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Guerra entre los primos Espírito Santo por la “debacle” del grupo

Ricardo Salgado insinúa que su primo Ricciardi ha recibido alguna contrapartida del gobernador a cambio de responsabilizarle del agujero del banco

Ricardo Salgado, durante la comparecencia ante la Asamblea de Portugal.
Ricardo Salgado, durante la comparecencia ante la Asamblea de Portugal.Francisco Seco (AP)

La comparecencia ante la Asamblea de Portugal de Ricardo Salgado, durante 22 años presidente del Banco Espírito Santo, y de su primo José María Ricciardi, que le disputó el puesto hace un año, puso de manifiesto las luchas internas de dos de las ramas familiares. Mientras el primero culpó de todo al Gobierno y al Banco de Portugal, el segundo culpó a sus propios accionistas, o sea a la familia que no quiso relevar a Salgado cuando aún estaban a tiempo.

El colapso del Banco Espírito Santo (BES) fue culpa del Banco de Portugal, del administrador del grupo en Luxemburgo (GES), Francisco Machado Cruz, y del administrador del BES en Angola, Alvaro Sobrinho. Así lo cree Ricardo Salgado, que dirigió el BES durante 22 años, hasta que fue destituido en junio, ante la comisión de investigación de la Asamblea de la República de Portugal.

Más de un centenar de testigos han sido llamados a comparecer ante la comisión de investigación, pero, tras una semanas recibiendo a técnicos, al gobernador del Banco de Portugal, Carlos Costa, y a su último administrador, Vítor Bento, el martes le ha llegado el turno a la familia Espírito Santo: a su último administrador familiar, Ricardo Salgado, y a su primo José María Ricciardi, director general del BESI (Banco Espírito Santo de Inversiones), que acaba de ser vendido por 380 millones al grupo chino Haitong.

"El BES no quebró; fue forzado a desaparecer", declaró Salgado a preguntas de los diputados

"Al Banco de Portugal solo le pedimos tiempo, y no nos lo dio", declaró Salgado. Era imposible resolver el problema del grupo en siete meses como nos exigían, cuando al Estado de Portugal le dan 30 años para resolverlo". Esa exigencia del Banco de Portugal fue la gran crítica de Salgado al "descalabro del grupo" como lo calificó. "La presión brutal para vender nuestro activos en ese tiempo, con conocimiento del público a través de los medios solo podía acabar en vender mal. Los compradores solo tenían  que esperar al descalabro del grupo para comprar barato. Como así fue". Con una financiación a medio plazo, en condiciones normales, mientras se vendían los activos se hubiera resuelto el problema, según Salgado. "Finalmente, el Banco de Portugal nos obligó a ampliar capìtal en 48 horas", lo que a juicio de Salgado era como una sentencia de muerte. "El BES no quebró; el BES fue forzado a desaparecer".

El 3 de agosto, el Banco de Portugal decidió intervenir el BES, sacando todos sus activos buenos para crear un nuevo banco, el Novo Banco, que contó también con ayudas europeas y del fondo de los bancos por valor de 3.900 millones de euros. Todas la cuentas de la familia Espírito Santo, hasta el nivel de tercera generación, quedaron congeladas. Tres días antes se habían difundido los resultados semestrales del banco: pérdidas de 3.700 millones. La caída del banco llegaba arrastrada por el grupo de empresas financieras y no financieras de la familia Espírito Santo, que se financiaba a través del banco.

Salgado recordó que para la caída del banco fue fundamental la orden del Banco de Portugal de provisionar con 2.000 millones, al 100%, la obligaciones emitidas a largo plazo. "Nuestros socios franceses lo consideraron insólito". Salgado cifró que entre junio y julio, se retiraron 6.000 millones de euros del BES y que la caída de la acción coincidió con su salida del BES. Si al banco central le culpó de exigir provisiones exageradas, al Gobierno le acusó de no apoyar al BES, como Francia había hecho con Peugeot o Estados Unidos con la General Motors o la Chrysler. Salgado recordó que le fueron devueltas las cartas que envió al primer ministro y que lo único que supo de su postura fue a través de la prensa. "Estaba todo más o menos orientado", señaló el mandamás de la familia Espírito Santo, "para lo mismo: hacer desaparecer el BES"

Ricciardi: "Los máximos responsables del hundimiento del BES no fue el Gobierno ni el Banco de Portugal, fueron los accionistas, que no quisieron alterar la gobernanza del grupo".

Las pullas al Banco de Portugal también se refirieron al problema del BESA (Banco Espírito Santo de Angola), que prestó 5.700 millones de euros a clientes desconocidos. Tras culpar a su propio administrador Alvaro Sobrinho del descontrol, recordó que posteriormente el presidente de Angola respaldó con garantía soberana esos créditos dudosos.  "El BdP no aceptó esa garantía para los ratios de solvencia del BES y luego colocó esa garantía soberana del Estado de Angola como activo tóxico. Como mínimo, es una enorme ofensa diplomática".

