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“Ahora se admite como obvio lo que hace siete años se tachaba de manifiesto comunista”

En Brasil se ha desaprovechado la oportunidad de los Juegos Olímpicos. Ha salido lo que querían los grandes promotores, no lo mejor para la ciudadanía

Jordi Borja, doctor en Geografía Urbana, es profesor de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC).
Jordi Borja, doctor en Geografía Urbana, es profesor de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC).Carlos Rosillo

A mayor especulación urbanística por el capital privado, mayores costes sociales

Jordi Borja, doctor en Geografía Urbana, es profesor de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC). Consultor internacional, ha trabajado especialmente en América latina, Francia y España y ha sido profesor invitado en múltiples universidades del mundo. Participó en la transición de Barcelona desde el gobierno municipal de 19983 a 1995. Su análisis, en plena resaca de la crisis, se extiende a toda España donde se produce consenso en el campo teórico: sí a la rehabilitación y a la reutilización, sin perder la esencia, de los lugares.

Pregunta. ¿Juegos Olímpicos en Brasil o la oportunidad perdida?

Respuesta. En Brasil pueden ir -como sucedió en España con el boom inmobiliario- en la dirección de la especulación urbana, de entender la ciudad como oportunidad de negocios y esto es pan para hoy y hambre para mañana. Hay que tener en cuenta que el Comité Olímpico Internacional no evalúa los impactos urbanos o las soluciones urbanísticas, sino solo lo relativo a la celebración: la seguridad o la colaboración entre las instituciones, la financiación y la calidad de los proyectos de equipamientos deportivos y de las residencias para los olímpicos y la movilidad.

Borja conoce bien la ciudad ya que ha trabajado en el plan estratégico de Río como, previamente, había participado en el de Barcelona. "Lo que ha salido es lo que querían los grandes promotores inmobiliarios, desaprovechando la oportunidad de actuar en la zona central de la ciudad, de generar dinámicas positivas hacia el norte donde viven millones de personas con un gran déficit urbano".

Explica que, en el estudio del proyecto urbanístico de la ciudad, se preparaban los proyectos con un grupo de promotores inmobiliarios. Como resultado, inicialmente, el 50% de las inversiones iban a zonas ricas y alejadas, agravando la segregación social, con más costes energéticos y más congestión en cuanto al transporte... "En Río las zonas ricas están al sur: Ipanema, Copacabana y Barra de Tijuca, donde van gran parte de las inversiones. Algo aberrante cuando el área central permitía que se celebrasen los Juegos Olímpicos, con el estadio de Maracaná, San Cristóbal, el centro administrativo, la zona del puerto donde había mucho espacio disponible. Las expectativas de trabajo explican, a su juicio, la tibieza de las críticas de los arquitectos brasileños.

Borja no se muerde la lengua tampoco cuando habla de España y denuncia parálisis en el urbanismo de Barcelona. "Se buscan operaciones que generan negocio y especulación , pero como no hay dinero para diseñar objetos arquitecturales, las pocas propuestas son absurdas y negativas, como privatizar zonas del área portuaria e instalar grandes barcos hoteles... Provoca rechazo social".

La ciudad, a su juicio, sobrevive porque es una ciudad que tiene calidad urbana muy consolidada y hay vida colectiva. El turismo es la única actividad que está creciendo.

P. En qué situación estamos en España, tras la crisis?

R. Hemos aprendido dos cosas. Promotores y constructores, todos están ahora a favor de la rehabilitación. Hasta hace tres o cuatro años, querían demoler. Y así se ha liquidado la memoria urbana para hacer un negocio inmediato, como ha sucedido con gran parte del patrimonio industrial, en lugar de reutilizarlo manteniendo su especificidad.

P. ¿Y la segunda?

R. Se va extendiendo en la sociedad la cultura crítica de por qué hemos llegado a esta situación y no se proponen ya ciudades perdidas como la del Pocero, en Seseña (Toledo). La cultura urbanística ha mejorado un poco...

