Cal y arena ante los tests de estrés
Donde el sistema bancario español puede encontrarse el principal elemento de riesgo es en sus elevadas tenencias de deuda pública
El examen a la banca europea, previo a la asunción de responsabilidades supervisoras —primer pilar de la Unión Bancaria— por parte del Banco Central Europeo (BCE), determinará las necesidades de capital en cada banco, sobre la base de un ejercicio comprensivo, del que la parte más “temida” es la referente a los denominados tests de estrés, que analizan la capacidad de cada banco para afrontar escenarios extremos, sin consumir su capital más allá de ciertos límites. Es por ello que se esperaba con cierta impaciencia el anuncio por parte de la autoridad bancaria europea (EBA, por sus siglas en inglés) de los principales elementos a considerar en dicha prueba.
Sin menoscabo de una cierta decepción en la nota publicada por EBA, por cuanto no será hasta finales de abril cuando queden definidos la metodología y los escenarios a aplicar en dichos tests, de la misma cabe extraer algunos elementos que merece la pena destacar, y que dejan una mezcla agridulce desde la perspectiva española.
Como aspecto positivo, el capital mínimo al que se exige llegar en el escenario adverso se ha reducido hasta el 5,5% (medido sobre el concepto más puro de capital, el conocido como “common equity tier 1”), nivel algo menor que el que cabía anticipar de algunas manifestaciones previas de EBA o BCE. De hecho, el nivel de capital que se va a exigir es aproximadamente similar —teniendo en cuenta que se miden sobre conceptos ligeramente distintos— al nivel mínimo exigido en los tests de estrés que se realizó para la banca española en 2012, como paso previo para determinar los importes de capitalización en el marco del rescate bancario.
En la medida en que la banca española ya superó esos tests, o se capitalizó para cumplir con ellos, y si se tiene en cuenta que la realidad hasta hoy ha sido algo menos mala de lo que definían los escenarios adversos que en ellos se anticipaban, cabe concluir que la banca española no debería temer grandes sustos por el lado del riesgo de crédito, sin duda el más relevante en los tests anteriores, especialmente el asociado al crédito inmobiliario.
Donde el sistema bancario español puede encontrarse el principal elemento de riesgo es, por el contrario, en sus elevadas tenencias de deuda pública, sobre la cual la nota publicada por EBA no deja ninguna duda en cuanto a que va a ser sometida a estrés, por riesgo de crédito y de mercado. Anticipando que ello podría ocurrir, la banca española se deshizo de casi 50.000 millones de deuda pública en los últimos meses de 2013, pero con todo llegaba a final de año —cuyo balance de cierre se tomará como base para los ejercicios de estrés— con más de 200.000 millones de deuda pública en sus balances, cifra que supera a la de recursos propios totales de la banca. El riesgo que para estos se derive de esas tenencias, dependerá de los escenarios de deterioro que se imponga sobre el valor de la deuda pública, y que no deberían ser muy agresivos, so pena de profundizar de nuevo en el peligroso círculo vicioso entre riesgos bancario y riesgos soberanos, cuya superación era uno de los objetivos básicos de la creación de la unión bancaria.
Ángel Bergés e Itziar Sola son profesores de AFI - Escuela de Finanzas
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