Brufau otorga los poderes ejecutivos de Repsol a Josu Jon Imaz

“Repsol está hoy en el punto de partida para iniciar una nueva etapa, para ser una gran compañía”. El presidente de la firma petrolera, Antonio Brufau, aprovechó la junta de accionistas celebrada esta mañana en Madrid para oficializar el traspaso de los poderes ejecutivos de la compañía al consejero delegado, Josu Jon Imaz. “El primer ejecutivo debe tener capacidad para llevar la empresa los próximos 15 años, y él es la persona adecuada para esa función, y estoy seguro de que va a contar con el apoyo del grupo, del consejo de administración y, por supuesto, con el mío”. Tanto Brufau como Imaz fueron reelegidos en sus puestos para los próximos cuatro años.

Antes de las alabanzas, Brufau recordó que hace 10 años el grupo se propuso objetivos ambiciosos como reducir la deuda, elevar la presencia en upstream (refino y marketing) y generar las bases futuras para todos los negocios. También reconoció que en ese periodo “no ha habido ausencia de dificultades, unas externas y otras internas, y las internas injustas por el hecho de ser internas”. Sin duda se refería a los problemas que tuvo por la expropiación de YPF por el Gobierno argentino y la posterior salida de su accionariado del grupo mexicano Pemex, socio de Repsol prácticamente desde su constitución.

Sobre la salida de YPF, Brufau se preguntó si Repsol tendría que haber invertido en Argentina en 1999. Y se contestó que fue un gran acierto porque le daba capacidad para competir en el mercado mundial; pero el desacierto de poner demasiado dinero. No obstante, destacó que desde que Repsol salió de YPF el valor de esta empresa ha pasado de 13.000 millones de euros a 11.500. De Pemex no hizo ninguna mención concreta.

Pasados esos tragos, a juicio de Brufau el grupo se encuentra en el momento apropiado para desarrollar la tarea de crecimiento que necesita para competir en el mercado mundial después de haber solucionado la salida traumática de la argentina YPF y haber comprado la firma canadiense Talisman. Esta operación, que se cerrará definitivamente el próximo día 8 de mayo después de haber realizado todas las formalidades necesarias, permite al grupo Repsol fortalecer los activos estratégicos y la seguridad que le da por la presencia en los países OCDE. “Seremos una empresa fuerte, más diversificada y con mayor equilibrio en nuestra exposición geopolítica”, dijo Imaz.

Brufau, por otra parte, subrayó que existen “buenas señales de crecimiento y de mejora en el empleo”, aunque al mismo tiempo destacó que este sigue siendo el mayor problema del país, así como la deuda pública respecto al PIB y todavía una débil presencia de la exportación española. Para el ejecutivo de Mollerussa, los retos de la economía mundial son recuperar la tasa de crecimiento que reduzcan el desempleo y la pobreza, reactivar el ritmo de desarrollo de las economías emergentes y estimular las políticas de crecimiento en economías desarrolladas. Centrado en Europa y España, propuso continuar con las políticas en marcha (monetarias, internacionalización y reformas estructurales), la corrección de los desequilibrios y la creación de empleo.

Para el futuro de la empresa, esas buenas señales de mejora mundial están determinadas por los cambios de los últimos años con la apreciación del dólar, la caída del precio del crudo y del gas y el estrechamiento de los márgenes del refino. En ese sentido, la demanda en el último año cayó 600.000 barriles/día mientras la oferta se levó en dos millones, uno más de lo previsto. La recuperación a corto y medio plazo es, precisamente, a través de la oferta y la demanda, sobre la que ha dejado de intervenir la OPEP, originando unos precios más bajos. Como consecuencia, se ha producido que a menor precio mayor consumo. Al respecto, Brufau informó que por primera vez en 2014 el consumo de combustibles de automoción han crecido desde el inicio de la crisis en 2007.