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Siempre móviles y conectados

El avance de las telecomunicaciones ha propiciado la mayor revolución tecnológica de la historia

Ramón Muñoz
Varias personas usan sus dispositivos móviles en la Gran Vía de Madrid
Varias personas usan sus dispositivos móviles en la Gran Vía de MadridJAIME VILLANUEVA

Hace 30 años circulaban coches más contaminantes y menos veloces. En los aviones se podía fumar, pero cubrían la distancia entre Madrid y Nueva York en el mismo tiempo que se tarda ahora. Y el mundo de las telecomunicaciones ya no tiene absolutamente nada que ver con el de 1985. Entonces, Internet apenas despegaba en España y unos pocos ejecutivos privilegiados disponían de un teléfono móvil que parecía un ladrillo y no cabía casi ni en un maletín.

Una llamada provincial se consideraba una conferencia y una internacional podía llegar a costar más que lo que paga ahora un abonado al mes por su plan completo (incluidos datos móviles y conexión a Internet).

El panorama de 2015 no tiene nada que ver con ese universo primitivo, casi prehistórico de hace tres décadas. El móvil ha revolucionado nuestras vidas, tanto en el plano personal como profesional. Los llamados teléfonos inteligentes —smartphones— se han vuelto imprescindibles porque nos permiten mil usos, desde cámara fotográfica a navegadores GPS, además de para comunicarnos.

En 1975, había 5.000 clientes de telefonía móvil en el planeta. Hoy hay 3.600 millones de usuarios con un móvil permanentemente en su mano o en su bolsillo, la mitad de la población mundial, y se espera que para 2020 se extienda a 4.600 millones de abonados, según las últimas estadísticas de GSMA, la organización mundial de operadores móviles.

De hecho, hay más de 50 millones de líneas móviles en España, más que habitantes. Y es el país líder dentro de la Unión Europea en penetración de smartphones, con un 81% de teléfonos inteligentes sobre el total de móviles, lo que supone diez puntos por encima de la media, según el informe La Sociedad de la Información en España de la Fundación Telefónica.

En 1975 había 5.000 celulares en el mundo. Ahora hay 3.600 millones de usuarios

Datos y vídeo

Se prevé que el tráfico mundial de datos móviles alcance 52 millones de terabytes (TB) en 2015, un aumento del 59% desde 2014, según un estudio de Gartner. El rápido crecimiento va a continuar hasta 2018, año en que se triplicará respecto a este. El responsable de esta explosión será el vídeo, que ya se lleva el 50% del tráfico actual, porcentaje que crecerá hasta el 60% en 2018. Internet se ha generalizado y la primera red de ADSL basada en la línea de cobre está siendo sustituida a toda velocidad por las de fibra hasta el hogar (FTTH). De hecho, Telefónica ha iniciado el desmantelamiento de sus centrales de pares de cobre y pretende apagar su red tradicional —sobre la que se prestan los servicios de ADSL— en 2020.

Para esa fecha, los objetivos propuestos por la Unión Europea en la llamada Agenda Digital prevén que todos los ciudadanos comunitarios tengan acceso a unas velocidades de conexión por encima de los 30 megabits por segundo (Mbps), y que el 50% de los hogares posean conexiones por encima de los 100 Mbps. Telefónica se ha comprometido a llevar la fibra óptica de banda ancha fija en 2020 a todas las poblaciones de más de 1.000 habitantes, lo que supone el 97% de los hogares, y a dar una cobertura universal de telefonía móvil 4G para esa fecha. Pero además de la red de Telefónica existirán al menos otras dos redes nacionales de fibra, las de Vodafone y Orange. En el plano empresarial, tras décadas de monopolio de Telefónica, en 1997 se aprobó la ley de liberalización de telecomunicaciones. Decenas de firmas como Retevisión o Jazztel aparecieron en el mercado ofreciendo llamadas para las que había que marcar un prefijo (el llamado servicio indirecto).

