Reforma de la Administración o solo recorte
El Gobierno afirma que liquidó 115 organismos, pero únicamente han sido tres reales
La reforma administrativa de Mariano Rajoy ¿ha sido una reforma en profundidad, o fundamentalmente un conjunto de recortes, a veces efímeros?
Los últimos datos del empleo público alientan alguna preocupación. El Gobierno propulsó una reducción funcionarial notable en los distintos niveles administrativos, sobre todo en el central (61.207 puestos menos desde que tomó el poder) y autonómico (63.016 menos): un total de 147.312 puestos amortizados, sobre todo por vía vegetativa de no reposición. Así que alguna aportación en principio positiva a la austeridad (mejor cortar gasto corriente que inversión) no puede negársele (si bien la contracción del gasto perjudicó al consumo), aunque el motor clave de la reactivación hayan sido los vientos de cola exteriores (euro barato, petróleo desplomado, reactivación de la eurozona).
Pero el dato del último ejercicio contradice la tendencia del mandato: el personal de todas las Administraciones aumentó de julio 2014 a julio 2015 en 20.156 personas.
Más inquietante es el signo social de los recortes. El gasto público total se redujo, de principio a fin del período en 46.304 millones (EL PAIS, 30 de diciembre); de los que 10.740 corresponden a sanidad y educación, el 23% del total, solo superado por el recorte en Cultura. O sea una reducción de cerca de 40.000 millones en el cuatrienio.
Más allá de la reducción de personal y gasto, se han introducido algunas reformas organizativas. El balance oficial de la Comisión para la Reforma de la Administración (CORA) es entusiasta: 191 medidas ejecutadas, el 86% del total; 381 convenios con las autonomías suscritos, 2.305 entes públicos suprimidos.
¿Qué hay bajo esas cifras? La Administración electrónica se ha multiplicado (es lo mejor), pero aún carecemos de ventanilla única para crear empresas. Y de los entes públicos suprimidos, 754 eran autonómicos, 1.436 locales, y solo… 115 centrales (la frugalidad va por barrios).
Peor, si cotejan la lista en la web de Hacienda, comprobarán que el Gobierno central solo ha suprimido de verdad tres organismos autónomos: el de la Cría Caballar de las Fuerzas Armadas, el Consejo de la Juventud y la Obra asistencial familiar de la provincia de Sevilla. Las 112 restantes son desapariciones por fusión, absorción o cesión a otros organismos, o cancelaciones de empresas que ya no estaban operativas: buena limpieza de hojarasca, sí, pero de escaso relieve económico.
Y ahora vuelvan al registro de personal y pregúntense por qué ministerios cuyas principales competencias se traspasaron y son ya exclusivas de las comunidades siguen estando tan dotados, duplicando así funciones con las autonomías. ¿Acaso no debieran reducirse a organismos de coordinación/gabinetes de preparación de legislación de base? ¿Por qué Educación y Cultura sigue ocupando a 13.255 personas? ¿Y Sanidad, a 4.212?
Está bien simplificar los organismos autonómicos ¿Por qué no los centrales? ¿O mejor hablar de centralistas?
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