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El ‘oro negro’ hace sufrir a las Américas

La caída del precio del crudo desbarata los planes de expansión de las petroleras

Trabajadores de Pemex en una plataforma frente al Estado de Campeche (México).
Trabajadores de Pemex en una plataforma frente al Estado de Campeche (México).Susana González (Bloomberg)

En Río de Janeiro, este fin de semana, una de las novedades del Carnaval serán las máscaras con rostros de ex ejecutivos de Petrobras, ‘el orgullo de Brasil’, su empresa más grande, que arrastra un fabuloso caso de corrupción y ha perdido en el último año un 40% de su valor de mercado. Su sangría bursátil no se explica únicamente por la desconfianza que genera el robo de miles de millones de dólares descubierto en la operación Lava Jato (Lavacoches). Otras petroleras estatales del continente, igualmente fundamentales para la economía de sus países, sufren la debacle del precio del crudo después de haber disfrutado cuatro años relativamente estables en torno a los 100 dólares por barril. Funcionarios y políticos preparan o aplican ya recortes para adaptarse a una nueva etapa propiciada por la revolución del gas de esquisto, que ha permitido a Estados Unidos convertirse en el mayor productor mundial de hidrocarburos y acelerar hacia su objetivo de independencia energética, propiciando un desplome de precios ante la negativa de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a reducir su propia producción y afrontar una pérdida de cuota de mercado.

La estatal colombiana Ecopetrol, que dobló su producción entre 2005 y 2013, también ha perdido cerca de un 40% de valor de mercado en 2014, y en respuesta a la caída de los precios internacionales anunció en diciembre una reducción del 25% (más de 2.000 millones de dólares) en su presupuesto de inversión. La nueva Pemex está remodelando sus órganos de gobierno por la reforma energética del Ejecutivo mexicano, que le ha aplicado además un recorte de 4.170 millones de dólares, el 11,5% de su presupuesto, forzado por sus necesidades de caja. La tragedia de Petrobras, primera productora mundial de hidrocarburos líquidos, llevó a que la última decisión de su presidenta saliente, Graça Foster, fuese reducir al mínimo las actividades de exploración durante los próximos cinco años: también se venderán activos por 3.000 millones de dólares, y no se descarta que retrase el pago de dividendos para afrontar una reducción del crédito internacional mientras pierde rating en las agencias.

El milagro del ‘oro negro’ se fue evaporando durante los cuatro últimos años en México, cuyas exportaciones de crudo bajaron un 27% (debido, entre otros factores, al hecho de que su vecino del norte ha pasado de importador a competidor bajo los Gobiernos de Barack Obama). Los otros principales productores latinoamericanos (Venezuela, Argentina, Perú, Ecuador y Bolivia) sufren la caída de precios con diferente intensidad. Sólo Bolivia, observan algunos analistas, podría llegar a reemplazar a algunos productores con costes elevados, como Canadá. Sin embargo, su ex ministro de Hidrocarburos Mauricio Medinaceli da por sentado en una conversación con este diario que la coyuntura terminará provocando una “desaceleración del crecimiento” en un país donde el gas natural representa más del 40% de sus exportaciones totales (principalmente a Brasil y a Argentina). Medinaceli estima incluso que las regalías de la estatal boliviana, YPFB (renacionalizada en 2006), podrían bajar “a la mitad”.

Algunas compañías, como YPF, ya tienen problemas para financiarse

El impacto de la crisis petrolera sobre las Haciendas Públicas de sus Estados es en algunos casos crítico: Venezuela es el ejemplo clásico (aproximadamente un 90% de sus exportaciones totales proceden del crudo). Pero en todos los demás casos es apreciable: la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF) colombiana calcula, por ejemplo, que la reducción presupuestaria podría disminuir el PIB del país entre un 1% y un 2% en el próximo bienio. “Los únicos ganadores en esta situación son los importadores netos”, afirman el grueso de los analistas consultados. “Básicamente pequeñas economías del Caribe y Centroamérica”. Y añaden: “El problema es que cuando baja la cotización del crudo no suele caer solo ese precio, sino también el de otras materias primas: la soja, el gas, el cobre… Y América Latina depende enormemente de las materias primas, con lo que determinados sectores basados en estas podrían parecer menos atractivos para la inversión directa extranjera que en los últimos años, por ejemplo en países como Chile y Perú”.

El golpe a las petroleras estatales llega cuando algunas de estas grandes compañías habían reducido su producción en los últimos años y cuando “Venezuela, Ecuador, Brasil o Argentina deben afrontar unos planes de inversión muy grandes, ya sea en exploración y producción o refinerías”, afirma Fernando Maravall, ex director general de Cepsa y consultor. “La caída de un 60% en el precio del barril les afecta de una manera diferente a la de otros países con el mismo problema, pero que no deben aprobar a corto plazo tantos proyectos de inversión, viven una mejor coyuntura, y sus reservas están más desarrolladas”, ahonda Maravall, que también destaca el alto nivel de endeudamiento de algunas estatales: “Encontrarán problemas quizá para acudir al mercado de capitales… Lo pueden pasar mal”. Hace dos semanas, YPF recaudó sólo 500 de los 750 millones de dólares que buscaba en el mercado internacional a través de la reapertura de emisiones de bonos (aunque afectada por las restricciones financieras y cambiarias de la coyuntura argentina actual). El Banco Internacional de Pagos (BIS) ha advertido del alto endeudamiento de algunas petroleras públicas latinoamericanas, ya que además su deuda está denominada en dólares.

