Francia asegura que Uber estará prohibido a partir del 1 de enero
Un sector del taxi protesta con bloqueos en los aeropuertos y las entradas a París
Un sector del taxi parisino, en armas contra Uber desde la madrugada del lunes, ha logrado arrancar al Gobierno francés una promesa incierta: el sistema estará totalmente prohibido desde el 1 de enero próximo. Así lo ha asegurado el portavoz de Interior, Pierre-Henry Brandet, a iTELE a las pocas horas de iniciada la protesta que pretendía bloquear los accesos a la capital. Según este portavoz, la prohibición está contenida en la ley ya aprobada de la profesión del taxi y de los turismos con conductor —la conocida como ley Thévenoud—, que “es más restrictiva con este tipo de sociedades”. Pero es una promesa incierta porque el sistema ya está prohibido de facto y porque el tribunal de comercio se declaró el viernes incompetente para volver a prohibirlo. Dicho tribunal dejó la pelota el tejado del poder ejecutivo, que es el que debe velar por el cumplimiento de las normas.
El embrollo jurídico que representa Uber para el transporte de pasajeros, como ocurre en otros países, dista mucho todavía de aplacar la cólera de los taxistas franceses. La no decisión del tribunal de comercio ha movido a las tres principales organizaciones de taxis de Francia a “reaccionar contra la injusticia” movilizándose desde las 5.00 de la madrugada del lunes. Bloquear las salidas de los aeropuertos Charles De Gaulle y Orly y algunas de las principales entradas a la ciudad eran el objetivo de estos taxistas, a los que no se han unido muchos colegas. El éxito de la convocatoria, hecha por los tres principales sindicatos del taxi, ha sido muy limitado. La intersindical, en la que están centrales tan importantes como la CGT, no apoyaban la protesta porque se han negado a perturbar a los ciudadanos en estas fechas.
El sistema Uber lleva tiempo funcionando en Francia, pero el que ha provocado la irritación total de los taxistas es su servicio bautizado como UberPOP, que empezó a funcionar el 5 de febrero, y que lejos de compartir vehículo ofrece sencillamente un coche con conductor sin licencia. El 16 de octubre pasado, un tribunal penal impuso una multa de 100.000 euros a Uber por este nuevo servicio. Uber apeló la sentencia. Por ello el tribunal de comercio ha desestimado pronunciarse de nuevo. El código de transportes expresa claramente que es ilegal organizar un sistema de relación con los clientes a conductores que cobran por ello sin formar parte de empresas de transporte, ni de taxis. De hecho, ya se han impuesto multas a conductores de Uber en Lyon y Burdeos.
La actitud del tribunal de comercio ha sido interpretada por el director general de Uber en Francia Thibaud Simphal como la confirmación de que UberPOP puede seguir operando en el país sin problemas. Para él este sistema permite simplemente a los propietarios de vehículos amortizar la compra del mismo. Uber explota también UberX y Berline, en la que trabajan conductores con licencia.
Pero Uber está dispuesta a plantear la batalla jurídica y, de hecho, el tribunal comercial aceptó el viernes una de las cuestiones prejudiciales planteadas por la firma respecto a la ley Thévenaud, aprobada en septiembre y que entrará en vigor el 1 de enero. Tampoco parece que las protestas puedan acallarse fácilmente. Los taxistas no solo están preocupados con la competencia de esta empresa. También deploran la de otras sociedades que ofrecen coches con conductor (sobre todo en los aeropuertos y estaciones) y moto-taxis.
La ley Thévenaud aumenta las penas para los infractores de sus principios con hasta dos años de cárcel y 300.000 euros de multa, según ha explicado el Gobierno francés.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.