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España es el quinto país de la zona euro que menos crece desde 2011

España acabará 2015 un 4% por debajo del nivel máximo de actividad económica alcanzado antes de la crisis, a principios de 2008

Alejandro Bolaños

Las estimaciones de la Comisión Europea, publicadas esta semana, se extienden por primera vez hasta 2017, lo que permite aproximar el balance de una década de crisis marcada por las altas tasas de paro, por encima del 20% en España. El balance empeora según se amplía la perspectiva: la economía española está entre las que más crecerán este ejercicio, pero el avance apenas compensa los efectos de la recesión registrada en el primer año y medio de la legislatura que ahora acaba. España es el quinto país con menor crecimiento acumulado desde finales de 2011 de entre las 19 economías que forman la eurozona.

El retraso en la recuperación española es aún más palpable en indicadores de pobreza, desigualdad o desempleo

Bruselas revisó al alza la previsión sobre cuánto crecerá la economía española este año, para situar el avance del PIB en el 3,1% anual, un pronóstico idéntico al del Banco de España, y algo menos optimista que el del Gobierno (3,3%). Pero también más factible: la Comisión anticipa un aumento trimestral cercano al 0,7% al cierre del año —una décima menos que en el tercer trimestre—. Mientras, para que se cumpla la predicción del Ejecutivo de Rajoy, el crecimiento del último trimestre debería ser el mayor desde 2007 (1,1%), pese al impacto del frenazo de las economías emergentes.

Si la economía española es, según los vaticinios de la Comisión Europea, la cuarta que más crecerá este año entre los 19 socios del euro, la revisión de lo ocurrido en la legislatura arroja la imagen opuesta: el crecimiento acumulado en estos cuatro años solo llega al 2% (apenas el 0,5% de media anual), un saldo que solo es mejor que el de Portugal (-0,2%), Finlandia (-2,5%), Italia (-2,8%), Chipre (-9,5%) y Grecia (-10,9%).

De hecho, España acabará 2015 un 4% por debajo del nivel máximo de actividad económica alcanzado antes de la crisis, a principios de 2008, que tardará aún dos años más en retomar. El conjunto de la zona euro llegará el nivel precrisis este año (Alemania y Francia lo hicieron en 2011), la UE lo recuperó el año pasado, y EE UU a mediados de 2010.

El retraso en la recuperación de la economía española respecto a sus socios europeos es aún más palpable en indicadores de pobreza, desigualdad o desempleo —Bruselas cree que la tasa de paro no bajará del 20% hasta 2017, una tasa solo superada por Grecia—. Un retraso que tiene mucho que ver con la incidencia que tuvo la segunda recesión registrada en esta década de crisis, mucho más acusada en España y en un puñado de países que en el conjunto de la zona euro.

La UE en conjunto ya recuperó el año pasado el nivel precrisis y EE UU a mediados de 2010

El colapso financiero que dio inicio a la Gran Recesión de 2008-2009 tuvo un impacto generalizado en la zona euro, del que salieron peor parados los países bálticos, Irlanda o Grecia. En año y medio, el PIB español mermó un 4,6%, frente al 5,7% que encajó la zona euro. Pero el estallido de la burbuja inmobiliaria durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) tuvo otras consecuencias: un déficit público elevado (11% del PIB), una intensa destrucción de empleo temporal (la mayoría de los tres millones de puestos de trabajo perdidos), o más créditos de dudoso cobro en la banca.

Segunda recesión

Para cuando los mercados empezaron a desconfiar de la capacidad de devolver la deuda de algunos países (Grecia, Irlanda y Portugal), y dejaron al descubierto la débil respuesta de la zona euro, la segunda recesión ya estaba en marcha, pero esta vez se cebó en media docena de economías.

En España, la segunda recesión se gestó en el último año de mandato de Zapatero (2011) y se agravó en el inicio de la legislatura de Rajoy (PP), para estirarse a mediados de 2013. La espiral de ajustes presupuestarios y reformas financieras —que restringían el crédito—, culminada en el rescate europeo del verano de 2012 y la intervención del BCE, acabaron por reducir el PIB otro 5,4%, frente al 1,7% de la zona euro.

Grecia (que ha perdido más del 25% de su nivel de actividad), Chipre y Portugal sufrieron incluso más en esa segunda recesión; Italia y Eslovenia registraron una pérdida económica similar a la española. Irlanda es el caso opuesto a Grecia, que todavía padece por las dudas sobre la respuesta política (nacional y europea) a sus problemas de deuda. Tras intensos ajustes presupuestarios, laborales y financieros, el tigre celta volvió a impulsarse en las multinacionales y ya retomó en 2014 el nivel previo a la crisis.

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