Abengoa debe a la banca y bonistas 8.904 millones, repartidos más o menos en partes iguales. A esa cifra hay que sumar una deuda de 4.500 millones con los acreedores. Los acreedores deberán elegir entre dos escenarios: el plan de negocio en el que participarían o el concurso de acreedores y la liquidación.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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