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La CEOE pone un pie en Cuba

La patronal española se alía con su par isleña para alentar la inversión

Juan Jesús Aznárez
Turistas norteamericanos prueban un antiguo Cádillac el pasado 6 de abril en La Habana.
Turistas norteamericanos prueban un antiguo Cádillac el pasado 6 de abril en La Habana. Yamil Lage (afp)

La onda expansiva de la distensión entre Estados Unidos y Cuba también alcanzó al empresariado español, que cierra filas para ampliar su presencia en el mercado cubano en la esperanza de que se liberalice progresivamente. La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba (AEEC), el único sindicato empresarial extranjero autorizado a operar en la isla, firmaron su primer convenio de colaboración para aprovechar sinergias entre las sociedades ya instaladas en el país caribeño y las que quieren hacerlo. “Creo que el sector privado en Cuba no tiene marcha atrás y con el potencial de turismo se va a desarrollar más”, sostiene Xulio Fontecha, gallego, nuevo presidente de la AEEC.

Creada en 1994 e irrelevante hasta la renovación de su equipo directivo, la asociación ha ganado posiciones a partir del deshielo del 17 de diciembre entre Washington y La Habana y el nuevo contexto internacional. La vinculación entre CEOE y la AEEC fue suscrita por el vicepresidente de la patronal española, Joaquim Gay de Montellá, y Fontecha, en el marco de la reciente visita a Cuba del secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, al frente de una delegación de 45 empresas españolas.

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“Uno de los objetivos del convenio es que las empresas interesadas en comerciar o invertir en Cuba cuenten con nosotros”, enfatiza el directivo coruñés.

La AEEC agrupa a unas 230 empresas, que son entre el 80% y el 90% de las que trabajan con Cuba, la mayoría pequeñas y medianas. La mitad de los asociados reside en la isla. Recientemente, las firmas vascas, que funcionaban aparte, se integraron en la AECC con un estatus propio. “Nuestra interlocución con las autoridades cubanas es perfecta. Los empresarios privados no tenemos intenciones políticas y no es mi tarea promover cambios en Cuba”, señala Fontecha. España es el tercer socio comercial de la isla caribeña, por detrás de Venezuela y China, con un intercambio bilateral que ronda los mil millones de euros anuales.

Legalmente, la AEEC es una asociación cubana constituida por extranjeros, adscrita al Ministerio de Justicia de la isla y subordinada a la Cámara de Comercio de Cuba. Cualquier reclamación, sugerencia o análisis que desee trasmitir a las autoridades pasa por la Cámara, que tramita la petición al resto de organismos cubanos.

Fontecha asumió la presidencia de la asociación en abril del año pasado, sustituyendo a un equipo cansado después de muchos años de gestión y problemas. “Había un gran desánimo. La asociación estaba prácticamente muerta. No ofrecía nada”, dice el emprendedor.

En los últimos tiempos, el empresariado había padecido una suerte de corralito financiero en Cuba. Muchos empresarios españoles abandonaron isla, otros redujeron su actividad o cerraron oficinas aunque mantuvieron operaciones comerciales desde España. “Fue un momento muy duro para el empresariado y para la asociación. Cada mes desaparecían cuatro, cinco o seis asociados”, recuerda Xulio Fontecha, administrador en la isla de un grupo internacional de maquinaria industrial. Hace tres años Estados Unidos, en aplicación de la ley Helms Burton, le requisó una importante cantidad de dinero, que recuperará si el Congreso norteamericano levanta el embargo a Cuba.

Primer contrato de Mariel

La empresa española Hotelsa, dedicada a la fabricación y comercialización de productos alimentarios y bebidas para la hostelería, construirá una fábrica en una parcela de 5.000 metros cuadrados situada en la llamada Zona Especial de Desarrollo del Mariel.

Se trata de la primera empresa extranjera que llega a un acuerdo para construir en el principal proyecto concebido por el Gobierno cubano para atraer inversión extranjera, a 45 kilómetros de La Habana. Hotelsa comenzará levantar su fábrica en junio y, en una primera fase, invertirá seis millones de euros en la nueva fábrica. Empleará a unos 50 trabajadores, todos cubanos, según informa en su página web.

Elaborará productos alimenticios y establecerá contratos con empresas cubanas para la compra de materias primas locales como pulpas, concentrados de frutas, café, azúcares, melazas, harinas o alcohol, entre otros. Desde hace 20 años, la empresa española comercializa sus productos en la isla. En esta nueva etapa esperan que la gran mayoría de los productos fabricados en Mariel se comercialicen en máquinas dispensadoras que se instalarán en hoteles y otros establecimientos turísticos. Cuba dedica cerca de 2.000 millones de euros anuales a la importación de alimentos. Para conseguir la autosuficiencia en varios sectores, ha ofrecido a la inversión extranjera 246 proyectos presupuestados en más de 8.000 millones de dólares.

La AEEC se planteó un cambio en el equipo directivo cuando empezó a mejorar la situación en el país: “Ganamos nosotros por una mayoría contundente frente a otras candidaturas, y empezamos aplicar un programa”, explica el nuevo presidente. “Pero aquí todo se hace por amor al arte. Aquí no hay ejecutivos ni tarjetas black, y te juegas mucho, porque sabes que cuando te conviertes en directivo de una asociación de este tipo, la única en Cuba, repito, te conviertes en una persona observada, y todo lo que dices se tiene en cuenta”.

La asociación ha comenzado a prestar servicios, como cursos de formación, seminarios y conferencias. “Tenemos que hacer de todo: de club financiero, de asociación empresarial y de club de actividades lúdicas. Cuba no es un país fácil para el tema del mercado, de la inversión. Es lento, complicado y tiene una legislación muy especial, que no siempre se conoce bien”.

Con más de 20 años de experiencia en Cuba, el presidente de la AEEC dice que la nueva y emergente iniciativa privada de la isla empieza a relacionarse con la asociación. “Algunas personas que eran clientes míos, trabajadores en empresas estatales, me dicen que han montado un cooperativa. Se han convertido en propietarios. Yo estoy a su disposición cuando vayan construir una nave, o para venderles tecnología, o para formarles. La cooperativa suena mucho a socialista, pero es un término de transición. Son empresas privadas, las futuras pymes cubanas”.

Además de los emprendedores que abrieron paladares (restaurantes), peluquerías o servicios de transporte público, operan cooperativas creadas por empleados del Estado que perdieron el empleo. Son agrupaciones que acometen, entre otros objetivos, obras de mantenimiento de viviendas, explotaciones agrícolas o se encargan de la gestión de restaurantes que antes administraba el Estado.

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