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Días complicados para ‘bitcoin’

Las fluctuaciones de su cotización y las suspensiones de transacciones avivan el debate en torno al papel que puede desempeñar la moneda electrónica

Joseba Elola
'Bitcoins' acuñados por Mike Caldwell, un entusiasta de esta moneda virtual en Sandy (Utah), y fotografiados el 31 de enero.
'Bitcoins' acuñados por Mike Caldwell, un entusiasta de esta moneda virtual en Sandy (Utah), y fotografiados el 31 de enero. jim urquhart (reuters)

Un conocido inversor de Silicon Valley y un prestigioso bloguero de las finanzas se han enzarzado en una particular apuesta que recorre blogs y foros de los apasionados del bitcoin, moneda electrónica que no ha hecho otra cosa que generar debate desde su nacimiento en 2009. Ben Horowitz, que invirtió en plataformas como Facebook y Twitter cuando estas estaban naciendo, y Felix Salmon, conocido bloguero financiero de Reuters, se han jugado un par de calcetines de alpaca en torno al futuro de esta moneda cifrada y no regulada que se genera en Internet y que permite realizar pagos instantáneos en cualquier parte del mundo. Si dentro de cinco años un 10% de los norteamericanos han comprado algo con bitcoins, Horowitz habrá ganado. De lo contrario, lo habrá hecho Salmon.

Lo de los calcetines de alpaca obedece a que una firma que los vende en Estados Unidos fue la primera en aceptar esta criptomoneda (moneda codificada) como medio de pago en su web.

La moneda electrónica atraviesa días duros. Mt Gox, una de las mayores plataformas de cotización de bitcoins, suspendía el pasado 7 de febrero transacciones debido a problemas técnicos; Apple retiraba Blockchain, aplicación compatible con bitcoin; y, a principios de esta semana, Rusia prohibía el uso de esta moneda en su territorio, siguiendo así los pasos de China, que hizo lo propio a finales del año pasado.

Bitcoin es una moneda que permite transacciones entre usuarios vía P2P, intercambio de información entre iguales, cauce utilizado en el intercambio de archivos de cine y música.

La persona que los adquiere en Internet consigue una clave alfanumérica —letras y números— de entre 27 y 34 caracteres que le permite hacer pagos a otras personas que dispongan de una cartera electrónica.

“Sufrió un ‘corralito’, y ya lleva varios”, dice el economista Andrés Alonso

En el último mes, su cotización se venía manteniendo más o menos estable en torno a los 850 dólares. En sus primeros compases llegó a costar 10 dólares. Pero, esta semana, tras la suspensión de Mt Gox, bajaba hasta la órbita de los 600.

“Ironías de la vida”, señala Andrés Alonso, economista especializado en finanzas del blog sintetia.com, “bitcoin sufrió un corralito, y ya lleva varios”. Mt Gox congelaba las retiradas de fondos y los movimientos de la moneda. “El problema es que se podían renombrar las transferencias”, explica Alonso, “un fallo atribuible al algoritmo”.

La accidentada singladura de esta moneda electrónica ha vuelve a resucitar el debate sobre su solidez y futuro.

Bitcoin es un fenómeno que despierta todo tipo de reacciones. Sus defensores consideran que revolucionará el comercio electrónico y el sistema económico establecido.

La firma de capital riesgo Adreessen Horowitz ha invertido cerca de 36,5 millones de euros (50 millones de dólares) en empresas relacionadas con bitcoin. Marc Adreessen, uno de sus socios, defendía en un artículo publicado a finales de enero en The New York Times que bitcoin será una revolución.

Sus detractores, sin embargo, estiman que se trata de una fiebre que está creando una gigantesca burbuja. Entre estos últimos, el prestigioso economista y profesor de la neoyorquina Universidad de Columbia Xavier Sala-i-Martín.

Pedro Durá, profesor de Economía Monetaria y Financiera de la Universidad Complutense de Madrid, considera normales las fluctuaciones que viene experimentando la moneda: son pocos los poseedores de bitcoins y escasas las operaciones que realizan. “Es un mercado poco líquido”, explica, “una operación de algún poseedor de un gran volumen de bitcoins hace que su cotización suba o baje mucho”. Durá explica que con el bitcoin ocurre como con otros muchos activos que el mercado desconoce: la cotización fluctúa (como ocurre con las nuevas acciones que irrumpen en Bolsa) hasta que los operadores las van conociendo. “Tampoco extraña que algunos Gobiernos, si lo ven como una amenaza a su monopolio, lo limiten”, asegura.