P. Una nota positiva que añadir

R. Hace cinco, siete años decías que los Seseña responden a una cultura urbana de acumulación de capital y explotación del territorio y que, a mayor especulación, hay más costes sociales que pagan una gran parte de la población y todo esto, que es obvio, antes sonaba a manifiesto comunista. Ahora, se entiende.

P. ¿Seseña lo pagamos todos?

R. Si generas una población dispersa a la que envías lejos, tendrá vivienda , pero estará pagando un coste social. No podemos quedarnos en el derecho a la vivienda sino en el derecho a la ciudad. Una vivienda sin espacio público, sin equipamiento, mezcla social, compacidad, acceso a los transportes, sin visibilidad... no sirve. Es la exclusión. Puedes tener una vivienda relativamente digna , pero puede ser excluyente.

P. Se están privatizando bloques de viviendas de alquiler protegido público.

R. Uno de los aspectos más desagradables de las tendencias neoliberales es la privatización de barrios enteros. Es un fenómeno bastante general y se ha desarrollado en América. La privatización forma parte de un mecanismo de segregación social, de exclusión de colectivos más o menos molestos o críticos.

P. ¿Adiós a vivienda pública y también a la arquitectura singularísima?

R. Durante mucho tiempo han primado los arquitectos divos que han sido y son cómplices y legitimadores del poder político y económico, que hacen su obra aislada para favorecer un desarrollo especulativo en una determinada zona.

P. ¿Y casos como el del museo Guggenheim en Bilbao?

R. Parece el factor causal pero ha salido ligado a un periodo de reactivación economía y a una operación bien planteada, la operación Ría 2000 en Bilbao, con una fuerte intervención del sector público y un acuerdo entre el Gobierno de España, el vasco y el de la ciudad.

DESTACADOS:

Los arquitectos brasileños han sido tibios en las críticas al proyecto olímpico, por las expectativas de trabajo que abre

Una vivienda digna puede ser excluyente si está en una zona sin equipamientos

SEGUNDA PIEZA PARA PONERLA COMO SUBTÍTULO EN NEGRITA /

Título: El derecho a la ciudad, frente al derecho a una vivienda

Subtítulo: Hay una relación directa entre medio urbano y bienestar social

I. DE LAV.

"Ciudades, una ecuación imposible", es el título de un libro que ha coordinado el profesor Jordi Borja. Editado por Icaria, pertenece a la colección Antracyt que tiene como finalidad fomentar el debate; en este caso, sobre la ciudad y contando con la aportación de casi una veintena de expertos. El capítulo del profesor de la UOC parte de que hay una relación directa entre medio urbano y derechos sociales. Y reivindica el derecho a la ciudad frente al caos urbano de las grandes áreas urbanizadas, barrios cerrados o marginales, atomización social, insostenibilidad ambiental...

Un caos del que es responsable intelectual un capitalismo financiero desregulado y un entorno político y económico que ha hecho de la urbanización especulativa su forma principal de acumulación. La transición del capitalismo industrial al financiero ha usado la urbanización (infraestructuras de movilidad y servicios básicos, boom inmobiliario y especulación el suelo) en favor de procesos de acumulación y concentración de capital cuyos beneficios (privados) se volatilizan mientras que los costes sociales se multiplican.

"Tenemos derecho a la ciudad, no solo a una vivienda digna porque ésta, en barrios cerrados, de clases medias, alta o baja, genera un déficit de ciudadanía. La ciudad es integradora y creativa cuando hay mezcla de actividad y vivienda. Hacer viviendas con movilidad reducida, sin acceso fácil e inmediato a una centralidad... es convertir al habitante en un no-ciudadano o un ciudadano con de derechos reducidos.

"Vivimos en un mundo que tiende a universalizar la urbanización y a la vez pone en cuestión la ciudad como un ámbito de libertad, de integración social, de derechos reconocidos y de progreso. Desarrollar el derecho a la ciudad es una de las grandes tareas intelectuales y políticas de este momento histórico", escribe.

Como concepto, el derecho a la ciudad sirve para evaluar la evolución de las ciudades y la calidad democrática de las políticas públicas y como movilizador. Su importancia reside en que plantea una crítica radical y global a los modelos de desarrollo urbano dominantes y concibe las demandas y aspiraciones sociales como un todo.

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