Bruselas desafía a Berlín con su fondo de garantía de depósitos común
La Comisión tiene lista una propuesta esencial para completar la unión bancaria con un esquema de garantía de depósitos común, que Alemania rechaza
Bruselas desafía abiertamente a Berlín con un esquema común de garantía de los depósitos bancarios que conlleva una mutualización gradual de los riesgos del sector financiero. La Comisión Europea tiene listo el diseño de un fondo común que supone compartir progresivamente los riesgos con los fondos nacionales, pero que sería plenamente operativo en 2024. Berlín no quería ese diseño —clave para completar la unión bancaria— ni en pintura. Aunque el plan nace cojo: no hace una sola mención de los imprescindibles cortafuegos fiscales.
Los grandes bancos son internacionales hasta que mueren: hasta que llega una crisis financiera de gran calibre. Entonces se repliegan en sus países y dependen del Estado cada vez que surgen problemas, como ha demostrado la Gran Recesión. La UE puso en marcha la unión bancaria en 2012 para evitar eso, ante el endemoniado círculo vicioso entre los balances bancarios y la deuda pública.
Ese proyecto está lejos de ser creíble: los socios de europeos se encallan cada vez que aparece la palabra mutualización, y cada vez que hay que comprometer dinero público para dar empaque al proyecto, por la oposición de Berlín. La Comisión tiene lista una propuesta esencial para completar la unión bancaria con un esquema de garantía de depósitos común, según el borrador de una propuesta legislativa de 51 páginas obtenido por este periódico.
Se trata de ver cómo se reparte la factura cuando cierra un banco y hay que devolver los depósitos asegurados, de hasta 100.000 euros. El plan incluye la mutuali-zación gradual de los riesgos en contra de los deseos de Alemania, que teme que sus bancos acaben pagando por los agujeros de los demás. Pero no dice una palabra de los imprescindibles cortafuegos con dinero público, esenciales para garantizar los depósitos cuando vienen curvas.
Propuesta en tres fases
El desafío se queda a medias. Por un lado, Bruselas hace caso omiso de los avisos de Berlín, que en septiembre puso negro sobre blanco en un duro documento que considera “inaceptable” debatir ahora esa propuestas. Además, afectará a las sparkassen y los landesbanken, las cajas locales y regionales alemanas.
A la vez, la Comisión no ha querido entrar en los cortafuegos con la excusa de que no puede imponer obligaciones fiscales a los Estados: “Esa decisión queda para los socios durante la negociación”, según fuentes del Ejecutivo. Se trata de un plan gradual, en tres fases, y que conjuga los intereses de los países acreedores, con los bancos supuestamente más solventes, y de la periferia, tras la prometida —y fallida— recapitalización directa.
Hasta 2020 será un esquema de reaseguro: el fondo europeo no interviene hasta que se agotan los fondos nacionales, y solo pone un 20% del dinero. De 2020 a 2024 empieza la auténtica mutualiza-ción (limitada al dinero de los depositantes, nunca a los contribuyentes), con un sistema de coaseguro en el que los fondos de garantía nacionales comparten desde el primer minuto la factura, y en el que el fondo europeo va cobrando mayor protagonismo (a razón de un 20% al año). En 2024 el fondo común estará totalmente operativo.
Los bancos cotizarán en función de su riesgo, con el 0,8% de los depósitos totales (15.000 millones solo en Alemania), pero los bancos más seguros —según las pruebas de estrés de la Autoridad Bancaria Europea (EBA)— pondrán menos, y las entidades con menor solidez contribuirán con más de ese 0,8% de los depósitos.
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