Un nuevo modelo productivo para España: ahora o nunca
La educación, la innovación y la industria deben trabajar de forma coordinada y no separada por políticas que podrían ser divergentes
Se habla mucho sobre la necesidad de cambiar el modelo productivo de España, pero no tan frecuentemente de cómo conseguirlo. Recientemente hemos escuchado decir que España puede ser un "cosmos" de innovación y talento si no se desvía del camino. Lo cierto es que, si las cuentas macroeconómicas nos empiezan a salir, nos estamos jugando incorporarnos de una vez por todas al grupo de las economías que lideran la competitividad en Europa. Y si no damos el salto de calidad ahora, no lo daremos nunca.
Por lo tanto, necesitamos políticas de Estado que sitúen la innovación, la industrialización, la formación y el empleo de calidad en el centro de la agenda nacional. Más allá de coyunturas políticas. Con la participación y el consenso de todos los agentes sociales.
Está demostrado que el sector industrial genera un empleo más estable y resistente a los cambios de ciclo económico. Incrementar el peso de la industria en el PIB, con el objetivo de alcanzar el 20% en 2020, no se improvisa. Se construye con un plan a largo plazo y unos objetivos claros.
Es necesario asimismo establecer un pacto por la innovación. Europa nos está marcando el paso, y España se ha fijado como objetivo que en 2020 nuestra inversión en I+D+i represente el 2% del PIB. Para ello es preciso continuar con una estrategia enfocada a crear un verdadero ecosistema de innovación, con políticas impulsadas por la Administración y lideradas por las empresas. Deberíamos concentrar los esfuerzos en sectores estratégicos que actúen como tractores del crecimiento. Asimismo, incentivar la inversión productiva y la creación de centros de excelencia de empresas de carácter internacional, como una forma de atraer inversión para el país.
Pero si queremos construir un tejido productivo sólido y estable debemos comenzar por la base, que es la educación. Necesitamos un consenso político que dé estabilidad al modelo educativo y que contemple planes que generen interés por la formación tecnológica y el mundo empresarial, al tiempo que promocionen y hagan atractiva la formación profesional. La educación superior debería tener como fin el mercado laboral, de manera que sea más práctica y orientada, además, a las necesidades de las empresas.
En definitiva, la educación, la innovación y la industria deben trabajar de forma coordinada y no separada por políticas que podrían ser divergentes. Se trata de un reto prometedor y objetivamente posible, en el que las multinacionales que llevamos años en España tenemos bastante que aportar. Como embajadores de nuestro país ante nuestras sedes corporativas, consideramos la misión como nuestra. Y a partir de nuestra trayectoria y conocimiento, también sabemos que no basta con no desviarnos del camino. Necesitamos acelerar y hacerlo juntos.
Antonio Moreno es vicepresidente de la Fundación Innovación España (I+E) y presidente de Alstom España.
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