Y es que tras la explosión de operadores que siguió a la liberalización, se está produciendo ahora un movimiento de concentración. Las enormes inversiones necesarias para tender las redes que deben soportar un tráfico que crece exponencialmente y el estrechamiento de los márgenes de beneficio por la furiosa competencia han motivado un movimiento de concentración imparable en torno a tres grandes operadores nacionales: Telefónica, Vodafone y Orange. Entre los tres dominan el 90% del mercado, tanto de banda ancha fija como de móvil. Vodafone compró Ono por 7.200 millones y Orange a Jazztel, por 3.400 millones. Y está en marcha la integración de las cableras del norte, liderada por Euskaltel, que ha comprado a la gallega R y no descarta integrar a Telecable.

Pese a la revolución tecnológica, desde 2008 la facturación de las compañías de telecomunicaciones ha disminuido en un tercio debido a la caída de precios por la fuerte competencia y las presiones regulatorias. Al contrario de lo que ocurre en otros servicios como el de las eléctricas o las petroleras, donde la competencia apenas tiene efecto sobre los precios para el consumidor, las telecomunicaciones son claramente deflacionistas. En 2014, los servicios de telecomunicaciones registraron una variación anual negativa del 5,7%, la mayor de todas las contempladas en el IPC.

Desde 2008, el precio de los servicios telefónicos ha caído a la mitad

Precios a la baja

Los precios de las telecomunicaciones en España llevan siete años consecutivos bajando. El conjunto de servicios ha disminuido en torno a un 50% desde 2008, y solo los del móvil han caído más de un 70%, según la cesta de precios que elabora a Comisión Nacional de Mercados y la Competencia (CNMC).

El fin de la crisis económica ha traído un respiro. En 2014, el sector de las tecnologías de la comunicación y de la información (TIC) facturó 79.577 millones de euros en España, lo que supone un crecimiento del 2,1% respecto al ejercicio anterior, rompiendo una tendencia negativa de seis años, en los que ha acumulado una caída del 18%.

Los usuarios demandan cada vez más una factura única para todos sus servicios: fijo, móvil, Internet, datos y televisión. A finales de 2014, el total de paquetes convergentes (como Fusión de Movistar, Red de Vodafone o las tarifas de animales de Orange) sumaron ocho millones de clientes, 2,4 millones más que en 2013. En concreto, los contratos que agrupan cuatro servicios (excepto televisión) y que combinan los servicios de voz y banda ancha prestados tanto por red fija como móvil, alcanzaron los 5,8 millones de clientes (17,8%), mientras que los llamados “quíntuple play”, que añaden la televisión, se multiplicaron por tres, añadiendo 1,5 millones de nuevas contrataciones hasta los 2,2 millones.

Los usuarios también demandan mejores conexiones: fibra en banda ancha fija y 4G (o LTE) en móvil. En el último año se han sumado un millón más de abonados de fibra frente a la pérdida de más de medio millón de líneas con tecnología ADSL. La demanda de ancho de banda capaz de soportar servicios como el vídeo o la televisión de pago está motivando una mudanza acelerada hacia las nuevas tecnologías: cada mes se suman 100.000 nuevas líneas de fibra, que ya tienen más de dos millones de usuarios. El potencial de crecimiento es aún muy alto, puesto que a finales de 2014 el despliegue de accesos de nueva generación rozó la cifra de 26 millones de clientes potenciales, de hogares que pueden contratar fibra o cable.

Las operadoras también quieren su parte del pastel audiovisual. La más activa ha sido Telefónica. Adquirió este año Canal +, añadiendo de golpe más de un millón y medio de abonados. Además, se lanzó a la compra de derechos, en particular deportivos como la Fórmula 1, tenis o motociclismo.

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Sobre la firma

Ramón Muñoz
Es periodista de la sección de Economía, especializado en Telecomunicaciones y Transporte. Ha desarrollado su carrera en varios medios como Europa Press, El Mundo y ahora EL PAÍS. Es también autor del libro 'España, destino Tercer Mundo'.

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