El déficit comercial español baja un 1,1% por el empuje exportador
La "sustancial" caída de los precios de la energía permitió reducir en un 30% el déficit energético hasta septiembre
La mejora de las ventas exteriores y el desplome del crudo redujeron el déficit comercial español un 1,1% en los nueve primeros meses del año, hasta los 18.642 millones de euros, según los datos difundidos este jueves por el Ministerio de Economía. Las exportaciones repuntaron un 4,4% entre enero y septiembre, hasta los 186.261 millones, mientras que las importaciones subieron un 3,9%, hasta los 204.903 millones. Por su parte, la tasa de cobertura (el porcentaje de las importaciones que puede pagarse con las ventas al exterior) se situó en el 90,9%.
El déficit comercial, eterno talón de Aquiles de la economía española durante los años de bonanza, vuelve a remitir tras un 2014 negativo. A la brutal devaluación interna posterior a la crisis —un nuevo contratado cobra, de media, un 12% menos que hace cinco años— y la paulatina recuperación de la eurozona, principal destino de las exportaciones, se unen ahora dos factores externos: el desplome del precio del petróleo —que abarata la factura importadora— y la debilidad del euro —el mejor catalizador de las exportaciones hacia países que no pertenecen a la eurozona—. Entre enero y septiembre de este año, el barril de crudo costó, en promedio, 56,6 dólares y el euro se cambió por 1,11 billetes verdes, frente a los 107 y 1,35, respectivamente, del mismo periodo de 2014.
En la nota, publicada ayer, el departamento de Luis de Guindos reconoce que la “sustancial” caída de los precios de la energía permitió reducir el déficit energético más de un 30%, con su consecuente efecto sobre el saldo exterior total, pero subraya que la tasa de crecimiento de las ventas españolas en el exterior fue superior a la registrada en Italia (+4,2%) y Reino Unido (-0,8%). En cambio, la variación interanual de las exportaciones españolas es inferior a la registrada en la gran fábrica comunitaria, Alemania (+7,1%), y a la media de la UE (+5,1%), fuertemente influida por el dato germano.
En cuanto a la distribución geográfica de las exportaciones —que resistieron a un contexto exterior cada vez más adverso para el comercio mundial— destaca la fortaleza de la UE, que compró un 6,2% más y ya copa casi el 65% del mercado exterior español. Sorprende también la fortaleza de las compras chinas de productos españoles, que crecieron un 7,2% pese a la ralentización de su economía. En el lado contrario, los países emergentes, afectados por el descalabro de las materias primas, redujeron las compras de productos españoles en los nueve primeros meses del año. Destaca el retroceso ruso (-0,4%), impactado por la caída de ingresos procedentes del petróleo y por el veto a la compra de alimentos frescos procedentes de territorio comunitario.
Por sectores sobresale la contribución positiva del automóvil —el escándalo de las emisiones de Volkswagen, destapado en septiembre, aún no tiene impacto sobre las exportaciones—, de la alimentación, bebidas y tabaco, de la industria química y de los bienes de equipo. Solo un grupo lastró las exportaciones: los productos energéticos.
En lo relativo a las importaciones destaca el aumento de casi el 19% registrado en bienes de equipo, signo según Economía, del repunte de la inversión por la mejora de la situación económica.
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