China vuelve a intentarlo en Wall Street
Una treintena de firmas del gigante asiático se estrenan este año en el parqué de Nueva York Los valores asiáticos triunfan por su potencial, pero son volátiles
Las relaciones geopolíticas entre China y Estados Unidos no se enderezan. Pero el dinero es dinero y suele dirigirse casi siempre donde hay una oportunidad. Y eso es lo que está pasando en Wall Street, donde en 2014 se han producido ya una decena de salidas a cotización de empresas chinas y se esperan otras veinte a lo largo de este año. China es ya el tercer mayor país representando en la Bolsa neoyorkina, con cerca de 220 firmas cotizadas.
Las compañías del gigante asiático vuelven a buscar fortuna en Nueva York. Es un proceso que iniciaron Sina y Baidu en 2000, y que tras unos años de letargo volvió a tomar cuerpo a finales del 2013, con el estreno de los portales 58.com, Qunar y 500.com y el de la empresa de semiconductores Montage. El portal de comercio electrónico Jingdong Mall acaba de protagonizar el mayor estreno bursátil de una empresa del gigante asiático en la última década. En unos meses le seguirá su rival Alibaba, en la que está llamada a ser la mayor colocación de la historia. Estas dos compañías son los ejemplos más evidentes, los grandes colosos de un fenómeno que los analistas denominan la nueva China de la cibereconomía.
Desde enero se han producido una decena de estrenos bursátiles de compañías chinas. En número no superan las 40 que salieron a cotizar en 2010, pero en si sobresalen en la recaudación, especialmente cuando se concrete la cifra final de la operación de Alibaba, que podría superar a Facebook.
De acuerdo con DealLogic, las ocho empresas chinas que salieron a Bolsa en 2013 recaudaron unos 1.100 millones de dólares. Es cinco veces más que un año antes, cuando una serie de irregularidades contables y las ventas a corto dañaron su reputación, hasta el punto de que algunas sociedades chinas tuvieron que abandonar Wall Street. Solo hubo dos en 2012. Ahora la barra de medir está más alta y eso, en principio, debería ser una garantía.
Oportunidad con riesgo
El operador del New York Stock Exchange espera una veintena más de salidas al parqué a lo largo de 2014. La mayoría de firmas chinas eligen una estructura que permite a los inversores extranjeros acceder a sus beneficios, pero en la que en la realidad no tienen ninguna propiedad sobre la matriz. Aun así, al inversor internacional le atraen estos nuevos valores centrados en el comercio electrónico, tanto por la gran clientela que arrastran ya como por el potencial del mercado a medio plazo, ya que la mitad de los 1.400 millones de habitantes de China siguen al margen de la Red.
En su estreno, Jingdong Mall logró recaudar 1.800 millones de dólares (1.320 millones de euros), una cantidad que iguala lo que logró captar por ejemplo Santander Consume USA. Jingdong Mall, que subió un 10% en la primera jornada en el Nasdaq, estaba además destinado a espantar algunos temores que rodean a los valores del país asiático. Porque los títulos tecnológicos chinos, en todo caso, son arriesgados y eso se refleja en su volatilidad. El fondo Guggenheim China Technology, por ejemplo, perdió más de un 20% de su valor entre comienzos de marzo y mayo.
La tienda electrónica Dangdang se apreció un 87% en las primeras dos semanas que estuvo cotizando, pero después se desinfló hasta perder todo lo ganado. No lo está tenido mucho mejor Youku Tudou, que pierde un 45% desde marzo, o Weibo, que cae un 10% en dos meses.
Los analistas hablan de bifurcación en la calidad de las compañías chinas y algunos advierten de que el sueño chino en Wall Street puede convertirse en una extraña fantasía. Desde Dohmen Capital Research Institute creen que hay demasiada prisa por dar salida a las OPV chinas, cuando aún no está del todo claro que los inversores en EE UU estén listos para destinar su dinero a ellas. La ventana, temen, se cerrará con Alibaba. Ernst & Young opina que estas compañías lo que deben es demostrar al parqué que son rentables, para que los inversores no vuelvan a perder la fe.
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