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China sostiene que su economía no se hundirá pese a la ralentización

El primer ministro, Li Keqiang, intenta disipar las dudas de los mercados internacionales sobre un frenazo y promete reformas estructurales

Trabajadoras en una planta de Foxconn en Hengyang.
Trabajadoras en una planta de Foxconn en Hengyang. PENG BIN (AFP)

El primer ministro chino, Li Keqiang, trató este jueves de enviar un mensaje de tranquilidad ante las crecientes dudas sobre la capacidad de la segunda economía mundial de mantener un ritmo de crecimiento medio-alto durante los próximos años. Tras unos meses de mucho nerviosismo debido al terremoto bursátil y la sorprendente devaluación de la moneda, Li aseguró que la economía china "va en la buena dirección" y descartó un "aterrizaje brusco", es decir, una caída repentina y aguda que pondría en jaque la débil recuperación de la economía mundial.

"He dicho repetidamente que mientras haya empleo suficiente, un aumento constante de los ingresos de la población y un ambiente de mejora, un crecimiento más rápido o más lento es aceptable", aseguró Li en un discurso en el Foro Económico Mundial de verano, celebrado en la ciudad china de Dalian, informa la agencia Xinhua. La República Popular creció a una tasa del 7% durante los primeros seis meses del año —una cifra en línea con las previsiones del Gobierno— , pero los recientes indicadores económicos dan síntomas de una mayor ralentización. Muchos analistas cuestionan la veracidad de las cifras oficiales y sostienen que el crecimiento es mucho menor de lo declarado.

Como máximo responsable de la política económica del país, Li reconoció problemas endémicos y admitió que China "ha sido objeto de un buen número de dificultades y presiones a la baja" durante este año. Sin embargo, sostuvo que el crecimiento se ha mantenido "en un rango aceptable", una expresión que utiliza cada vez que las cifras del crecimiento salen del camino marcado. Lejos de las tasas a doble dígito de inicios de siglo que llevaron a la nación asiática a convertirse en segunda economía mundial, el año pasado China creció un 7,3% y las autoridades prevén que durante el próximo lustro la cifra se mueva entre el 6 y el 7%.

Organismos internacionales, expertos y las propias autoridades chinas coinciden en la necesidad de acometer reformas estructurales que den más protagonismo al mercado como único remedio para asegurar un crecimiento económico sostenido en el futuro. A pesar de que Pekín se ha comprometido a ello, los cambios avanzan lentamente debido a su complejidad, magnitud y resistencia de varios sectores del Partido Comunista. En este sentido, Li prometió seguir por la senda de las reformas a pesar de que la transición hasta este nuevo modelo será "dolorosa". También recordó "las numerosas herramientas" que tiene en mano para estimular la economía en caso de que la desaceleración fuera más aguda de lo esperado: "continuaremos desplegando medidas específicas para contrarrestar las presiones a la baja". Este verano lo ha demostrado con recortes de los tipos de interés, rebajas en el coeficiente de caja de los bancos, aumento del gasto fiscal y medidas draconianas para controlar la caída de las Bolsas.

A pesar de las palabras de Li, los principales parqués en China cerraron el jueves con pérdidas: Shanghái bajó un 1,39% y Shenzhen un 1,84%. Ante la volatilidad de los mercados nacionales, el primer ministro aseguró que se están llevando a cabo ajustes para reducir las fluctuaciones a corto plazo. En referencia a la devaluación del yuan, que algunos interpretaron como una estrategia para mejorar la competitividad del país en el exterior, prometió estabilizar su valor "a un nivel razonable y equilibrado" y dijo que China "nunca iniciará una guerra de divisas".

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