“La crisis por el veto ruso refleja que falla la política de diversificación”
Isabel García Tejerina (Valladolid, 1968) se ha estrenado en el Ministerio de Agricultura en un verano caliente para el sector de las frutas y hortalizas. Al hundimiento de los precios en producciones clave como melocotones y nectarinas, se ha sumado la prohibición de Rusia a las importaciones de una serie de productos frescos agrarios y alimentarios donde destacan carnes, productos lácteos, pescados y, sobre todo, frutas y hortalizas. El sector agrario y agroalimentario, señala en una entrevista telefónica García Tejerina, es uno de los motores más importantes de la economía por su fuerte peso en las exportaciones. Pero la situación derivada del cierre de las fronteras rusas ha puesto de manifiesto la necesidad de diversificar las exportaciones. “Aunque por cercanía y precios la Unión Europea es y seguirá siendo la salida más importante, es indispensable abrir nuevos mercados”, defiende.
Pregunta. Las exportaciones de frutas y hortalizas afectadas por el cierre de fronteras rusas suponen solamente entre un 2% y un 5% de las ventas del sector español y unos porcentajes similares en el conjunto de la UE. ¿No falla algo como para que esos porcentajes tan bajos generen una crisis?
Respuesta. Es cierto que son porcentajes bajos en relación con el volumen total de la exportación. Pero el problema está en que falla esa política de diversificación. Por eso, cualquier mínimo desajuste en la oferta y la demanda comunitaria, en cualquier punto del circuito de comercialización, provoca efectos negativos en cadena y no solo en un Estado. Ya no es un problema de un solo país, cuando estamos en unos mercados comunitarios totalmente interconectados.
La apertura de nuevos mercados no se consigue en un solo día”
P. ¿Qué hace su departamento para corregir la falta de diversidad en la exportación?
R. Desde el inicio de esta legislatura la política de internacionalización ha sido una de las cuestiones prioritarias del departamento en las que me impliqué directamente, primero como secretaria general y ahora como ministra. Un primer paso fue la decisión de constituir una dirección general de Sanidad de la Producción Agraria, por considerar que, de cara a la exportación y la apertura de fronteras, es fundamental tener todo muy controlado en esa parcela. Además, desde septiembre de 2012 hay un grupo de trabajo para la internacionalización de la industria agroalimentaria, en coordinación con la Secretaría de Estado de Comercio, comunidades autónomas y el sector.
P. Pero desde el sector se reitera la falta de resultados y de una estrategia real para cumplir con los objetivos...
R. La apertura de nuevos mercados no es cuestión de un día. Es un trabajo lento. Ahora se actúa con una mayor coordinación. En la política de impulso a la exportación agroalimentaria funcionaba un grupo de trabajo de carnes, entre Comercio y Agricultura. Actualmente hay grupos de trabajo en vinos, aceite, frutas y hortalizas, gastronomía y política cultural ligada a nuestra oferta alimentaria.
Es fundamental que Bruselas facilite la retirada de excedentes”
P. ¿Qué le piden a Bruselas para solucionar la crisis rusa?
R. Es fundamental que actúe, sobre todo, con celeridad, para evitar que se produzca una grave caída de los precios como ya ha sucedido en los últimos meses con las frutas de hueso, como melocotones y nectarinas [por el exceso de oferta]. Los mercados están totalmente intercomunicados y por eso es indispensable que las medidas que se adopten sean iguales para toda la UE. Es fundamental aplicar la política de retiradas de excedente y desarrollar campañas de promoción en base a las mismas disposiciones comunitarias.
P. ¿Y España puede hacer algo o solo esperar a Bruselas?
R. El próximo lunes mantendré una reunión con los representantes de la distribución para tratar de impulsar el consumo de las frutas y hortalizas con campañas de promoción. Ante situaciones de crisis agrarias son actuaciones que generalmente han dado unos buenos resultados y de ahí el interés del sector en su desarrollo.
P. El sector critica a la UE por facilitar la apertura de fronteras a los productos agrarios de terceros países, en volumen, con precios de entrada bajos y hasta menos exigencias en materia de seguridad. ¿No es eso meter al enemigo en casa?
R. No es cierto que no existan los controles necesarios en materia de seguridad alimentaria. Bruselas aplica los mecanismos reglamentarios. Y la Comisión dispone de estructura para la apertura de nuevos mercados, como los países podemos también negociar protocolos en la misma dirección.
Vamos a tratar de impulsar el consumo de las frutas y hortalizas con campañas de promoción
P. ¿Y cómo impulsa España los acuerdos de exportaciones a terceros países?
R. Estamos trabajando en diferentes protocolos para la apertura de nuevos mercados. Pero, la realidad es que son procesos muy lentos donde son muy importantes las exigencias en materia de seguridad y sanidad. En nuestro caso, el más reciente ha sido el protocolo para la apertura del mercado chino para la alfalfa.
P. El sector agrario también se queja de falta de apoyo para denunciar barreras fitosanitarias ficticias en diferentes terceros países como EE UU, China, Japón o Sudáfrica que frenan o impiden la entrada de frutas y hortalizas.
R. La lucha contra las barreras fitosanitarias es un proceso lento por la necesidad de demostrar, hasta el infinito, que los productos han sido cultivados correctamente y que se hallan en perfecto estado para su consumo o que no son portadores de enfermedades para los cultivos. En dirección opuesta, en los últimos tiempos hemos conseguido avances muy importantes, por ejemplo, en relación el control de las exportaciones sudafricanas hacia la UE.
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