Repsol aprueba sus blindajes con el único voto en contra de Pemex
La firma necesitará el 75% de los votos para realizar cambios relevantes, como su segregación Los accionistas dan su visto bueno al acuerdo con Argentina sobre la expropiación de YPF
La junta general de accionistas de Repsol ha aprobado este viernes el acuerdo entre el grupo y el Gobierno argentino para poner fin al conflicto por la expropiación del 51% de YPF, cuyos fondos garantizan a la petrolera española las opciones de crecimiento e, incluso, plantearse salir de compras. Además, los accionistas también han dado su visto bueno a la modificación de los estatutos para fijar en el 75% los votos necesarios para cualquier cambio de relevancia. Con ello, se limitan movimientos como la segregación de negocios que se planteó en el consejo por sugerencia de Pemex, propietario del 9,3% del capital, y que votó en contra de ese cambio estatuario.
El blindaje afecta a cuestiones como la transformación de la empresa, escisión, fusión, traslado de domicilio social o cambio de negocios, según explicó su presidente, Antonio Brufau. El objeto es “el fortalecimiento del desarrollo integrado de los negocios de upstream [exploración y producción] y dowstream [refino y marketing]”. Pero, de esta forma, el grupo trata de blindarse ante posibles asedios no deseados.
“Desde un punto de vista de negocio sería una barbaridad desgajar esta empresa en dos”, enfatizó Brufau, quien recordó el intento de Lukoil de entrar en Repsol y también el acuerdo que alcanzaron dos de sus socios (Sacyr y Pemex) para tomar el control del grupo. “Recuerdo también el pacto de un socio de esta casa [Luis del Rivero, presidente entonces de Sacyr] con el presidente de otro socio [Pemex] para controlar la empresa sin lanzar una OPA”, manifestó. “A partir de ahora, quien quiera controlar el negocio, tendrá que hacer una OPA y ahí estarán todos ustedes. No nos preocupa su incidencia en el mercado, sí evitar demasiado ruido y que todos ustedes sean partícipes de las grandes decisiones”, añadió para convencer de su propuesta a los asistentes, que la apoyaron apenas sin fisuras.
Solo una intervención de 18, la de Julio Francisco Poulat en nombre de Pemex, fue contraria a la propuesta. Poulet tomó la palabra para votar en contra, pese a que aseguró no haber propuesto en ningún momento la separación de los negocios. A juicio de Pemex, “la adopción de esta medida resulta perjudicial para la empresa y para sus accionistas”. Pemex, cuyo representante en el consejo ya había votado en contra de la propuesta, entiende que el grupo “queda encorsetado” y “resta flexibilidad ante los retos que la sociedad demanda”. Poulat insistió en que alcanzar el citado blindaje supone pérdida de competencia frente al resto del sector, del que recordó que no hay ninguna petrolera con una medida similar.
Honestamente le deseamos lo mejor a Argentina, pese a que hemos sufrido mucho con este tema” Antonio Brufau, presidente de Repsol
Brufau contestó que la medida “no es un blindaje, es respeto, respeto a los accionistas, y quien crea otra cosa es que está pensando en algo distinto”. Luego directamente a Poulat le volvió a recordar el asalto que Pemex acordó con Sacyr: “No hace tanto sufrimos, hace dos años y medio, sufrimos lo que hoy tratamos de evitar y la mayor parte de los directivos de Pemex están hoy en altos cargos directivos”. “A quien pretendemos encorsetar es a aquel que no cree en Repsol”, añadió, para terminar: “Nadie en su sano juicio va a votar en contra si se presenta una operación”. Sobre Sacyr, recalcó que ahora las relaciones son bien distintas a “cuando estaba el anterior presidente”.
Por otra parte, el acuerdo con Argentina, que ahora debe aprobar el Congreso de dicho país para poner punto final, reconoce el derecho de Repsol a percibir 5.000 millones de dólares (unos 3.700 millones de euros) como compensación de dicha expropiación y las garantías del pago efectivo. Para ello, el Gobierno argentino entregará títulos de deuda pública en dólares mediante un paquete fijo de bonos por un valor nominal de 5.000 millones y 500 adicionales en intereses capitalizados y un paquete complementario, por valor máximo de 1.000 millones.
La entrega de los bonos se ajustará de manera que el valor de mercado de todos los bonos entregados a Repsol ascienda a 4.670 millones con un máximo de 6.000 de valor nominal. El interés promedio es del 8% y Repsol puede enajenar libremente los bonos y si obtuviera más de 5.000 millones de dólares (descontados gastos e intereses) el excedente se devolvería a Argentina. Las garantías consisten en que Repsol solo se dará por indemnizada cuando realmente reciba el dinero y, como garantía adicional, tiene derecho a acelerar la deuda y reclamar un arbitraje internacional.
Según Antonio Brufau, el acuerdo permite focalizarse al grupo en el crecimiento orgánico y abrir la posibilidad de crecimiento inorgánico con alguna compra. A Argentina, por su parrte, le abre la posibilidad de captar inversores internacionales. “Honestamente le deseamos lo mejor a Argentina, pese a que hemos sufrido mucho con este tema”, recalcó el presidente de Repsol. El futuro se centra en aumentar la posición en exploración y producción
Antes de entrar en harina sobre la empresa, Brufau habló del repunte de la economía “por la mayor consolidación fiscal de los países más avanzados y el saneamiento financiero de estos países”. Para el ejecutivo de Mollerussa, que alabó las reformas emprendidas por el Gobierno, el pasado año como el punto de inflexión y del cambio de tendencia. No obstante, subrayó el reto que supone acabar con el desempleo para sentar la mayor base de crecimiento.
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