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Soldaditos de plomo para el siglo XXI

Una firma gallega factura dos millones al año tras inventar un juego

Gutier Lusquiños y Alberto Abal, creadores del juego Infinity.
Gutier Lusquiños y Alberto Abal, creadores del juego Infinity. Lalo R. Villar

Los hermanos Fernando y Begoña Liste y su amigo Carlos Torres decidieron que su afición por los juegos de estrategia (wargames) fuese también su trabajo. Comenzaron de este modo a fabricar y vender ellos mismos las figuritas metálicas de los juegos, objetos de coleccionista en sí mismas. Pero fueron más allá e inventaron su propio juego, Infinity, y con él lograron lo que sueña todo fabricante de cualquier producto. Crearon a la vez una oferta y una demanda propias. Hoy cuentan con miles de aficionados en todo el mundo y su empresa, sin salir de Cangas do Morrazo (Pontevedra), un municipio de 25.000 habitantes, exporta a 25 países, encabezados por Estados Unidos. El año pasado facturaron dos millones de euros y han llegado hasta aquí, aseguran, “evitando pedir préstamos o cualquier tipo de ayuda”. “Todos los beneficios, todos, se reinvierten en la propia empresa”.

Perfil y proyectos

Tres amigos montaron en 2001 Corvus Belli y hoy son seis los socios de la empresa. Es la segunda del sector en Europa y la tercera en Estado Unidos, donde destinan el 30% de sus ventas.

Quieren trasladar su producción a una nueva nave sin salir del municipio de Cangas do Morrazo (Pontevedra). Con sus nuevas instalaciones esperan aumentar la plantilla actual, de 48 trabajadores.

Corvus Belli (cuervo de guerra, en latín) es el nombre de la firma que crearon en 2001 los tres socios originales (hoy son seis) y ese mismo nombre latino y su traducción inglesa, Warcrow, son los que pusieron a sus dos primeras líneas de productos, figuras metálicas de 15 y 28 milímetros de altura que reproducían guerreros de épocas clásicas o fantásticas, respectivamente. El aficionado compra esos celtas, romanos, orcos o elfos sin pintar y los decora y equipa a su gusto para jugar sus partidas. Pero fue la ciencia ficción la inspiración para crear en 2005 una tercera línea, Infinity, un mundo futuro con su propia historia en el que ocho civilizaciones se enfrentan con las normas que ellos mismos inventaron. La comunidad de jugadores que generaron ya tiene vida propia —hay campeonatos por todo el planeta— y su demanda de nuevas miniaturas sigue en aumento.

“Es un público exigente y crítico, pero fiel, dispuesto a gastarse de manera mensual una parte de su dinero en su hobby”, destaca Andrea Espiña, responsable de marketing de la empresa, quien asegura que Corvus Belli se ha situado ya como segunda empresa del sector en Europa y “tercera en Estados Unidos”. A ese país va el 30% de sus ventas, seguidas de las exportaciones al Reino Unido (13%) y Alemania (8%). “Países como Italia, Polonia o Australia comienzan a ser mercados potentes”, dice Espiña, quien destaca que la empresa creció ya en sus primeros tiempos a un ritmo de un 20% o 30% anual, “aumentando en los últimos años a casi un 50%”. Y todo sin recurrir a créditos. Porque cuando se les pregunta cómo han logrado la financiación necesaria para su internacionalización, su respuesta es el ahorro. En 2001, cuando los tres socios iniciales crearon la empresa, a sus aportaciones personales sumaron una subvención de 9.000 euros de la Xunta de Galicia. “Anecdótico”, dicen, ya que desde entonces han evitado pedir préstamos “o cualquier tipo de ayuda”. “Todos los beneficios se reinvierten en la propia empresa, y cuando se dice todo, es todo”, dice Espiña, quien destaca que “el cambio a una nueva nave y el aumento de maquinaria y plantilla es fruto de ese ahorro para reinversión”.

Las figuras de 28 milímetros de Infinity, que oscilan entre los nueve euros de las más simples y las varias decenas de euros de los conjuntos de piezas, se pueden adquirir tanto en tiendas especializadas como en su página web (www.infinitythegame.com), que es también un gran foro público de todo lo que tiene que ver tanto con sus productos como con el juego. La demanda de sus distribuidores es tal que su objetivo este año es trasladar sus instalaciones actuales en el centro del pueblo a una nueva nave, pero siempre en Cangas. Y ya hacen planes para ampliar su plantilla actual, de 48 trabajadores entre diseño, gestión y producción, a los que hay que sumar los freelance que contratan para ilustraciones o modelado de figuras. Porque no solo hay que diseñar y fabricar las figuras, también hay que inventarse su pasado y su rol en el mundo Infinity.

El gran éxito de Corvus Belli en el último año ha sido el lanzamiento por 90 euros de algo así como una caja para novatos, con 14 miniaturas básicas para empezar a jugar y un tutorial. La presentaron en agosto en la Gen Con de Indianapolis, la convención más importante del mundo de este tipo de juegos, y ya han vendido más de 10.000. Y todo con sus particulares soldaditos de plomo del siglo XXI.

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