La justicia británica condena a 14 años a un bróker que manipuló el líbor
Tom Hayes admite haber manipulado el tipo de interés de los préstamos entre bancos
Tom Hayes, ex operador financiero de dos gigantes financieros mundiales, el suizo UBS y el estadounidense Citigroup, ha sido condenado este lunes a 14 años de cárcel por manipular el líbor, una de las tasas interbancarias de referencia en Europa, a diario y durante cuatro años consecutivos. Es la primera sentencia que emite la justicia del Reino Unido contra uno de los implicados en el escándalo, que estalló a mediados de 2012 y que ya ha costado millones de euros a algunos de los bancos más poderosos del mundo, entre ellos el propio UBS.
“Su motivo era bien simple: la codicia”, sostuvo el fiscal a lo largo de un juicio que se ha extendido durante más de dos meses y en el que Hayes ha sido retratado como el artífice de un sistema organizado que operó entre 2006 y 2010 y que hizo “todo lo que estuvo en su mano” para manipular esa tasa interbancaria, fijada en Londres que sirve de referencia de numerosos productos financieros europeos. El jurado —que tardó una semana en pronunciar su veredicto— le ha dado la razón al fiscal al considerar al antiguo corredor de UBS y Citigroup culpable de los ochos cargos de conspiración para estafar presentados por la acusación.
El acusado permaneció impasible en el banquillo del tribunal londinense de Southwark mientras el presidente del jurado leía el fallo. El juez emitió poco después la condena a 14 años, en la que precisa que Hayes deberá cumplir al menos la mitad de ese periodo carcelario antes de que pueda considerarse cualquier tipo de reducción en la pena.
El escándalo del Líbor afloró en junio de 2012 con el banco británico Barclays, pero el caso se extendió después a otras importantes entidades financieras de medio mundo. El banco UBS, entonces empleador de Hayes, fue condenado por las autoridades británicas y estadounidenses a una multa de 1.250 millones de dólares (1.141 millones de euros al tipo de cambio de este lunes) por haber manipulado esa tasa en cooperación con otros operadores de hasta 10 instituciones financieras. Los documentos publicados a raíz de la condena a UBS desvelaron el papel central que el operador había desempeñado en la trama, cuyo objetivo era influir en el interés del Líbor (London Interbank Offered Rate) y aprovechar sus fluctuaciones para ganar dinero.
Así lo determinó la oficina británica de lucha contra la delincuencia financiera (SFO, en sus siglas en inglés), que le inculpó en 2013, junto a otros dos empleados del corredor bursátil RP Martin: Terry Farr y James Gilmour. Hayes se había declarado dispuesto inicialmente a cooperar con la justicia británica, pero cuatro meses antes de que se formulara la acusación formal contra él cambió de opinión y, al igual que Farr y Gilmour, decidió declararse no culpable. Durante el juicio, el cabecilla de la trama admitió, no obstante, que “influir” en el Líbor era una “práctica común” en su entorno y aseguró que sus jefes directos conocían —y en algunos casos habían aprobado— las tácticas en las que incurrió. Su abogado, Neil Hawes, había pedido sin éxito al tribunal que tuviera en cuenta el hecho de que Hayes fue diagnosticado del síndrome de Asperger.
Una investigación mundial
Su procesamiento es sólo una pieza de la investigación mundial en curso sobre un escándalo en el que hay 21 implicados, y que ha forzado a algunos de los bancos y casas de valores más poderosos del universo financiero a pagar un total de 8.220 millones de euros para evitar procesos judiciales.
Hayes, antaño considerado un corredor estrella, manipuló la tasa Líbor a diario y a lo largo de cuatro años: primero cuando trabajaba en UBS en Tokio y, más tarde, para Citigroup. Esta última entidad se negó hacer cualquier comentario sobre el veredicto condenatorio de su ex empleado, mientras el banco suizo se aprestó a subrayar que no era parte en el caso.
La justicia estadounidense también le reclama por el mismo caso, razón por la que Hayes ha confesado que el mayor de sus temores es ser un día extraditado al otro lado del Atlántico.
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