Si en Angola el culpable del desaguisado fue Sobrinho,"que compró medios de comunicación para atacarnos", en Luxemburgo, sede del Grupo Espírito Santo (GES), el problema fue el administrador Francisco Machado Cruz, que falseaba las cuentas desde 2008, aunque según éste con conocimiento de Salgado.

Salgado negó que nadie de su familia se hubiera llevado un euro ni que hubiera fuga de capitales a paraísos fiscales. "Defiendo la dignidad y el honor de la familia. No cuenten conmigo para atacar a nadie de mi familia", anunció Salgado, tras explicar que él era el máximo responsable del BES, pero que en el conglomerado familiar había "cinco grupos paritarios, ninguno con supremacía de voto. Yo era responsable, apenas, que no era poco, del Espirito Santo Financial Group (ESFG) y del BES. Vivía dentro del BES. Era de los primeros en llegar y de los últimos en salir. El 70% de los fines de semana trabajaba en casa. Me considero un verdadero trabajador".

 Al margen de los problemas de Salgado con el BES, por lo que hay abiertas investigaciones judiciales, está en libertad con fianza de 3 millones de euros por su presunta implicación en el caso Monte Branco, de lavado de dinero y fraude fiscal.

Palabras del primo Ricciardi

La comparecencia de Ricardo Salgado ante la Asamblea duró casi ocho horas. Casi al final, preguntado por la carta de su primo Ricciardi, dirigida en mayo al Banco de Portugal quejándose de Salgado, éste dijo que su comportamiento era "muy curioso".  "Si hace alguna denuncia al BdP es que tienen alguna contrapartida por eso".

A continuación fue el turno de Ricciardi, presidente del BESI, y que el pasado año intentó defenestrar al primo Salgado de la dirección del BES, sin conseguir el apoyo de las ramas de la familia. Al igual que Salgado, empezó la comparecencia leyendo unos folios. Ricciardi aclaró que había llegado al top de la institución financiera BESI no por su apellido sino por su validez profesional. "No esperen solidaridad", dijo, "de actos que no cometí". Y a preguntas del primer diputado, dijo que la insinuación de su primo Salgado es una "infamia".

El grupo Espírito Santo tenía "una lideranza centralizadora, indiscutible", dice Ricciardi. "No se tomaba decisión alguna sin conocimiento de esa lideranza", en clara referencia a su primo Salgado. "Ahora estoy sorprendido de oír que nadie sabía nada, que todo era culpa de un administrador", comentó Ricciardi sobre la defensa realizada por Salgado horas antes en la misma comisión. "Salgado tomaba las principales decisiones del grupo de forma unilateral".

Ricciardi, que por si no había quedado claro advirtió a los diputados que le gustaba hablar sin rodeos, señaló que desde finales de año, el BES "incumplía las instrucciones del banco de Portugal", lo que llevó a la descapitalización del banco.

A diferencia de Salgado, Ricciardi elogió repetidamente la actuación del Banco de Portugal, "que hizo todo lo posible para que el Grupo Espírito Santo no contaminara al banco; pero para el regulador es muy difícil descubrir algo si un banco quiere esconder algo".

Ricciardi se fue calentando durante la comparecencia. No hizo siquiera que los diputados le preguntaran, él iba mucho más allá para disfrute de los parlamentarios que no se podían creer lo que tenían delante.  "No hay tiempo ahora, pero si pudiera explicaría...", decía Ricciardi y los diputados le contestaban: "siga siga, sí que hay tiempo". Eran las 21 horas de una sesión iniciada a las 9 de la mañana. "Los máximos responsables del hundimiento del BES no fue el Gobierno ni el Banco de Portugal, fueron los accionistas (es decir, las distintas ramas de la familia Espírito Santo) que no quisieron alterar la gobernanza del grupo. Si lo hubieran hecho, hoy existiría el BES y no hubieran quebrado el ESFG ni Rioforte".

"Estoy cansado de pagar por errores que no cometí", añadió Ricciardi, que aclaró a los diputados que, pese a ser Espírito Santo, no es accionista "sino hijo de accionista", es decir, que no tenía derecho ni a votar ni a hablar en las reuniones de la familia. Hablaba su padre, que fue uno de los que votaron en contra del hijo cuando intentó sustituir a Salgado.

"Prefirieron seguir haciendo lo de siempre", continuó Ricciardi, "disfrazar las cosas, soslayarlas, en lugar de enfrentarse a ellos. La deuda del ESI se pasaba a Rioforte, y de esta al BES que se iba descapitalizando".

Hacia las dos de la madrugada, Ricciardi finalizó su testimonio, que se centró en que él fue el único -y aquí incluyó a los señores diputados, con la excepción de la representante del Bloque de Izquierdas- que luchó para desvelar las irregularidades del BES y elogiando la actuación del Banco de Portugal, a diferencia de lo dicho en la mañana por su primo y máximo responsable del banco y grupo Espírito Santo, Ricardo Salgado.

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