Estados Unidos apunta a Europa
La fiscalía pone en su diana a varias entidades del Viejo Continente
Hace dos años que el presidente de EE UU, Barack Obama, creó un grupo de investigación específico para perseguir a los grandes bancos. Pero pese al montante de las sanciones, los más críticos insisten en que estas no han hecho daño al sector financiero y señalan que les sale a cuenta asumir el riesgo. Se fijan en los 76.000 millones de dólares (55.700 millones de euros) que los seis grandes grupos financieros estadounidense ganaron solo en el ejercicio 2013. Y eso sitúa a entidades como BNP o Barclays en el ojo del huracán.
Los reguladores explican que tratan que el castigo no se limite solo a una multa. Buscan que los ejecutivos mejoren su conducta, estableciendo reglas y controles internos que permitan detectar irregularidades. Es la manera de hacerse con pruebas en el futuro para poder exigirles responsabilidades. Además, deben moverse rápido porque su acción por la vía penal está limitada a cinco años desde que se cometió el delito.
Los que llevaron a la quiebra de Lehman Brothers prescribieron hace meses. Esa línea de ataque, está así agotada. Sin embargo, parece como si ahora EE UU estuviera abriendo el prisma geográfico de su acción en su vendetta, declarando la guerra a los bancos europeos que considera violaron las reglas de juego y persiguiendo actividades irregulares más allá de las que llevaron a la crisis financiera.
Son, de hecho, un objetivo más fácil porque su licencia para operar en EE UU está en juego si no negocian. El ejemplo más reciente es la demanda del fiscal del Estado de Nueva York contra la plataforma de corretaje privada de Barclays, la segunda más grande de Wall Street. Unas semanas antes, Credit Suisse pactó 2.600 millones por haber ayudado a sus clientes estadounidenses a evadir impuestos. El segundo banco suizo ya pagó 885 millones con la agencia de la vivienda la reventa de hipotecas basura.
Los bancos europeos son un objetivo fácil: si no negocia con el supervisor su licencia en el país está en juego
Ese expediente lo resolvió también UBS con una cantidad similar, y Deustche Bank con 1.900 millones. Royal Bank of Scotland, por su parte, podría acabar pagando cerca de 10.000 millones por este caso. La nueva estrategia, sin embargo, no está exenta de controversia. Se está viendo en Francia con la sanción a la que se enfrenta BNP Paribas por violar el régimen de sanciones a países como Sudán, Irán y Cuba.
Las negociaciones en este frente tocando a su fin. No es solo la multa que tendrá que pagar, que podría ascender a 9.000 millones. El mayor banco francés se enfrenta además a una suspensión que podría durar hasta un año en algunos de sus negocios dedicados a la conversión de divisas extranjeras en dólares.
El británico Standard Chartered ya fue sancionada hace dos años con 667 millones por saltarse el embargo que EE UU impone a estos países, en una decisión que también polémica y que enfrentó además a los diferentes reguladores, incluso en EE UU. Superó los 615 millones de multa a la holandesa ING por un fraude similar. HSBC, por su parte, recibió una multa de 1.900 millones por permitir que los carteles de la droga blanquearan el dinero.
La cifra total, por tanto, seguirá subiendo y a la vista de los últimos movimientos, parece que la presión a los bancos europeos crece. En el caso de la manipulación del Libor, los bancos UBS, Barclays y Royal Bank of Scotland acordaron compensar a los reguladores con 2.500 millones. El otro gran frente es la incipiente investigación en el negocio del tipo de cambio y las operaciones en los mercados privados.
De acuerdo con SNL Financial, la multa a BNP puede ser la punta del iceberg. El coste total de las batallas legales para los bancos europeos podría superar los 100.000 millones. Recuerdan que también Société Générale se enfrenta a una importante reprimenda. Eso significa que el margen de beneficio y el balance de los grandes bancos suizos, alemanes, franceses y británicos seguirán bajo presión.
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