El desvelo de Prado en la nueva Endesa
El presidente de la eléctrica, cuya junta aprueba el martes la venta de activos al principal accionista, recorrió ocho despachos del Gobierno y de reguladores
El próximo martes, Endesa celebra la junta general de accionistas para aprobar la venta de los activos latinoamericanos a su principal accionista, Enel. Será un trámite para su presidente, Borja Prado Eulate, ya que el grupo italiano controla el 92% de la compañía española. También parece, por la marcha de las delegaciones de voto, que el resto de accionistas no va a oponerse a la operación, consistente, además de la compraventa, en el reparto de 14.606 millones de euros en dos dividendos sucesivos (8.253 por la venta de activos y 6.353 de uno extraordinario). Entre esos accionistas, un 4,2% corresponde a fondos extranjeros; un 0,8%, a españoles, y un 3%, a accionistas minoritarios (unos 180.000).
También se abordará el nombramiento del español José Bogas como consejero delegado en sustitución del italiano Andrea Brentan, que se jubila. Con ello, Enel parece querer reflejar la españolidad de su filial como contrapeso a la absorción de los activos americanos por la que ha recibido duras críticas. De ellas es muy consciente Prado, consolidado como su hombre de confianza en España, y seguramente saldrán a colación en la junta.
Precisamente por eso, Prado se ocupó de visitar varios despachos y explicar el diseño de la operación. Acudió dos veces a La Moncloa, donde se reunió con la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y con el director de la Oficina Económica del presidente del Gobierno, Álvaro Nadal. También se vio con el ministro de Economía, Luis de Guindos; el de Hacienda, Cristóbal Montoro, y el de Industria, José Manuel Soria, así como con el secretario de Estado de la Energía, Alberto Nadal. Además, se entrevistó con la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Elvira Rodríguez, y el presidente de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), José María Marín. Y tampoco olvidó contárselo al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.
Prado se esforzó en detallar la operación, resaltando que la alternativa era convertir Endesa en una división de Enel. También en que no han echado a nadie en los siete años que lleva. Todos, con mejor o peor cara, entendieron sus razones. El organismo regulador intentó frenar o, al menos, condicionar la operación. La CNMC, al igual que el Ejecutivo, ha recibido fuertes críticas desde la oposición por no haber evitado “el vaciamiento” de la compañía. Según estas, al menos podría devolver los créditos fiscales que recibió Endesa para realizar las compras en Latinoamérica.
Pero Competencia se encontró que, con la normativa, no tiene herramientas, llegando a la conclusión de que solo pueden actuar si en la prevista oferta pública de venta (OPV) del 22% de Endesa toma una participación significativa un accionista extracomunitario. Esa venta no está anunciada ni se anunciará en la junta; pero la empresa la hará más temprano que tarde, dejando su participación en un mínimo del 70% para consolidar financieramente. Tras la OPV, la firma valdrá entre 15.000 y 20.000 millones. Para repartir el segundo dividendo de 6.353 millones recibirá un crédito de la propia Enel.
Prado, que es un hombre educado y de trato afable, tuvo la oportunidad de recordar a los miembros del Gobierno el papel que desempeñó el PP en el aterrizaje de Enel. Tras la opa lanzada por Gas Natural sobre Endesa, la empresa, presidida por Manuel Pizarro y con el apoyo del PP, en la oposición, respondió con un pacto con el grupo alemán E.ON. El asunto salpicó al Gobierno de Zapatero, que, apelando a los “campeones nacionales”, buscó una tercera vía, consistente en un pacto entre Enel y Acciona para repartirse Endesa y vender a E.ON activos, entre ellos Viesgo. Precisamente en estas fechas E.ON tiene en venta aquella filial y Endesa está muy interesada en ella, sobre todo la parte comercial y la distribución.
El pacto dio lugar a que José Manuel Entrecanales, presidente de Acciona, asumiera la presidencia de Endesa, mientras Enel se quedó con el puesto de consejero delegado. No tardaron en estallar diferencias, lo que llevó a Acciona a salir con activos eólicos, en una operación que no salió demasiado rentable. Tras ese divorcio, Prado, que estaba al mando de la entidad italiana Mediobanca, llega a ocupar la presidencia de la eléctrica, en cuyo frente cumplió cinco años en marzo pasado. J
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