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HUGO SILVA

Hugo Silva sostiene que de los momentos difíciles se sale con humor, ingenio y "huevos"

El actor Hugo Silva posa en el Muelle Uno con motivo de la presentación de la película "Dioses y Perros" en la sección oficial a concurso del Festival de Cine Español de Málaga.
El actor Hugo Silva posa en el Muelle Uno con motivo de la presentación de la película "Dioses y Perros" en la sección oficial a concurso del Festival de Cine Español de Málaga.EFE

A punto de cumplir 37 años, el madrileño Hugo Silva se encuentra en uno de los mejores momentos de su vida: acaba de estrenar "Dioses y perros" como protagonista absoluto y "es feliz"; además, no le falta el trabajo, pero eso no le impide ser consciente de los problemas del país: "Hay que tirar para adelante".

"La situación ahora es complicada, y cuando una situación se complica hay que tirar del ingenio, del sentido del humor y de los huevos", dice el actor en una entrevista con Efe realizada en el marco del Festival de Cine Español de Málaga, donde ha presentado su última creación, "Pasca", un exboxeador resignado a una vida anodina con el que compite por la Biznaga malagueña.

Guapo "oficial" del panorama cinematográfico español, aclamado (aunque sin premios) por su último papel en "Las brujas de Zugarramurdi", protagonista también en la cinta de Álex de la Iglesia, el actor se siente "personalmente muy a gusto y feliz".

"Pero tengo a mi alrededor gente en el paro, no sólo de la profesión, también en mi familia. Ni siquiera hace falta que hagamos una película donde se cuente, la gente lo vive cada día en sus carnes", reflexiona.

Se refiere al entorno que arropa "Dioses y perros", una película que "no es social pero se desarrolla en un marco real y cuando el marco es real y nos metemos en un barrio -señala Silva-, directamente se transforma".

"Pero no señala con el dedo los problemas, lo que hace es mostrar a los personajes en los problemas que tienen las personas hoy día, sobre todo los del extrarradio, y me parece una ventana muy interesante para poner en pie la acción", aclara el madrileño.

Porque Pasca es un exboxeador que trabaja como "sparring" en un gimnasio de mala muerte en el barrio madrileño de Vallecas para sacar adelante a su hermano (Elio González), un chico dependiente a causa de un accidente de tráfico en el que también murieron sus padres, que no recibe subsidio.

También se ocupa de un amigo alcohólico (Juan Codina), exboxeador como él, y de su familia, a los que han desahuciado de su casa, cuando conoce a una chica (Megan Montaner) contratada por unos días para hacer una sustitución en un colegio.

Contratos basura, incumplimiento de la Ley de Dependencia, desahucios, precariedad y jóvenes con el horizonte de la esperanza en un cubo de basura, afortunadamente, contados por el director David Marqués con grandes dosis de sentido del humor (negro).

"Busqué al personaje desde lo físico -apunta Silva-; en cuanto que supe que lo iba a hacer estuve boxeando y de ahí saqué la mayor información psicofísica del personaje".

De Pasca, lo que más le gustó "fueron sus contradicciones; él cuida, pero no se sabe cuidar, esta anclado en el autocastigo y se supone que es muy valiente, pero no se atreve ni a vivir. Es un personaje muy completo, de los que me gustan, porque van a la contra".

Estudió arte dramático en la RESAD, pero fue la serie de televisión "Al salir de clase" la que le lanzó al estrellato como ídolo de adolescentes aunque, poco a poco, se afianzó en todo tipo de papeles, si bien el de Lucas de "Los hombres de Paco", o más recientemente, el de Juan de Salazar de "El corazón del océano" son los que le han dado su máxima popularidad.

Ha filmado trece largometrajes, entre ellos "Los amantes pasajeros" (2013); "El cuerpo"; (2012) "Lo contrario al amor (2011), "Agallas" (2009) y "Reinas" (2005) y prepara una miniserie para televisión y una película "bastante potente", de las que "no puede" hablar.

Reconoce que le gusta que se le valore, pero en su caso -que no ha recibido muchos premios, dice-, "el reconocimiento más grande es el de la profesión y a base de propuestas de trabajo, eso es impagable".

"Eso es lo que me motiva: que me llame un director y me diga que le interesa que esté en su proyecto. Ese premio es brutal", concluye.

"Claro que me gustaría que me dieran alguna vez un premio, sobre todo para dedicárselo a mi madre y a mi abuela, pero no me importa, porque vivo este trabajo con muchísima ilusión", asegura.

Por Alicia G.Arribas

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