Caja España ordenó vender preferentes sin decir que eran perpetuas
"Nos va la vida en ello", advrtió la entidad a sus empleados en 2009 a través de un correo
Caja España advirtió a sus empleados de que había que vender participaciones preferentes "sea como sea", para lo que les prohibió utilizar la palabra "perpetuo, aunque sean perpetuas" porque "suena muy mal". "Nos va la vida en ello", alertó la entidad en un correo electrónico remitido a sus oficinas en abril de 2009, al que ha tenido acceso Efe, en el que sostenía que la emisión de estos productos "reforzaba" su posición "de cara a movimientos entre cajas".
Asimismo, Caja España, hoy integrada en Ceiss, señalaba en una circular interna como público objetivo a "economías domésticas de todos los segmentos de edades", clientes que "buscan rentabilidad a largo plazo" o que desean "cobros periódicos de intereses", entre otros.
Las preferentes, que tenían el "doble cometido" de "captación de negocio y refuerzo del ratio de solvencia" de la caja, quedan definidas en dicho documento como un producto "ideal para la diversificación adecuada de las inversiones de los clientes", con una "periodicidad trimestral" en el cobro de intereses y que permiten captar "recursos ajenos de forma estable y a largo plazo".
En otro de los documentos, el entonces director de la División Comercial informaba a sus empleados de que "se incentivará la contratación de los productos, servicios o variables" con unos puntos que, posteriormente, "podrán canjearse por regalos de un catálogo, por tarjetas regalo o por un abono en cuenta de las liquidaciones mensuales de la nómina".
Documentos aportados a la causa
La Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (Adicae) ha asegurado en una nota de prensa que aportará estos documentos a los juzgados en los que mantiene demandas colectivas contra la entidad junto con las reclamaciones de otras 300 personas que se han sumado a las mismas.
En su opinión, "evidencian" que las preferentes fueron comercializadas de manera "intencionadamente engañosa" entre pequeños ahorradores sin perfil inversor, con el objetivo de obtener liquidez y mejorar así sus ratios de solvencia.
"No sólo no se aportó información suficiente a los preferentistas, sino que se les engañó deliberadamente para beneficio de la entidad manipulando a los clientes y evitando informar sobre una de las condiciones fundamentales que hacen tan peligroso este producto (su carácter perpetuo)", afirma.
Según Adicae, cuando la entidad registró pérdidas, miles de familias "se quedaron sin su dinero y fueron forzados a convertirse en accionistas con su correspondiente quita, viéndose ahora abocados a un proceso de canje que impone nuevas pérdidas".
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