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La ingeniería financiera entra en el mercado del arte

El capital riesgo y la banca se alían para dominar un sector que mueve 6.000 millones de euros en las obras más cotizadas

Miguel Ángel García Vega
Subasta de dos obras de Modigliani's (izquierda) y Picasso en Sotheby (Londres), en octubre de 2015.
Subasta de dos obras de Modigliani's (izquierda) y Picasso en Sotheby (Londres), en octubre de 2015. Tristan Fewings (Getty Images)

Llamar “colateral” a un picasso suena tan extraño como las olas del mar rompiendo en el desierto. Pero en las finanzas imperan los números y no las palabras. En este caso, los tres billones de dólares que mueve el arte en el mundo. Olivier Sarkozy (hermano por parte de padre del expresidente francés Nicolas Sarkozy) sabe el valor del genio malagueño y del dinero. Ha participado en algunas de las mayores operaciones corporativas y de M&A (fusiones y adquisiciones) de la historia reciente de Estados Unidos. Dirigió, por ejemplo, la recapitalización (3.000 millones de dólares) de Sallie Mae. Una firma especializada en préstamos para estudiantes. Pero antes veló armas en UBS y Credit Suisse First Boston. Ajeno al negocio del arte, hasta que éste empezó a dar mucho dinero.

Porque si se es miembro del elitista club del 1% (o menos) de los habitantes del planeta que pueden permitirse colgar en el salón de su casa un rothko o un matisse con aspecto de museo, hoy es más fácil aumentar la colección. Carlyle Group, uno de los mayores fondos de capital riesgo del mundo, y el banco suizo Pictet han unido intereses y ofrecen a los coleccionistas préstamos destinados a comprar pinturas de grandes maestros usando como colateral (garantía) la propia obra. Todo a través de Athena Art Finance. Una empresa con un año de vida y sede en Nueva York que ensambla arte y finanzas a partir de una estructura diseñada por Olivier Sarkozy, director general de Carlyle.

Desde luego, el movimiento resulta ambicioso pues trata de controlar un mercado, el de los préstamos de arte, que maneja unos 7.000 millones de dólares (6.130 millones de euros) y que está dominado por la casa de subastas Sotheby’s (4.000 millones de dólares, según la información de su web), algunas boutiques financieras asiáticas y anglosajonas y varios bancos privados, que actúan más como asesores en las compras de sus millonarios clientes que como prestamistas. Esos números y este interés refleja la certeza de que hoy un lienzo de Jackson Pollock parece una inversión más segura que un lingote de oro y que la burbuja del arte —por ahora— ni se atisba.

Toda esta ambición ha encontrado acomodo en la ingeniería financiera. En principio Athena Art Finance cuenta con 280 millones de dólares y diversas líneas de crédito aportadas por Pictet y Carlyle para respaldar las compras. De esta manera se multiplica su capacidad de apalancamiento. Supongamos, entonces, que usted es un multimillonario deseoso de adquirir un Francis Bacon. ¿Qué puede hacer? Evidentemente si no tiene los 50 millones de dólares que cuesta un cuadro de primer nivel del pintor tendrá que pedirlos. En Athena Art Finance le ofrecerán hasta el 50% del valor de tasación de la obra y a un interés de un dígito. Sin que tenga que avalarlo con su patrimonio. Además el periodo del préstamo oscila entre seis meses y siete años y el mínimo para llamar a la puerta es de un millón de dólares. Aunque no solo el dinero actúa de filtro, también los artistas.

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Pintores selectos

Solo prestan contra unos 80 pintores, la mayoría fallecidos (excepto el alemán Gerhard Richter, quien, muy a su pesar, se ha convertido en un objetivo predilecto de los especuladores). Tienen eso que llaman en la industria de las finanzas un track record de éxito. “Únicamente damos préstamos para adquirir piezas que posean un valor claro de mercado y la suficiente liquidez”, enfatiza Olivier Sarkozy, y propone un ejemplo que mira a España. “Prestamos contra Picasso y no contra Chillida. Esto no quiere decir que el escultor vasco sea malo, sino que en este momento su mercado no es lo suficientemente profundo para que pueda ser fácil y rápidamente monetarizado”. Esa velocidad, por ejemplo, resulta fundamental en el caso de que finalmente el coleccionista (un particular, un museo o un family office) no pague la obra y tenga que volver a buscar comprador.

En la lista de esos pintores escogidos figuran los nombres que cualquiera que siga el arte y las subastas puede recitar como un mantra de los gustos actuales: Andy Warhol, Claude Monet, Basquiat, Matisse, Willem de Kooning, Jackson Pollock… Todos son artistas que han tenido en un periodo de diez años operaciones de compraventa que suman, al menos, 50 millones de dólares.

Pero el mercado del arte también es oscuro y la luz, a veces, ni se filtra. Resulta relativamente sencillo manipular los precios en las subastas y el valor de los artistas se fija, muchas veces, con una evidente arbitrariedad. Olivier Sarkozy reconoce el “problema”. “Bastantes rincones del arte continúan siendo muy opacos”, sostiene. “Por eso solo hacemos transacciones en segmentos del mercado que tienen liquidez y profundidad. Un picasso de 10 millones de dólares puede valer mañana, tal vez, ocho, pero nunca cuatro”. Con esta Rayuela de números Sarkozy traza el prólogo de uno de los grandes riesgos de esta industria. ¿Cuánto vale una pintura de, pensemos, Basquiat? ¿Diez millones de euros? ¿Y por qué no 12? ¿Quién le pone el cascabel a los precios del arte?

Fórmula Sarkozy

El hermano del expresidente francés cree haber hallado la forma de que sus tasaciones sean correctas y el riesgo mínimo. La idea es atar todos los cabos. De ahí que recurra a la estimación de precios que le proporcionan varias casas de subastas, a la peritación de cuatro expertos independientes y a una red propia de analistas y consultores de arte. Estos nombres cambian según la obra. Por ejemplo, Larry Gagosian (el galerista más poderoso del mundo) les asesora en las valoraciones de Cy Twombly. Esto tiene su sentido porque desde hace unos años representa a los herederos del pintor estadounidense. “Además nos guía un criterio de prudencia. Siempre escogemos la estimación más conservadora”, precisa Sarkozy.

Con esta estrategia, y mucho dinero, irrumpen en el mercado. Carlyle gestiona 193.000 millones de dólares (169.000 millones de euros) en activos a través de 287 fondos y fondos de fondos. Hay ganas, hay liquidez y hay ambición. “Queremos ser un market maker en el riesgo del arte”, concede Olivier Sarkozy. “Si piensa en Salomon Brothers y en el antiguo mercado de bonos, pretendemos estar en medio del patio del riesgo del mercado del arte”. Pero como toda acción genera su reacción, algunos ya advierten del peligro de que Athena Art Finance contribuya a cebar la burbuja de precios. Un temor —si analizamos los resultados de las últimas ferias y subastas de arte— bastante lejano.

Sin duda Olivier Sarkozy puede estar tranquilo, los warhol y basquiat que guarda en su colección personal continuarán siendo el privilegio de menos del 1% de los 7.300 millones de personas que habitan la Tierra. El verdadero lienzo donde se pinta la inequidad de estos tiempos.

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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.

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