¿Y a mí en qué me afecta lo que haga la Reserva Federal de Estados Unidos?
El banco central de EE UU se dispone a subir los tipos de interés tras casi una década. Aquí las claves sobre los riesgos, quién gana y quién pierde con la medida
Salvo sorpresa mayúscula, la Reserva Federal (Fed, en su abreviatura habitual), el banco central estadounidense, anunciará hoy la primera subida de tipo de interés oficial en nueve años. Todos los ojos llevan meses puestos en Janet Yellen, la presidenta de esa institución con sede en Washington. El precio del dinero ronda los intereses cero desde 2008 y ahora se espera un incremento leve. ¿Por qué lo que haga la Fed afecta a todo el mundo?
12 tipos sentados a una mesa. Las decisiones sobre política monetaria en EE UU las toma el llamado Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés), formado por 12 miembros que se reúne ocho veces año durante dos días. Además de otras medidas, este ente fija el “precio oficial” del dinero: influye en lo que a los bancos les cuesta financiarse y por tanto acaba repercutiendo en los productos financieros finales, desde los préstamos al consumo a las hipotecas. La Reserva Federal es el mayor banco central del mundo y el dólar, sobre el que influye directamente, la gran divisa de referencia global.
Subida mínima. El repunte de tipos, de confirmarse, será mínimo para una economía que ha convertido la excepcionalidad monetaria —los tipos de interés a cero— en la norma habitual y para la que el camino de regreso está plagado de incertidumbre, especialmente porque se produce cuando Europa avanza en sentido contrario, con toda la munición de estímulos que Estados Unidos ya ha completado.
¿En qué se basa la Fed para tomar la decisión? Los tipos de interés llevan en cero (entre el 0% y el 0,25%) desde hace más de seis años y eso genera una lluvia de liquidez que, a la larga, también es peligrosa porque favorece la sobrevaloración de activos y las burbujas financieras. Para subirlos, la Reserva Federal controla lo que pasa con el crecimiento económico (que tiene un ritmo anual superior al 2%), el mercado de trabajo (la tasa de paro del 5% es considerado pleno empleo) y los precios. Estos últimos son los que más dolores de cabeza generan en la Fed, ya que la subida ayuda a frenar la inflación y esta ya es demasiado baja, lejos del objetivo del 2%, en buena medida por el desplome del precio del petróleo, que parece no encontrar suelo. El último dato, hecho público el martes, indica que los precios se mantuvieron sin cambios en noviembre, con un avance interanual de 0,5%.
Sube el dólar, baja el euro. Poner el dinero más caro (subir los tipos) lleva a que muchos inversores opten por mantener sus recursos concentrados en esa divisa, y la expectativa de que sigan subiendo provoca más inversión en el billete de verde. Eso lo revaloriza frente al resto de monedas de referencia mundial. Y si, además, el movimiento de la Fed coincide con actuaciones de otros bancos centrales, como el europeo, en sentido contrario (una divergencia que en la jerga financiera se conoce como decoupling), el efecto de debilidad sobre el dólar es superior. Como hace más de un año que se espera la medida, el ajuste ya se ha ido produciendo y la moneda europea ha perdido un 12% frente al dólar en el último año.
Ganadores del dólar más fuerte. Las empresas estadounidenses que importan productos están de enhorabuena porque sus dólares valen más y, con la misma cantidad, pueden hacerse con más material. Así que también son buenas noticias para los exportadores de países con otra moneda, porque sus productos se han hecho más baratos y atractivos. Con la misma lógica, el poder adquisitivo de un turista estadounidense ha mejorado ostensiblemente con la apreciación del billete verde. Es, también, un beneficio para los ahorradores y, por el contrario, una mala noticia para los deudores.
Malas nuevas para la industria americana y los endeudados en dólares. La subida de dólar, en cambio, está lastrando las exportaciones estadounidenses porque se han encarecido y han perdido competitividad en el exterior. Los últimos datos reflejan que el índice manufacturero de Nueva York lleva cinco meses en el territorio negativo: en -4,59 puntos en diciembre, algo mejor que el -10,74 en noviembre. En la lista de damnificados están también los trabajadores expatriados que cobran su salario en euros. Y aquellos países que, bien acumulan grandes cantidades de deuda denominada en dólares, bien tienen la divisa estadounidense como propia (Panamá o Ecuador, por ejemplo).
Menos liquidez en los mercados. Los efectos restrictivos de la política monetaria provocan una menor liquidez en los mercados y ha estado generando ya sacudidas en los mercados en los últimos días, sobre todo en los activos más especulativos, que están perdiendo atractivo para los inversores. Lo ocurrido esta semana con una cartera de bonos basura del fondo Third Avenue ha encendido algunas alarmas: ha suspendido los reembolsos para poder desmantelarlo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.