“No hay que tenerle miedo”, asegura el profesor Pedro Durá

Esta es una de las claves. Bitcoin podría ser a la banca lo que las descargas a la música y las películas, dicen sus defensores: una amenaza. Permite intercambiar dinero sin intermediarios. De ahí, los obstáculos que encuentra en su camino, arguyen.

Durá es de los que piensan que se trata de un fenómeno interesante al que hay que seguir la pista. “No hay que tenerle miedo, el consumidor puede salir favorecido. Los que temen a bitcoin son los que tienen el monopolio de emisión de la moneda”, explica. “Una moneda que haga competencia a la que emiten los Gobiernos puede ser buena para que estos la cuiden y limiten sus emisiones”.

La oferta de bitcoins está limitada. Esa es una de las ventajas, esgrimen sus defensores. Crece a un ritmo que depende de la resolución de operaciones exponencialmente complejas que se resuelven mediante ordenadores. Se generan, aproximadamente, 25 bitcoins cada 10 minutos. La emisión se va reduciendo con el paso del tiempo. En 2140 habrá 21 millones de bitcoin y ya no habrá más. En estos momentos hay en torno a 12,5 millones en circulación.

Andrés Alonso, de sintetia.com, considera, no obstante, que el bitcoin es una apuesta arriesgada. Es más un activo que una moneda, dice. “Todo el mundo quiere atesorarlo, por eso no desempeña un papel como moneda”, manifiesta. “Es más bien como el oro, como el petróleo. Es el oro 2.0”. Alonso dice que el bitcoin es poco estable y demasiado volátil, por lo que no constituye una alternativa al euro o al dólar. “El punto fuerte del euro y el dólar es que tienen un respaldo legal; con bitcoin, dependes de la tecnología”, resume.

Pablo Soto, abanderado del libre intercambio de archivos P2P en España contra el que llevan años batallando las compañías discográficas en los tribunales, se muestra crítico. “Bitcoin es el sueño de los neoliberales, de los anarcocapitalistas”, ilustra. “Es una alternativa que puede ser peor que lo que tenemos en términos de concentración de capital”.

Un futuro con criptomonedas

J. E.

Los defensores de bitcoin atribuyen gran parte de los problemas que atraviesa esta moneda a la resistencia de Gobiernos y grandes bancos ante algo sobre lo que no tienen control. "Es una amenaza al esquema tradicional, estamos dando el poder al usuario", sostiene Alexandre Saiz, que trabaja en el desarrollo de aplicaciones de comercio electrónico y que acepta bitcoins en Telepienso.com.

Francisco González, presidente de BBVA, decía, en alusión al bitcoin, el pasado 31 de enero: "Es un juego muy peligroso, muchos banqueros centrales han advertido de que es algo de altísimo riesgo".

El desarrollador Pablo Soto, por su parte, confiesa tener sentimientos encontrados: hay una parte, la de otorgar el poder a la gente, que le atrae. Pero, en línea con otros críticos, señala que bitcoin puede contener ciertos elementos de estafa piramidal.

Victoriano Urbina, economista, ingeniero y consultor, considera que se trata de una moneda más pura que muchas de las que manejamos dado que su emisión está limitada. “La moneda en papel sí que es una estafa piramidal, porque la autoridad monetaria puede fabricar tanta como quiere”. Y añade: “El cambio es imparable. El concepto es disruptivo: Internet aplicado al dinero”.

En eso parece haber un cierto quórum: la tecnología desarrollada con bitcoin deparará cambios. "Se trata de una tecnología valiosa de cara al futuro", asegura el economista Andrés Alonso. David Barroso, experto en seguridad informática, alude a la existencia de otras monedas como Litecoin y declara: "Igual bitcoin desaparece porque lo destruyen o lo prohíben. Pero puede emerger cualquier otra moneda".

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Sobre la firma

Joseba Elola
Es el responsable del suplemento 'Ideas', espacio de pensamiento, análisis y debate de EL PAÍS, desde 2018. Anteriormente, de 2015 a 2018, se centró, como redactor, en publicar historias sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad, así como entrevistas y reportajes relacionados con temas culturales para 'Ideas' y 'El País Semanal'.

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