Claves de la renta fija emergente
Los bonos emergentes son activos que ayudan a diversificar las carteras y a subir la rentabilidad
En el ámbito de la inversión en renta fija, hemos comprobado que las rentabilidades de los bonos americanos o europeos son cada vez más exiguas, a pesar de que la duración promedio de las emisiones es cada vez mayor. Para obtener más rentabilidad, hay inversores que miran hacia el mercado de bonos de países emergentes. Se trata de un universo muy heterogéneo, no sólo porque agrupa a países con distintas características económicas, formas de gobierno y estados de desarrollo, sino también porque existen diferentes mercados para la deuda emergente.
Se suelen distinguir tres clases: el mercado de deuda soberana en dólares, el mercado de deuda corporativa en dólares y el mercado de deuda emergente en moneda local.
La deuda soberana emergente en dólares ofrece actualmente una rentabilidad media de 5,4% para bonos de duración —también promedio— de 7,5 años y cuya calidad crediticia, BBB-, los sitúa dentro del grupo considerado de menor riesgo. La duración de estos instrumentos es, sin embargo, bastante extendida y este universo incluye a países con calificación crediticia baja, aunque su peso en el total sea reducido.
El mercado de deuda corporativa en dólares también ofrece una rentabilidad promedio de 5,4%, pero la duración de los bonos es sólo de 4,8 años, por lo que el riesgo de tipo de interés es menor. La clasificación crediticia de estos instrumentos es más alta que la del anterior grupo, ya que se sitúa en BBB como promedio.
La inversión en deuda emergente en dólares, ya sea soberana o corporativa, tiene la ventaja de que evita el riesgo de las divisas emergentes, pero es vulnerable ante una subida de tipos de interés en Estados Unidos. Actualmente este riesgo no es insignificante, por lo que sólo es interesante comprar bonos de este tipo cuya rentabilidad ofrecida remunere adecuadamente el riesgo de tipos o lo tenga cubierto a través de contratos a futuro, por ejemplo.
Por último, se puede invertir en deuda emergente denominada en moneda local. En este caso, la rentabilidad promedio que se puede obtener es, nuevamente, del 5,4% y la duración de los instrumentos es de 5,3 años. Las ganancias en este tipo de bonos no sólo dependen de la rentabilidad por tipo de interés, sino también de la revalorización de las divisas emergentes. Esta última característica actualmente supone un mayor riesgo porque hay varios países emergentes que presentan una posición externa delicada, bien porque son exportadores de materias primas o están bajando tipos para estimular la economía, lo que hace que sus monedas tiendan a depreciarse.
Sin embargo, la deuda local tiene la ventaja de que se trata de un universo de poco más de 16 países, con mercados financieros más profundos y líquidos, un mayor porcentaje de inversores locales y mejor rating promedio (BBB+). En este caso, el riesgo de tipos está más diversificado pero el riesgo divisa debería ser claramente detectado y cubierto.
En resumen, los bonos emergentes son un activo adecuado para diversificar las carteras de renta fija y puede ayudar a elevar la rentabilidad. Pero se trata de un mercado muy complicado de analizar, por lo que es recomendable dejar su gestión a gestores expertos.
Rose Marie Boudeguer es directora del Servicio de Estudios de Banca March.
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