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General Motors pacta una multa por el escándalo de las revisiones

El Gobierno aplica la mayor sanción posible por la gestión de los fallos en el arranque

Sede de General Motors en Detroit, Michigan
Sede de General Motors en Detroit, MichiganSTAN HONDA (AFP)

El Departamento de Transporte y la agencia que en EE UU regula la seguridad en carretera sancionan a General Motors con 35 millones de dólares (unos 25 millones de euros), por la manera en la que gestionó un defecto técnico en el sistema de encendido de varios modelos que provocó una treintena de accidentes y más de una decena de muertes. Es la reprimenda financiera más alta aplicada a un fabricante, pero es en todo caso el máximo con el que se le podía multar.

Anthony Foxx, secretario de Transporte, dejó claro que la seguridad es la prioridad de su departamento. Por eso dice que con esta sanción pretende poner a los fabricantes sobre aviso. “Serán responsables si no comunican y solucionan rápido los defectos”, afirmó. “No hay excusas”, añadió David Friedman, de la NHTSA, “las compañías deben cumplir con sus obligaciones”.

GM tardó más de una década en reaccionar. Los ingenieros detectaron el problema en 2001, tras algunos propietarios avisar de que el coche se le había apagado de golpe. Pero hasta el pasado mes de febrero no se emitió una orden de revisión. Mary Barra, recién estrenada como consejera delegada, inició un examen de los procedimientos internos y se extendieron las revisiones.

Foxx fue contundente. "El silencio mata", advirtió en rueda de prensa, por este motivo aseguró que no habrá tolerancia con los que oculten información que puede poner a riesgo la vida de los conductores. Además, aprovechó el caso de GM para pedir al Congreso de EE UU que eleve el límite con el que puede sancionar este tipo de omisiones, de 35 millones a 300 millones.

El anuncio de la sanción se produjo justo un día después de que GM alertara a los inversores de que va a cargar 200 millones de dólares a los resultados del segundo trimestre, por el coste de las revisiones. Se suman de momento a los 1.300 millones del primer trimestre. También comunicó que otros 2,7 millones de vehículos deben pasar por el talle, para solucionar una serie de defectos.

En lo que va de año, GM emitió ya una veintena de llamadas a revisión que afectó a 12,8 millones de vehículos. La investigación interna y de los reguladores sigue adelante, porque hay aún puntos pendientes que aclarar. La compañía cayó un 2% al anunciarse la rueda de prensa. Inversores como Warren Buffett y George Soros vendieron parte de sus acciones en el primer trimestre.

El caso concreto del sistema de arranque afecta a 2,6 millones de coches y provocó 13 muertes por accidente. El margen que tiene en todo caso el Departamento de Transporte para sancionar a una compañía es limitado. La multa es, además, insignificante cuando se compara con los 37.400 millones que registró el fabricante de Detroit en ventas al arrancar el año.

Horas antes de anunciarse el pacto con los reguladores del transporte, GM emitió un comunicado en el que garantizó que para octubre tendrá las piezas de recambio que necesita para reparar la mayoría de los vehículos afectados, de los modelos Saturn Ion y Sky, Chevrolet Cobalt y HHR y Pontiac G5 y Solstice. El sistema en cuestión lo fabrica Delphi. Esos coches ya no se venden.

A la investigación interna de GM, que debería concluir en dos semanas, y del Departamento de Transporte hay que sumar las del Congreso de EE UU, el Departamento de Justicia y la del regulador bursátil. También hay fiscales de varios Estados realizando su propio examen. La compañía encargó en paralelo a Kenneth Feinberg que determine cómo compensar a las víctimas.

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