El estado de Nevada prohíbe Uber
Las Vegas era una de las ciudades clave para a expansión de la aplicación
Todo parece cerca, pero en realidad está lejos. Es el desierto, la ilusión óptica traiciona y, al final, la dificultad para encontrar una sombra invita a tomar un medio de transporte alternativo. En Las Vegas, los taxis fluyen de hotel en hotel, de casino en casino. Apenas nadie usa su propio coche, porque es un lugar donde se va a pasarlo bien. Estas condiciones hacían de la ciudad de los neones y las bodas exprés un lugar ideal dentro de la estrategia de expansión de Uber. Muchos viajes, cortos, por lo que se aseguran los 2,4 dólares iniciales, equivalentes a la bajada de bandera, y frecuentes, no es sencillo desplazarse a pie. Para el consumidor la ventaja era clara, precio más ajustado y la comodidad de no tener que hacer cola,
Un mes después de su estreno en la capital de los casinos, Uber no podrá seguir funcionando. Tampoco en Reno, donde salieron a la vez. Los reguladores de transportes del estado de Nevada han prohibido que operen en todo su territorio, por considerar que carecen de licencia para llevar pasajeros. Esta medida no solo afecta a la aplicación de Travis Kalanick, sino también a sus dos competidores Lyft y Sidecar.
La causa se abrió inicialmente en Las Vegas, donde el juez desestimó la demanda hace un mes, no así las autoridades que regulan los vehículos, radicados en la capital del estado. El martes, tras una sesión de siete horas, se tomó la decisión de prohibirlo e investigar a 50 conductores que han usado la aplicación. Uber defendió que ellos no son proveedores de transporte, sino que ponen en contacto a los clientes con terceros que sí lo son.
Se trata del primer estado en tomar una medida tan radical, hasta ahora su aceptación o no, aunque en muchos casos han seguido operando con cierta discreción, dependía de los ayuntamientos de las ciudades. En Alemania sucedió algo parecido hasta que a comienzos de octubre, las autoridades propusieron un marco legal que les permitía funcionar con normalidad.
Uber se ha limitado a remitir a una declaración atribuible a Eva Behrend, una de sus portavoces, que pretende conmover: “Es desafortunado que Nevada sea el primer estado del país que suspende temporalmente Uber. Esto significa la pérdida de casi 1.000 empleos de la noche a la mañana e impide que sus habitantes. La tarde de Acción de Gracias (este jueves en EEUU) los nevadeños deberían estar celebrándolo con sus familias, pero muchos, en cambio, estarán preocupados por cómo pagar las facturas”. Reno Gazette-Journal, un medio local, explica que para conducir un vehículo y cobrar por llevar pasajeros es necesario sacar una licencia para hacer negocios que cuesta 60 dólares pero no tenían constancia de que ninguno de los afectados potenciales se hubiese dado de alta como tal.
Aún así, Uber no se ha cruzado de brazos, ha abierto una petición con recogida de firmas en su propia plataforma. “Estamos convencidos de que trabajando con los líderes de Nevada se crearán un marco regulatorio que haga llegar a los nevadeños la flexibilidad e innovación ofrecida por Uber”, insisten. Su pretensión es alcanzar 25.000 firmas, en el momento de la elaboración de esta noticia faltaban poco más de 7.000.
Uber, que funciona en más de 130 ciudades de Estados Unidos, vive su particular semana de calvario. A punto de conseguir una ronda de financiación de 1.000 millones de dólares, ha visto como se sucedían los escándalos. Por un lado, por la sugerencia de un directivo para espiar a periodistas críticos con el servicio. Por otro, las declaraciones de su polémico creador, sobre la policía en Ferguson. Este nueva inyección económica pondría su valoración, según Bloomberg, en más de 40.000 millones de dólares, en seis meses, un hito para una empresa de solo cinco años.
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