China inyecta liquidez al sistema financiero ante la desaceleración

No convencido con el reciente recorte de los tipos de interés, el Banco Popular de China (PBOC) decidió hoy dar otro empujón a una economía en horas bajas y proseguir con las inyecciones de capital al sistema financiero para impulsar el crédito y aumentar los niveles de liquidez. El organismo regulador ha decidido aportar 400.000 millones de yuanes adicionales (unos 52.000 millones de euros), una cantidad que se suma a los 500.000 millones y 269.500 millones de yuanes que repartió, para el mismo fin, en septiembre y octubre.

Como en estos dos episodios, el PBOC no anunció oficialmente la medida por el temor que sea interpretada como el inicio de una barra libre a la liquidez. La reciente bajada de los tipos de interés trajo la euforia a los mercados financieros de la segunda economía mundial y una fuerte volatilidad en las bolsas del país. El Banco Central ha decidido en esta ocasión inyectar los fondos a través del Banco de Desarrollo de China –una entidad que está bajo la jurisdicción del Consejo de Estado- y éste los prestará a los principales bancos del país mediante créditos a corto plazo, según informó la agencia Reuters. En septiembre y octubre los fondos se repartieron directamente entre las entidades mediante el mecanismo Standing Lending Facility (SLF), que permite dar préstamos de uno a tres meses a las entidades cuando no son capaces de obtener liquidez suficiente por su cuenta. El primero de estos préstamos vence en pocos días.

Con la premisa de llevar a cabo una política monetaria “prudente” y evitar sobresaltos, el PBOC ha evitado durante meses dar señales de medidas de estímulo generalizadas (a excepción de la inesperada bajada de los tipos de finales de noviembre). En esta línea, el regulador también ha levantado parcialmente las restricciones al volumen de crédito que los bancos pueden conceder cada año. Se espera que la medida permita liberar hasta medio billón de yuanes (65.000 millones de euros) de nuevos préstamos.

Estos movimientos, según los analistas, reducen las probabilidades de que el organismo dicte próximamente una rebaja generalizada de los coeficientes de caja de los principales bancos del país –situado en el 20% para los depósitos-, una medida que muchos consideran inevitable si la economía sigue flaqueando. “Una tasa de crecimiento económico del 7,5% este año parece ya difícil de alcanzar y se está recurriendo a políticas de estímulo”, asegura Zhu Guozhong, profesor de Economía Aplicada de la Guanghua School of Economics de Pekín.

China creció un 7,4% interanual hasta septiembre, una décima por debajo del objetivo. Los indicadores más recientes señalan una clara desaceleración de la actividad industrial y del comercio exterior en los últimos meses del año, por lo que la consecución de tal meta es difícil de conseguir. La inflación se situó en un 1,4% en noviembre, la menor tasa en cinco años, un elemento más que refuerza el aumento de la liquidez como receta para estimular la economía.

Las acciones del Banco Central coinciden con el fin de la Conferencia Central de Trabajo Económico, una reunión de tres días durante la cual los líderes chinos han departido sobre la estrategia en este ámbito para el año venidero. “La economía se enfrenta todavía a desafíos relativamente grandes”, señalaba un comunicado publicado por la agencia Xinhua al término de la reunión. El texto no entró en detalles sobre cómo se encarará el próximo año ni mencionó el objetivo de crecimiento acordado, aunque abogó por una política fiscal “proactiva” y una política monetaria “prudente”. También dio continuidad al plan de reformas y prometió “acelerarlas” en ámbitos como el mercado de capitales, la banca privada, la fijación de precios o la eliminación de trabas administrativas, entre otros.