Las empresas públicas necesitan socios extranjeros para desarrollarse

La coyuntura restrictiva excede, por supuesto, el ámbito latinoamericano. De las cinco mayores petroleras del mundo, sólo la estadounidense ExxonMobil no ha tenido resultados peores de los previstos este año. El grupo anglo-holandés Shell, por ejemplo, no ha obtenido beneficios en su principal área de negocio, la exploración. “Si el precio se mantiene por debajo de 50 dólares, una parte de los campos va a tener necesariamente que cerrar: sobre todo los no convencionales, que son muy caros, por su durabilidad limitada”, explica un directivo de una petrolera europea. Según el banco de inversión Goldman Sachs, podrían cancelarse proyectos de explotación de crudo por valor de 1,7 billones de dólares durante los próximos cinco años si el barril no superase la cota de los 70 dólares. La actividad de pozos petrolíferos en Estados Unidos ha caído durante nueve semanas consecutivas, lo que parece anticipar un parón en la producción para 2015. Otro indicador anticipado podría ser el hecho de que algunas de las mayores empresas de servicios petroleros, como Schlumberger o Halliburton, ya anunciaron despidos en enero.

“En la segunda mitad del año pasado hemos visto la mayor caída de inversión en la industria del petróleo en toda la historia… A nivel mundial, pero particularmente en Estados Unidos”, señala el citado ejecutivo. “La industria del petróleo no se puede mantener con el barril a 40 dólares, cerrarán campos y la oferta se estabilizará a medio plazo. […]No se perfora más, se reducen costes, ha de afectar necesariamente la producción. Nuestra previsión es que la producción se estabilizará hacia finales de año, con un barril en torno a los 70 dólares”.

El crecimiento económico del continente latinoamericano en 2014 (1,5%) es el más bajo de los últimos 12 años (con la salvedad de 2009, debido al estallido de la crisis financiera internacional). El ajuste a la baja del precio internacional de las materias primas permite vislumbrar cifras similares para este año, aunque la OCDE eleva la previsión a un 2 ó 2,5%. Para el economista argentino Nicolás Gadano, asesor del think-tank CIPPEC, lo que tiene fecha de caducidad es “el modelo de grandes empresas burocráticas con gran presencia de sindicatos y mucha corrupción (también de los proveedores), ese monstruo con muchas ventanillas donde todos sacan parte del botín: empleados, sindicatos, proveedores, etc...”. “En el pasado había yacimientos tan grandes”, continúa Gadano, “que generaban tanta renta que daba para que todos se llevasen un poco y hubiese un equilibrio estable. En Pemex pasó eso durante mucho tiempo: podía financiar al fisco, a los sindicatos, a los proveedores, a los contratistas. Pero si se combina que los yacimientos (como en Venezuela) maduran y no hay suerte de encontrar otro megayacimiento con poca inversión, y además los precios son bajos, ese modelo de empresa megaelefante, ineficiente y corrupta recibe un golpe letal”.

¿Qué rumbos pueden tomar las petroleras estatales para soportar el derrumbe de los precios y, en su caso, reinventarse? Para algunos la respuesta sería el fracking (fracturación hidráulica), a pesar de ser muy intensivo en capital. “Se ha transmitido una imagen muy negativa del fracking para el medio ambiente”, dice el ingeniero colombiano Edgar Aguirre, director de la Comisión Interinstitucional de Hidrocarburos de su país. “Lo que sucede es que en este sector la diversidad de opiniones es notable. Lo único seguro es que, salvo sorpresa, Colombia tiene reservas probadas de supervivencia, como exportador, para seis años. Después le tocará importar. Quizá venda a 50 dólares durante unos años para comprar luego a 70. El fracking está en cero aquí, y es un claro camino. Pero requiere un consenso, hay muchas resistencias ambientalistas”.

El primer movimiento de las petroleras públicas ha sido asociarse con empresas internacionales. El presidente de la petrolera argentina YPF, Miguel Galuccio, que propuso la primavera pasada la idea de formar un G-10 de petroleras estatales latinoamericanas, ha rubricado acuerdos con seis de las 10 mayores petroleras estatales para explotar los inmensos yacimientos de Vaca Muerta (Neuquén). “El bajón repentino del precio ha traído incertidumbre, confusión y mucha preocupación a toda la comunidad petrolera, ya sean empresas grandes, medianas o pequeñas”, afirma Hernando Barrero, Director de la Asociación Colombiana de Ingeniería de Petróleos. “Es imprescindible un análisis imparcial de las operaciones en marcha y apostar por aquellas que presenten riesgos muy bajos y estén apoyadas por socios saneados”, añade.

Pemex, que gozó de un monopolio estatal absoluto hasta hace unos meses, también se asoma al mercado en busca de alianzas. “Pemex tiene una ventaja significativa respecto al resto de petroleras públicas”, dice Miguel Peleteiro, Director de Petróleo y Gas de la consultora American Appraisal (implicada en el proceso de reforma energética mexicana): “Hasta ahora era un mercado cerrado, atraían el 100% del interés petrolero de la nación. Con la reforma se dan oportunidades de inversión a nacionales y extranjeros. Petrobras, Perupetro, Ecopetrol o YPF ya tienen, sin embargo, un mercado abierto: no hay cartera de activos”. La primera ronda, de aguas someras, ha suscitado “mucho interés nacional e internacional, pese al barril bajo”, añade. “El proceso es inevitable, a escala continental”.

Maravall tampoco duda de que “aprovechar el enorme potencial” de Vaca Muerta (recursos no convencionales) “pasa por las empresas mixtas establecidas para sus múltiples proyectos: Chevron, Sinopec, Petronas, Shell, Total, etc. […] En Venezuela también están buscando socios extranjeros para los proyectos de crudo pesado en la cuenca del río Orinoco. En ambos países sucede algo similar: sus recursos convencionales están mayoritariamente en cuencas maduras, son ya bastante limitados, y el principal desarrollo del sector petrolero será no convencional. En estas condiciones no pueden actuar solos”.

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